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Bielsa, la ética y los resultados

La selección argentina ya había encarrilado la clasificación al Mundial de Alemania 2006, había conseguido una brillante medalla dorada olímpica en Atenas, sin goles en contra en todo el torneo, cuando de repente, Marcelo Bielsa adujo que se había quedado “sin energía”, y renunció como director técnico y las consecuencias son conocidas: fue reemplazado por el mismo que lo recomendó para el cargo, José Pekerman.

27/02/2022 00:25
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Por Sergio Levinsky, desde Buenos Aires. Especial para Jornada

La sorpresa general se debió a que no fue para nada común que en un ambiente tan resultadista como lo es el del fútbol argentino, en el que Marcelo Gallardo y sus siete años en River es una absoluta excepción cuando la mayoría de los clubes cambia más de una vez de director técnico en el mismo año, el entonces presidente de la AFA, Julio Grondona, hubiera decidido renovarle pese a que por primera vez desde Chile 1962, la selección nacional no había pasado la fase de grupos de un Mundial, el de Japón-Corea del Sur 2002.

Ahora, dos décadas más tarde, Bielsa vuelve a estar rodeado por una situación extraña. Como parte de la grieta que divide en tantos aspectos a los argentinos en todo orden cultural, centenares de periodistas y de medios crearon una especie de Dios inmaculado, sin errores, que si se puede ir del banco del Leeds United, al que llevó a la Premier League después de muchos años de penar por el torneo de ascenso en Inglaterra (y una temporada abres cayó en la final), no es por los pésimos resultados obtenidos en los últimos partidos del equipo en la máxima categoría inglesa, sino “por decisión propia”, “por razones de ética”, disfrazando una realidad que sobresale a simple vista: el club decidió despedirlo.

El Leeds ganó por última vez en la Premier League el pasado 16 de enero (3-2 como visitante al West Ham), luego cayó 0-1 ante el Newscastle, en ese momento en puestos de descenso, pudo remontarle al Aston Villa para empatar 3-3 y de allí en adelante tuvo una sucesión de caídas notables: 3-0 ante el Everton, 2-4, como local, ante un flojo Manchester United como es el actual (que en esta fecha no pudo pasar del 0-0 en Old Trafford contra el Watford, el anteúltimo del certamen), 6-0 ante el Liverpool, y ahora 0-4 ante el Tottenham. En los últimos cinco partidos, el Leeds recibió veinte goles, a razón de cuatro por partido de promedio, y es el equipo más batido con 60 goles en contra (apenas el último, Norwich, tiene 55, seguido por el Watford, con 47, ya 13 goles en contra menos que el conjunto de Bielsa).

Con 26 partidos jugados sobre 28 totales en la Premier League, el Leeds ocupa el puesto 16 de la tabla cuando descienden los tres últimos, desde la colocación 18 hacia abajo. El Everton –el último de los equipos que se salvan del descenso por el momento- se encuentra a un punto y tiene dos partidos menos, y ya el Burnley, el primer descendido, tiene dos puntos menos que el equipo de Bielsa, pero tiene también dos partidos menos. El panorama es muy negativo y las chances de regresar a la Premiership, son cada vez mayores.

Estos números que aparecen en esta columna son apenas un aporte para clarificar que no es que Bielsa analizara irse del Leeds por una cuestión altruista o ética, sino que, en estos tiempos y en especial, con esta dinámica que ha tomado el Leeds, sería lo más corriente y es más, si no se pensó antes en su salida, durante todo este ciclo (el Leeds es, de los veinte equipos del torneo, el que peor diferencia de gol tiene, -31, apenas superado por el Norwich, el último, con -40) es porque la dirigencia sabe del cariño que le fue tomando la afición después de aquellas dos campañas que derivaron en el tan anhelado ascenso en Ellan Road.

Es cierto que al Leeds le están faltando dos jugadores claves, como el volante de la selección inglesa Kalvin Phillips y el muy buen delantero Patrick Bamford, aunque en el mercado invernal llegó una vieja aspiración del club desde los tiempos de la Premiership, el joven galés del Manchester United Daniel James, que ocupa el lugar del lesionado atacante. Pero también hay que señalar que, por ejemplo, el arquero francés Illan Mesnier – de enorme futuro- salvó al equipo de goleadas bastante mayores.

Uno de los mayores problemas de Bielsa, especialmente con el Leeds, ha sido pensar que se puede jugar igual en todos los partidos, que se pueden plantear tácticamente de manera abierta ante equipos con planteles muy superiores, que se aprovecharon de los pasillos y puertas abiertas que le regalaba su ingenuo rival.

Por cierto, Bielsa parece también querer pertenecer a la escuela de Josep Guardiola, con un inentendible empecinamiento en cambiar de posición a jugadores que, evidentemente, rinden más en la que jugaban cuando fueron fichados. Un claro ejemplo es el de Rodrigo Moreno, gran goleador en el Valencia que lo catapultó a ser titular en la selección española. El Leeds lo adquirió en el fichaje récord en la historia del club, y acabó jugando de volante central, para ir esfumándose lentamente hasta perder la titularidad en su equipo y en el representativo nacional, donde ya nadie se acuerda de él.

Sin embargo, el tachín tachín de tantos medios sostiene a Bielsa con un discurso basado únicamente en sus éxitos (que fueron muchos e indudables), pero no hacen hincapié en sus fracasos, manteniendo un endiosamiento que no se condice con la realidad.

Acaso la mayor polémica sobre este extraño paso de Bielsa por el Leeds, con sus éxitos y sus fracasos, deje un gran tema para polemizar. Si un entrenador debe adaptarse al plantel que le tocó, o si debe imponer un estilo propio, vaya a donde vaya.

Lo concreto, es que más allá de vestir de seda a esta mona de la posible salida de Bielsa desde una razón ética, la razón de su posible salida será la mala campaña, sin vuelta atrás.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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