Por Lacho Meilán
“Los pueblos tienen a los gobernantes que se merecen”. Esta frase atribuida inicialmente al filósofo francés Joseph De Maistre en tiempos de la Revolución Francesa, ha tenido un histórico uso peyorativo para denostar a países y naciones que de manera voluntaria o no, permitieron gestiones que, a la larga fracasaron o no fueron exitosas.
Es llamativo que haya prevalecido a lo largo de los siglos y en distintos lugares del mundo, lo que significa que, indefectiblemente, los pueblos han cometido errores históricos. Y nuestro país, sin dudas, no ha sido la excepción.
Enumerar nuestros errores históricos sería un ejercicio insustancial. Pero si llegamos a puntos “límite”, con crisis interminables y estadísticas que nos depositan entre las naciones “más pobres” del planeta, o con mayor inflación, o entre las que poseen la “menor calidad educativa”, según las estadísticas globales, es porque no hicimos las cosas bien.
Otro adagio popular muy utilizado es el que señala que “a un pueblo educado, no se lo engaña fácilmente”. Aquí no hay referente filosófico. Pero la frase se viene repitiendo desde hace décadas. Y al parecer, sólo es una expresión de deseo.
Días atrás, un lector de Jornada escuchó decir por ahí decir que la propuesta de dolarización que hizo Milei en su campaña para las PASO de agosto, podría implicar que si hoy un trabajador gana 100 mil pesos, cuando la economía esté dolarizada ganará 100 mil dólares.
Tal aberración conceptual es inadmisible desde todo punto de vista. Sin embargo alguien la tomó como cierta, y sin demasiado análisis, se regocijó con la promesa del candidato, generando el temor más alarmante de quien se consideró “más preparado” para entender la idea.
El economista Jorge Day, referente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), dijo este jueves en Radio Jornada, que en tiempos de elecciones “los anuncios son parte del show electoral”.
Lo dijo por el anuncio de eliminar el Impuesto a las Ganancias que horas antes había hecho el actual ministro de Economía, Sergio Massa. Lo que señala Day, es una forma de hacer entender que, cuando los políticos están en campaña, casi que tienen permitido mentir.
La Teoría de la Comunicación de la “Aguja Hipodérmica”, una de las más antiguas en el estudio de esa ciencia social (data de principios del siglo XX), señala también que es posible “mentir y mentir porque algo quedará” en las mentes de la población.
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Es una teoría que denosta a las masas. Que considera que los pueblos masificados, no logran pensar de manera adecuada, o porque no entienden, o porque no están suficientemente preparados para entender. Significa también que al momento de elegir, todos estamos expuestos a que se nos engañe (o que nos dejemos engañar) con facilidad, a que tomemos decisiones sin pensar, sin demasiado análisis.
Una vez más, la respuesta no está en la sinrazón. La respuesta está en cada uno de nosotros. Y en renovar el llamado a la reflexión, a tratar de entender lo que los candidatos dicen y sobre todo, a tratar de avizorar si sus promesas son realmente posibles o si sólo forman parte de una “inyeccón hipodérmica” que intentan colocarnos.
Analizar los discursos, conocer la historia de quienes desean postularse, buscar datos de sus actitudes, de sus ideas, de sus planteos, es hoy algo muy fácil para cualquiera.
Porque cualquiera puede “googlear” toda la información, escuchar a los analistas en las radios, leer los diarios que hoy están a mano en el teléfono celular. Informarse.
Es necesario entonces utilizar todas las herramientas a nuestro alcance. Y no dejar que nos engañen fácilmente.