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Se fue Guzmán... ¿Y ahora?

Se fue Guzmán, un par de horas antes de que se escriba esta nota. Mientras hablaba Cristina, se conoció su decisión. Quizás no casualmente: fue desde el Frente de Todos, no desde sectores opositores, que se puso objeciones a su gestión

Redacción
02/07/2022 21:57
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

No se advierte la alegría que se esperaba entre sus detractores. De golpe, se advierten el peligro y el vacío. ¿Y si viene una corrida? ¿Y si se desarreglan los ya bastante débiles equilibrios macroeconómicos? ¿Y si se impone Massa –hace rato trabaja para esto- y va al ministerio alguien más cercano al neoliberalismo? ¿Y si de golpe es Redrado el que pueda aparecer como prenda del “gran acuerdo nacional” a que está llamando Cristina?

Nadie lo sabe. Guzmán habló de que su salida es oportunidad para un nuevo equilibrio en la coalición gobernante, y para que acabe la interminable exhibición pública de ataques y reclamos, esos que algunos pretenden naturalizar con un inverosímil “déjennos hablar”: es sabido que así nadie habla en internas políticas. Lo cierto es que la salida del ministro puede ser ocasión de conciliación, o cuanto menos de barajar y dar de nuevo.



Sin Kulfas ni Guzmán, poco de propio le queda al presidente en el gobierno. Es verdad que al cambiar Kulfas por Scioli hizo una jugada que le permitió mantener a alguien que le es cercano, y que no cae mal a Cristina. Pero Economía es un lugar aún más importante. ¿Quién podrá ocupar el sitio?

Si es alguien lejano al Instituto Patria, podrá reiniciarse el ciclo y recomenzar las críticas. A su vez, alguien como Massa tiene la ventaja de ser cercano a Alberto, y haber frecuentado a Máximo en los dos últimos años. Pero resulta demasiado cercano a las posiciones de los Estados Unidos, y decepcionaría a un sector del kirchnerismo, quizás el menos encuadrado pero de magnitud nada menor. Habrá que ver.



Guzmán fue muy vapuleado, pero su gestión tiene logros: la negociación con los acreedores privados de deuda externa, la subida del dólar por debajo de la inflación, la superación de varios intentos de corridas cambiarias, un acuerdo nada vergonzante con el Fondo Monetario que muchos aún hoy critican, pero que era la única opción alternativa al salto al vacío del no pago de la deuda contraída por Macri.

El punto que se le criticó: la no suficiente redistribución del ingreso, dificultada por la deuda, la pandemia y la guerra. Y la alta inflación, seguro favorecida por la emisión para pagar los sueldos de decenas de miles de empresas para que no cerraran –y no dejaran sin trabajo a sus empleados- durante la pandemia.

¿Alguien puede con la inflación? Casi ninguna idea seria se ha escuchado. La postura de Cristina de que la suba de precios depende casi exclusivamente del bimonetarismo, parece parcial: esa es una causa, pero seguro no la única. Lanzar un plan a lo Cavallo, basado en deuda y ajuste, está descartado en este gobierno. Queda uno a lo Gelbard: acuerdo de Estado, empresarios y sindicalistas (ahora también, líderes de movimientos sociales) para congelar variables salariales y de precios por varios meses. Muy difícil, sobre todo porque implica dejar quietos los salarios: pero es que la idea contraria, de aumentar sueldos hasta el 60% y a la vez bajar la inflación, parece la cuadratura del círculo.



Si el Instituto Patria logra un ministro propio, podrá verse a los pingos correr en la cancha, y determinarse en qué medida las exigencias de aumentos redistributivos, quita de poder a los grandes monopolios y baja perentoria de la inflación, son efectivamente realizables de manera simultánea y en plazo relativamente breve.

Es una oportunidad de relanzamiento, también puede ser una de quiebre: de quiebre interno en el Frente de Todos –donde son más las alusiones retóricas a la unidad que las acciones que tiendan a sostenerla-, o del quiebre económico que buscan Macri y los suyos, para tratar de llegar ellos al gobierno en condición de previa tierra arrasada.

Todo está por verse. Guzmán se fue. Los rostros de quienes colaboraron a su salida, todavía no se advierten satisfechos.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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