Los hinchas argentinos manifestaron su enojo y padecieron la desorganización en el primer partido del seleccionado en el Mundial de Qatar 2022, que terminó con una derrota inesperada ante Arabia Saudita por 2 a 1 en Lusail.
Cerca de un centenar de fanáticos con su correspondiente entrada se quedaron afuera del debut del equipo de Lionel Scaloni y acusaron a la floja organización local.
Un potencial hackeo del servicio y problemas con las cuentas de FIFA para exhibir las entradas fueron los principales problemas que pudo constatar Télam durante el ingreso al estadio Lusail.
La salida del magnífico estadio encumbrado en la "nueva" ciudad homónima también fue complicada para los miles de hinchas "albicelestes" que sufrieron con la derrota en el debut.
En el trayecto desde el estadio hasta la estación de metro, ubicada a unos 500 metros, durante varios momentos se vivieron momentos de tensión por la congestión.
En un tramo, un adolescente acompañado de sus padres se descompuso por la falta de aire y los hinchas que seguían el camino tuvieron que intervenir ante la rigidez de los policías que no permitían a la familia quedarse a un costado para asistirlo.
Si bien la mayoría de los argentinos hoy tuvieron su primer partido del Mundial esta tendencia crece con el paso de los días de la competencia.
El día del partido inaugural fue un caos de tránsito y también se registraron inconvenientes en los ingresos por la falta de información tanto de los policías como de la seguridad privada.
Los problemas de comunicación y la barrera idiomática también son un obstáculo para la resolución de las cuestiones que habitualmente se generan en eventos masivos.
Estas trabas también se repitieron en los partidos del segundo día como Senegal-Países Bajos e Inglaterra-Gales.
El desorden también se vivió en la zona del FIFA Fan Festival donde hace dos días la cuenta oficial del comité de organización tuvo que publicar en sus redes sociales que se había alcanzado la capacidad máxima del lugar ubicado en la zona de Al Bidda.
Eso generó un importante colapso en la entrada que obligó a extender el servicio de Metro para derivar a la gente que se quedó afuera a la zona de Corniche.