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Ese Himno no es el nuestro

Se escuchó el Himno de Estados Unidos en ceremonia presidida por Milei. Fue a la 1 de la mañana, para evitar consecuencias. Petri llamado al Congreso a dar explicaciones. Miles de cesanteados para lograr déficit cero: lo de “ñoquis”, un cuento. Un sector de la Univ. Nacional de Cuyo apoya el Pacto de mayo, ante el rechazo de otros sectores. 

Redacción
06/04/2024 21:44
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

  Insólito: en una ceremonia en que era anfitrión el presidente, se escuchó el Himno de los Estados Unidos. El gobernador de Tierra del Fuego fue ausente con aviso, pues declaró “persona non grata” a la jefa del Comando Sur, a la que siguió Milei hasta allá lejos. El presidente no había ido al Sur en el muy reciente aniversario de Malvinas, lo cual no dejó de plantear resquemores.

  En una sociedad anestesiada por la idea que una mitad de los argentinos sostiene: hay que sufrir para después estar mejor -como en el tango de Espósito-, pueden ocurrir hechos que en otro tiempo hubieran desatado tempestades. La CIA, de triste desprestigio y memoria, responsable de cientos de desestabilizaciones, atentados y acciones encubiertas, se presenta en Argentina a través de su jefe: todo normal. Y ahora reitera su presencia -ya van varias visitas- la jefa del Comando Sur de Estados Unidos. Vino incluso en el gobierno anterior: la recibió Cristina Fernández. Pero ahora, tras sus declaraciones sobre el valor de nuestro gas y nuestro litio, nuestra agua y nuestras “tierras raras”, el giro geopolítico en favor de Estados Unidos se lleva a la caricatura, y propalamos -a la 1 de la mañana, eso sí- el Himno de Estados Unidos en una ceremonia dentro de nuestro territorio: con todo lo de problemático que ello resulta para la soberanía nacional.

  La Sra. Richardson no ha sido discreta ni cuidadosa: su lenguaje recuerda lo peor de los tiempos de la visita de Rockefeller y la Guerra Fría. No somos una colonia: pero el presidente no piensa como nosotros, pues prometió una base conjunta con Estados Unidos en Tierra del Fuego. Iniciativa muy problemática -tropas extranjeras dentro del país- que obviamente no puede sostenerse sin la aprobación explícita del Congreso.

  El ideario del anarquismo capitalista de Milei no sabe de patrias, naciones ni Estados nacionales. El mercado no reconoce banderas ni fronteras. Pero la mayoría de los argentinos sí nos reconocemos en nuestras tradiciones nacionales: y no estamos dispuestos a resignarlas. El acto en Ushuaia ha sido un golpe a la identidad del país, así como la base militar puede ser de fuerte impacto en nuestro orgullo nacional.

  Puestos en relaciones carnales con los Estados Unidos, entramos en problemas diplomáticos con China que en nada nos convienen: es un enorme socio comercial. No debiéramos tomar partido en la competencia entre los dos colosos: es problema de ellos. Pero hemos entrado para ponernos en favor del país del Norte, con la pérdida del swap que China nos había otorgado, la salida inopinada de los Brics que nos debilita económicamente, y la interrupción de la represa que se construía en Santa Cruz.

  Agréguese ahora la campaña -de obvio diseño en Washington- contra la base de análisis espacial gestionada por China en Neuquén. Es una base aprobada por Cristina Kirchner, pero terminada de construir e inaugurada en tiempos de Macri. Una base donde entran proveedores argentinos, y donde hay trabajadores argentinos. Una base equivalente a la que países de la OTAN tienen en Malargüe, provincia de Mendoza. No vemos que se proteste contra esta última, y en verdad no debiera protestarse.

  Por supuesto, cualquier base en nuestro territorio puede y debe ser monitoreada: en verdad, ya se lo hizo con la base china en tiempos de Macri. Se lo puede volver a realizar -y se debiera hacerlo también con la de Malargüe-, pero no bajo la campaña periodística de sospecha sobre una supuesta base militar que se escondería bajo el aspecto de lo astronómico. Eso es pura propaganda de guerra proveniente del Norte.

  Lo que sí parece que sería base militar es lo de Ushuaia, y se haría con Estados Unidos. Se suma a los permisos dados a Fuerzas armadas de ese país en el control del tránsito del Río Paraná. Ambas cuestiones son obviamente delicadas y problemáticas, y requieren de explícito permiso de un Congreso que no ha tenido ocasión de tratarlas.

 

No sumarse al clima mundial de guerra: no jugar con fuego

  La situación internacional es de tensión nunca vista en las últimas décadas. El ataque al consulado iraní en Damasco, atribuido a Israel, dejó varios muertos y un juramento de represalia del país de mayoría chiíta. La tensión en Medio Oriente aumenta. Israel mata también a varios actores de ayuda humanitaria en Gaza, en un nuevo “error”, según la versión oficial: Estados Unidos lo conmina a acabar con los ataques a esa ayuda imprescindible. Israel degrada a dos responsables de la masacre, lo que no compensa en nada a los perjudicados.

  La relación de Israel con Estados Unidos es mala, aunque no parezca advertirlo la política exterior de Milei. Biden necesita que los ataques a Gaza finalicen, porque le golpean en sus posibilidades electorales: todas las semanas hay protestas en EE.UU. contra las acciones ofensivas que han dejado 32.000 muertos, y no pueden justificarse como “derecho a defensa” en relación a 1200 muertos propios. Pero Netanyahu no puede parar: apenas terminen las acciones bélicas, podría ir preso por las causas judiciales en su contra. De tal modo, los dos líderes tienen intereses contrapuestos.

  En Ucrania las cosas no van mejor. La propaganda occidental pretende tapar el sol con un dedo, y mostrar improbables logros de las tropas ucranianas. Se sabe: Ucrania ya perdió. Y como para la OTAN es un papelón haberse comprometido contra un solo país y perder, está la disposición a subir la apuesta. Macron, vengándose de los movimientos contra los negocios/negociados de Francia en sus excolonias africanas -donde Rusia ha apoyado a movimientos locales- clama por llevar tropas propias a Ucrania, contradiciendo abiertamente el sentido defensivo que dice tener la OTAN.

  Toda Europa busca vengar la derrota, y presentarla como un supuesto “peligro ruso” sobre el continente. Y para defenderse del inventado peligro, se lanza a una insensata carrera militar. A profundizar la crisis económica que se inició con la falta del petróleo y gas rusos, ahora en una enjundia de producción bélica, que disminuirá la inversión en otras áreas y achatará el gasto social. Las extremas derechas, de parabienes: Orban en Hungría, es el único que no se suma a la efervescencia guerrera.

  En este desastroso panorama mundial, no hay lugar para juegos ni distracciones. Una Argentina que se mete en apoyo irrestricto a Israel cuando el conflicto con los países de mayoría musulmana es flagrante, en vez de guardar una posición discreta y de defensa de la paz; y un alineamiento con Estados Unidos que se vuelve hoy apoyo hacia la OTAN contra Rusia cuando suenan tambores de guerra, nos envuelve en problemas que no son nuestros. Que no queremos. Y que pueden tener enormes costos en vidas humanas y en mantenimiento de la tranquilidad social.

 

Nos ocupamos de represión, no de seguridad ciudadana

  Mientras, nueve presos se fugaron sin problema de una comisaría de San Telmo. No se los ha encontrado, y han pasado varios días. Algunos son de alta peligrosidad. No importa: el discurso securitario de Bullrich parece muy lejano a los problemas de la población. Las fuerzas de seguridad, según se advierte, están ahora al servicio de la represión. Fue Kicilof quien tuvo que ayudar a Pullaro contra los narcos, ante las limitaciones de lo aportado por el gobierno nacional.

  Y las fuerzas de seguridad se agrupan de a miles de efectivos contra los cesanteados de ATE el miércoles, contra los maestros y jubilados el jueves, contra los de ATE nuevamente el viernes. Como dice Bullrich, “no nos van a cansar”. ¿Y la lucha contra los narcos? ¿Y la seguridad ciudadana, vulnerada todos los días según muestra la tv? Esa te la debo.

  Mientras, sigue el cuento infantil de “los ñoquis” para explicar las cesantías. Hay entre los echados, personas con más de quince años de servicio: y en la gran mayoría de los casos son personas que cumplen sus funciones, siendo actividades socialmente necesarias. Obviamente, no ha habido ningún análisis de fojas de servicio. Aquí no se persigue ñoquis, entre otras cosas porque seguro que son muy pocos, y los echados son muchos. La explicación es obvia: se los expulsa, se los deja sin salario y sin trabajo, porque se quiere el déficit cero y se rechaza al Estado. De eso se trata.

  El presidente llama “asociación ilícita” al Estado. De tal modo, la campaña contra el dengue es inexistente. Un ministro de salud de incierto discurso, plantea que se arreglen las provincias con el repelente, y aconseja no usar pantalones cortos y matar los mosquitos. Profundas recomendaciones. Se advierte lo que es no tener Estado en medio de una epidemia. Se advierte qué es echar empleados y desmantelar el Estado. Con todo lo que se ha dicho contra las medidas respecto al Covid-19, sin Estado que nos cuidara y trajera las vacunas, imagínese lo que pudo ser. Bolsonaro y Trump perdieron sus propias elecciones, precisamente por no poner el Estado al servicio de la salud de la población. Se los castigó por no sostener la aquí tan denostada cuarentena.

 

Las postales de abril

  El gobierno habla de “adoctrinamiento” en las escuelas, como si hablar en favor de Roca y de Sarmiento no fuera una forma de valoración doctrinaria. Imaginar una educación con contenidos no valorativos, es imaginar un imposible. De modo que el gobierno llama “adoctrinamiento” a la expresión de posiciones diferentes de la suya, y la suya -según esa versión- no es adoctrinamiento. El gobierno quiere su propio repertorio, y para favorecerlo lanza campañas de denuncias ciudadanas sumamente peligrosas, por el nivel de arbitrariedad a que darían lugar. Esperemos que el proyecto no pase el Congreso. 

  Ligado a ello, algunos veteranos de Malvinas -no todos ellos piensan igual- se retiraron de un acto escolar acusando a un discurso de la maestra como “partidario”. En lo que pudimos rescatar de ese discurso, señalaba que la gesta de Malvinas se había lanzado por la dictadura para autolegitimarse: lo que es un hecho histórico reconocido y poco controvertible. Algunos aprovechan para apoyar “por debajo” a la dictadura en nombre de los que lucharon en Malvinas. Sin dudas que valorar el sacrificio de los soldados es diferente de sostener que la guerra fue una buena decisión estratégica: nos hizo retroceder 30 años en el avance diplomático contra la colonización.

  Mientras, se sigue con el cuento de la baja de inflación. Lógico: un avión sube y sube hasta los 9000 metros. Cuando ya está muy alto, no sube más. La inflación sigue alta, pero dejará de subir. Es claro que no bajan los precios, elevadísimos: y con luz y gas incrementados entre 400% y 600% para breve plazo, la recesión arrasa, el desempleo avanza, la producción está parada, y sólo unos pocos están contentos. Ni siquiera los ruralistas, que siguen pugnando por una nueva devaluación que los favorezca.

  A los jubilados, se los arregló con una mínima suba que no compensa lo perdido a comienzos de año. En el Congreso hay opositores que buscan una ley específica: pero allí el gobierno tiene a su incondicional De Loredo, que le garantiza a una parte importante de la UCR. Mientras, un juez declaró inconstitucional el descuento de Ganancias a los jubilados, lo que podría conllevar una catarata de juicios contra el Estado, sumados a los que habrá de los echados. Magro “ahorro” el que se está haciendo…

  Mientras, la Rectora y otras autoridades de la UNCuyo lanzan la idea de que la educación forme parte del Pacto de Mayo. Suena loable, pero es obvio apoyo a la decisión presidencial que ordena dicho Pacto. No es ajena la posición política de la Rectora a esta decisión, que no todos los decanos -y menos los Consejos- han apoyado. Hay fuertes declaraciones de asociaciones de docentes en contra de la medida: no sólo es de discutible compatibilidad con la autonomía universitaria, sino que configura el apoyo implícito a una gestión nacional que está atacando frontalmente a la ciencia, a la educación -disminuyendo en ambos casos su presupuesto- y a la actividad universitaria misma, reducida a un financiamiento rotundamente insuficiente.

  Pacto de mayo que es de incierta suerte: se reunieron con la Rosada 10 gobernadores, los más afines al oficialismo, y no lograron ningún acuerdo definido. Ni siquiera hubo declaraciones. Se ve que el camino de abril a mayo no es tan corto.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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