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Argentina 2024: lejos del país pensado por Alberdi y Roca

Con más de la mitad de la gente pobre, la leche más cara del mundo, colas de 4 cuadras en comedores comunitarios, alimentos casi vencidos que el Estado no entrega y corrupción persistente, el sueño libertario de volver al país ideado por aquellos próceres sigue lejano.
 

06/06/2024 08:58
Crédito foto: ZIPERARTE /Seúl
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En no pocas ocasiones, el presidente Javier Milei ha hecho referencia a las ideas y acciones que entre mitad y fines del siglo XIX fueron impulsadas por políticos de esa época, citando entre otros, a Juan Bautista Alberdi y a Julio Argentino Roca.
Para Milei, Roca, principal referente de la Generación del 80, es “el padre de la Argentina moderna”, esa que creció vertiginosamente en 35 años y se posicionó como primera potencia mundial a principios del siglo XX.
“Nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo, cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos, si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios’”, dijo Milei el pasado 10 de diciembre, citando a Roca y haciendo alusión a los duros tiempos que llegaban.
En realidad, Milei recurre a los dichos de Roca porque éstos reflejan las ideas de la llamada “Generación del 37”, en la que brillaron prohombres como Alberdi (de quien sacó la idea para nombrar a la “Ley Bases” que hoy discute el Senado), Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento. Aunque en esa generación también figuraba Esteban Echeverría, quizás su principal impulsor, que promovía ideas más ligadas al socialismo, llamativamente eludidas por el libertario.

De todos modos, y más allá de las gambetas políticas que Milei -sin dudas- sabe usar, el rescate de las ideas de aquellos próceres es válido, pues todos tenían en común hacer grande a la Patria, promoviendo la libertad y el bienestar económico del país.

Es cierto que el actual presidente ha dicho y reiterado que los resultados no serán inmediatos. Y que el esfuerzo de la gente debe ser inmenso. Sin embargo, los datos, las cifras y los hechos, hacen ver como muy lejano el tiempo de bonanza.
Datos como que la leche en nuestro país es la más caras del mundo desalientan notablemente. Según un informe de la consultora Javier Miglino y Asociados, el valor promedio de la leche es de 1,5 dólares mientras que en EEUU sólo cuesta U$D 0,94, en España U$D 0,91 y en Francia apenas 0,74 dólares, por citar algunos ejemplos.
Cifras como que en poco más de un trimestre la pobreza pasó del 44,7% al 55,5%, tal como indica el estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, son devastadores para la pretensión de mejorar.
Ese estudio muestra también que la indigencia, que en diciembre pasado era del 9,6% y en marzo casi se duplicó, llegando al 17,5%.

Eso significa que más de la mitad de los argentinos no cubren la canasta básica total y casi 2 de cada 10 compatriotas, no logran alimentarse adecuadamente.
Hechos como las cuatro cuadras de cola que se vieron la noche del martes en el comedor Los Horneritos de Las Heras, con el sólo fin de comer fideos con tuco, dan cuenta de la alimentación inadecuada. Fue un número equivalente a 300 familias el que acudió a la solidaridad de Gabriela Carmona para poder tan solo cenar fideos.

O lo sucedido en el Ministerio de Capital Humano, con millones de kilos de alimentos no entregados y alojados en depósitos de Villa Martelli (Buenos Aires) y Tafí Viejo (Tucumán) -algunos con próximo vencimiento para ser consumidos-, tampoco ayuda a que el país se muestre en vías de salir de la crisis.

Es cierto. Hoy esos alimentos se están entregando. También es cierto que este es un problema que ocasionó la política y muy probablemente, la corrupción que no cesa.
Pero tampoco ayuda que el Gobierno, en lugar de rápidamente resolver el problema, haya preferido detenerse a atacar a quienes cuestionaban la situación sin escatimar esfuerzos en volver a culpar al kirchnerismo, que indudablemente tuvo responsabilidad.


El propio Milei salió a decir que Sandra Pettovello -sin experiencia previa en política y cargos públicos- es “la mejor ministra de la historia”, por su labor en Capital Humano. Eso no suena serio. Y menos con la urgencia de resolver los problemas de la gente.

Las ideas que se promovían a fines del siglo XIX y que sirvieron para transformar al país a principios del 1900, hoy, en pleno siglo XXI pueden ser muy atractivas desde lo discursivo.
Pero si no se acompañan con reflejos del Ejecutivo para resolver los temas de inmediato, con el fin de generar hechos positivos contundentes, revertir las cifras negativas y obtener datos más favorables para los consumidores, difícilmente se logren las metas planteadas.

Estamos al principio de un supuesto cambio de rumbo. Pero todavía no se ve que estemos haciendo bien las cosas.
De hecho, todavía estamos muy lejos de lo que imaginaron aquellos próceres de la generación del 37 o del 80, como Alberdi o Roca.

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