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Por qué (casi) siempre gana el Real Madrid

A las 22 horas del sábado, en la calle y en muchos edificios de Barcelona se escucha un relato de fútbol proveniente de la TV catalana y con euforia: es que el Barcelona Athletic, o también conocido como “Barça B”, le acababa de ganar por 5-3 al Ibiza y se clasificaba para la final por el ascenso a Segunda división.

08/06/2024 21:21
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Es de lo poco que les queda a los hinchas del Barcelona en esta temporada que llega a su fin. Su rival de siempre, el Real Madrid, se quedó con la Supercopa de España, la Liga Española y con su Champions League número quince, generando un estado de ánimo por los suelos y la esperanza azulgrana de que en la próxima temporada, con la contratación del entrenador alemán Hans Dieter Flick, las cosas cambien.

En Barcelona suele haber quejas sobre la forma de ganar títulos del Real Madrid: el VAR, los arbitrajes, la suerte, pero en la intimidad de las conversaciones hay una admisión explícita acerca de que los blancos ganan porque pareciera que nacieron para esa Copa de Europa, porque aunque vayan perdiendo por tres goles no se puede asegurar la derrota y porque tarde o temprano, alguno de sus cracks van a resolver la situación o el entrenador Carlo Ancelotti hará el cambio justo en el momento más indicado, y ese jugador lo terminará salvando.

Cada vez está más claro para todos: si para Gary Lineker el fútbol era un deporte en el que juegan once contra once con una pelota y siempre ganaba Alemania, hoy podría decirse lo mismo, pero del Real Madrid: si en el Siglo XX ganó ocho Champions en 46 años, en lo que va del Siglo XXI se llevó siete “orejonas” en 24 ediciones, un promedio todavía superior al anterior.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es el motivo de semejante fenómeno? Lo primero que hay que responder es que el Real Madrid se tomó en serio la competencia europea desde los inicios. Los clubes ingleses no se lo tomaron en serio, y lo mismo otros clubes españoles, pero los blancos lo hicieron, con Santiago Bernabeu en el palco y con Alfredo Di Stéfano en los campos de juego. Cuando una revista prestigiosa como la francesa “L’Equipe” expuso la idea, allí estaban “Los Merengues”, que no eran el principal club de su país, para intentar ganarla.

El Real Madrid, desde allí, entendió cuál es la filosofía para encarar esta Copa, cómo jugarla, y no es casual que hayan perdido tan pocas finales a lo largo de su historia (apenas tres) y ninguna europea desde aquella, ya lejana, ante Liverpool en 1981 en el Parque de los Príncipes parisino.

Lo segundo pasa por saber elegir jugadores. De aquel equipo que ganó tres Champions seguidas entre 2016 y 2018, dirigido por Zinedine Zidane, ya no quedan muchos jugadores: ni Keylor Navas, ni Sergio Ramos, ni Raphael Varane, ni Marcelo, ni Casemiro, ni Gareth Bale, ni Cristiano Ronaldo, ni Karim Benzema, ni Isco. Salvo Luka Modric y Toni Kroos, también vencedores antes, o Lucas Vázquez y Nacho Fernández, suplentes entonces, todo el equipo ha sido renovado y sin embargo, sus futbolistas del presente también van acumulando títulos.

 

 

Hay, sin embargo, puentes generacionales. Cuando se colocó la primera piedra en la ciudad deportiva, uno de los elegidos era un niño de las divisiones inferiores del club, conocida como “La Fábrica”, un tal Daniel Carvajal. Hoy, aquel chico se transformó en un emblema del club, que lleva nada menos que seis Champions ganadas, igualando, junto con Modric, Kroos y Nacho, el récord de Francisco Gento (obtuvo las de 1955 a 1960 y la de 1966).

¿Es el Real Madrid el equipo que mejor juega en Europa? No es una respuesta fácil desde lo estético porque eso queda a criterio de cada uno. Para quien esto escribe, el Manchester City es el mejor y en una buena jornada, el Bayern Munich puede ser una máquina. En cambio, sí puede decirse que el Real Madrid es el equipo más eficaz, el que mejor sabe jugar estos torneos, el que mejor maneja los tiempos, el que tiene un tremendo poder de gol y luego conoce cómo mantener (o aumentar) la distancia con sus rivales.

¿Ejerce este Real Madrid un poder especial sobre sus rivales ocasionales? A esta altura, todo indica que sí. La leyenda de tantas Copas, la enorme cantidad de remontadas imposibles, los jugadores con un palmarés único transmiten algo especial que se suma, muchas veces, a fallos arbitrales por parte de quienes, desde niños, vivieron o conocieron las hazañas blancas y a veces aparecen obnubilados ante estas leyendas.

¿Es favorecido el Real Madrid por los árbitros o el VAR? Indudablemente, a veces pareciera que los blancos desafían a las leyes de la probabilidad con sus fallos favorables, pero no alcanza con eso: los pases de precisión quirúrgica de Toni Kroos, los remates potentes o las asistencias perfectas de Luka Modric, la prodigalidad de Jules Belingham o de Federico Valverde, los ataques incesantes de Vinicius Junior, la habilidad de Rodrygo para filtrarse ante cualquier rival, la imposición de Antonio Rüdiger en ambas áreas, o los quites y las salidas por las bandas de Carvajal y de Mendy, o las atajadas de Courtois aparecen demasiadas veces como para atribuir todo a otras cuestiones.

Este Real Madrid de la temporada 2023/24, que perdió sólo dos partidos oficiales, ambos contra el Atlético Madrid del “Cholo” Diego Simeone, llegó a jugar una enorme cantidad de partidos con el arquero ucraniano Andriy Lunin ante la larga lesión de Courtois, Rüdiger y Nacho reemplazaron a Eder Militao y David Alaba (los dos titulares) en la zaga central, también por lesiones. Todos los que tuvieron que ingresar, sea en los noventa minutos como en muchos casos, por poco tiempo, desde el banco de suplentes, rindieron a pleno.

Brahim Díaz subió mucho su cotización, el joven turco Arda Güller, sin haber completado casi ningún partido, llegó a marcar seis goles. Joselu, quien hace meses peleaba por no descender en el Espanyol, hizo goles decisivos en Liga y en Champions. El croata Modric, finalista del Mundial 2018 y semifinalista en 2022, y exBalón de oro, aceptó su rol secundario en la temporada.

Finalmente, el entrenador Carlo Ancelotti supo manejar con “mano izquierda” un vestuario repleto de estrellas. No necesitó ni insultar ni entrar en comparaciones sin sentido pese a haberlo ganado casi todo. Siempre, con una actitud respetuosa hacia sus colegas rivales.

Así es que se forja un campeón y así es como su hinchada exige títulos. No fue casualidad que su presidente Florentino Pérez, que horas después anunció el fichaje del francés Kylian Mpappe, uno de los mejores jugadores del mundo, haya manifestado que esperaba regresar a otro acto frente a la estatua de La Cibeles, festejando La Decimosexta en la temporada que viene. Todos sabían que hablaba en serio.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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