Guillermo Ferraro, exministro de Infraestructura del gobierno de Javier Milei, murió este miércoles a los 69 años. Contador público y empresario, Ferraro tuvo un breve y turbulento paso por la función pública, que lo colocó en el centro de una de las primeras crisis de la administración libertaria.
Designado como parte del gabinete inicial, Ferraro asumió en un cargo estratégico que incluía áreas como transporte, vivienda y obras públicas. Sin embargo, su gestión duró menos de tres meses, empañada por acusaciones de filtrar información delicada sobre las negociaciones de la ley ómnibus. Según trascendió, se le atribuyó la filtración de una frase que sugería "dejar sin un peso" a los gobernadores provinciales si no apoyaban el proyecto. Este episodio lo convirtió en el primer ministro desplazado del gabinete libertario, marcando el inicio de una etapa de tensiones internas en el gobierno.
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Tras su salida en febrero, que coincidió con la eliminación del Ministerio de Infraestructura, Ferraro quedó al margen de la política. Sus funciones pasaron al Ministerio de Economía, en un intento de Milei por optimizar estructuras y reducir costos. Luis Caputo, entonces titular de Hacienda, anunció esta reorganización, dejando claro que la gestión de Ferraro había sido apenas una transición.
Aunque su figura quedó asociada al escándalo, Ferraro también fue reconocido por su rol en la campaña electoral de La Libertad Avanza, donde se desempeñó como fiscalizador y hombre de confianza de Milei. Su fallecimiento, confirmado por allegados, se produjo tras padecer una enfermedad cuya naturaleza no fue divulgada.
Ferraro deja tras de sí una trayectoria que combinó el mundo empresarial con la política, y que estuvo marcada por desafíos, decisiones controvertidas y un paso fugaz por la función pública. Su muerte cierra un capítulo en la historia del libertarismo en el poder.