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Ola de calor y el método para que los niños no se ahoguen en Mendoza

Una mendocina enseña a los infantes una eficaz manera para evitar que se ahoguen en situaciones de refresco, especialmente en piletas, que se pueden dar ante distracciones de adultos o accidentes

Redacción
09/02/2025 10:14
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El ahogamiento -en piletas o espejos de agua- es una de las primeras causas de muerte accidental en menores de cinco años en el mundo y Argentina no es ajena a esta dura realidad.

Según los informes anuales de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud de la Nación (DEIS), desde el año 2007 al 2010 fallecieron más de 400 niños de entre 1 a 4 años por esta causa, y los que sobreviven con lesiones permanentes suelen duplicar o hasta triplicar la cifra.

Natalia Valdeolmillos, instructora de ISR (Infant Swimming Resource) y experta en psicomotricidad, expresó en el magazine: "Se trata de un método que nació hace más de 60 años en Estados Unidos y por el que nos enfocamos puntualmente en la prevención del ahogamiento infantil. Enseñando básicamente las destrezas acuáticas de supervivencia". 

 

Actualmente, en Argentina solo hay seis instructoras profesionales capaces de entrenar niños con la técnica de autorescate.

"Trabajamos con niños de seis hasta 12 meses con quienes lo hacemos de cierta manera. Y con chicos de 12 meses a seis años con objetivos que son diferentes. La actividad es realizada muy despacio con cada niño. Todo se realiza en forma individual, todos los días y en períodos muy cortos", explicó.

Manifestó que, "los estímulos diarios duran unos 10 minutos por día. Son clases cortas y frecuentes, considerando que la natación es una actividad sensoriomotriz muy similar a caminar. Por lo que no nos sirve lo que se conoce como la natación tradicional, donde se trabaja una hora una o dos veces a la semana".

"Lo importante es que esta técnica se trabaja todos los días y en ese lapso de 10 minutos el niño puede, a través del aprendizaje sensoriomotriz, ir asimilando esta secuencia de la que va a nacer esta habilidad total que es la que queremos alcanzar al final del curso", detalló.

 

Los cursos duran entre seis y siete semanas dependiendo de la individualidad de cada niño o niña.

Y agregó: "Nosotros lo que trabajamos con los bebés de seis a 12 meses es que ellos aprendan a voltearse sobre sus propias espaldas. Es decir, quedarse en posición de cúbito dorsal, en posición de flotación, y que ese intervalo sea largo para darle tiempo a un adulto, en caso de ser un accidente, que lo pueda rescatar".

"Es superimportante que estos estímulos que les vamos dando a los niños son los fundamentales para que logre ese intervalo de flotación largo. Porque en otro casi, si no le damos ese estímulo, el niño probablemente se hunda y no sepa cómo mantenerse en esa posición de flotación", apuntó.

Con respecto a los niños más grandes, consideró que, "son aquellos que ya aprenden a caminar con quienes tenemos otros objetivos. En esos casos se pretende que el niño pueda nadar, girar sobre su propia espalda, mantenerse en flotación para que pueda respirar y descansar y luego volver a nadar hasta encontrar un borde o una escalera para poder salir del agua".

"Es un desafío, pero también es una realidad que mientras más chiquitos es más fácil poder aprenderlo y mantenerse en esa posición de flotación. En realidad todo tiene que ver con la respiración, el darse cuenta de que en esa posición se debe estar tranquilo, respirando con intervalos que son muy importantes", dijo.

Remarcó que, "el problema del niño con el agua es que no tiene un aprendizaje de prueba y error, como cuando le dicen que no toque el horno prendido de la cocina porque se va a quemar. Cuando entra al agua y no puede respirar, no hay tiempo para descubrir. Ese es el trabajo más importante que tenemos como instructores".

"En esos casos se debe intermediar en la manera de aprender. Honrando la manera de aprender que tiene cada niño, en forma individual, aunque interactuando con el entorno para que lo conozcan, pero que nunca lleguen al error de no saber qué hacer cuando entran al agua y no puedan respirar", añadió.

Resaltó que, "por eso es algo sumamente importante y lo bueno sería que ningún niño más muera en el mundo ahogado en el agua. Por eso nos enfocamos mucho en este tipo de prevención y que cada vez más familias conozcan este entrenamiento que resultará ser una herramienta fundamental para la vida de cualquier niño".

"El curso de ISR dura entre seis a siete semanas. Esto tiene que ver con cada niño. Cada uno va su ritmo. En general, en ese lapso todos los completan. Y las clases son de lunes a viernes. Son 10 minutos por día. Son estímulos cortos. Y hace unos 10 años que el método está aquí en Mendoza", señaló.

Informó que, "la instructora más importante, la máster, que hay en Argentina está en Rosario y es quien representa al mismo método que se brinda en todo el mundo. En Mendoza somos dos las instructoras y en otros lugares del país hay sumando en total seis. Estamos en distintas provincias. Pero es un método muy importante a nivel internacional".

"Una estadística marca que un 80 por ciento de los chicos que caen al agua lo hacen vestidos, en situaciones o lugares donde hay piletas. Y por eso, antes de que los niños se gradúen, les damos dos clases. Una con ropa de verano y otra con ropa de invierno. Porque necesitamos que el niño ajuste sus habilidades a estas dificultades que se les presentan. Todas las anteriores clases las dictamos con trajes de baño", concluyó.

 

 

 

 

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