Por Roberto Follari, Especial para Jornada
Milei sigue viajando, en avión presidencial y con costos de importancia. Se discute si esos gastos debe pagarlos el Estado, pues los viajes no logran entidad de negociaciones internacionales. Los modestos premios que conceden a Milei, son muchos pero menores: los dan sus amigos de las asociaciones de extrema derecha (la discutida y apresurada ceremonia de Díaz Ayuso no es excepción). En las grandes ligas, al presidente no le ha ido tan bien: pidió una reunión al Rey de España que le fue denegada, y el primer ministro alemán anuló la reunión que habían concertado, si bien dejó abierta otra de rango más leve. Es que los insultos y excesos verbales tienen costos. Quizá el presidente igual esté satisfecho: hay escándalos en su derredor, se hace conocer, la extrema derecha internacional lo valora. Pero no habría que confundir fama con prestigio: como ocurrió con la Revista “Time”, Milei logró salir en tapa pero en el contenido se lo criticó ácidamente.
Estas confusiones entre ruido y nueces, llevaron al presidente a una afirmación que muchos consideran disparatada: según él, la derecha extrema ganó en las legislativas continentales hechas en Europa…gracias a Milei!! Aunque Ud. no lo crea, Milei piensa que austríacos, letonios, lituanos o fineses, deciden su voto por la pintoresca figura de un político propio de un remoto país del Sur. De ilusión también se vive.
Lo cierto es que el presidente prefiere viajar y recibir premios del estilo de los que da Benegas Lynch, a verse con las rispideces de la gestión. Que las negociaciones políticas las haga Francos, que lo cotidiano financiero lo decida Caputo, y así siguiendo. Todavía se está dando vueltas con la decisión para incluir a Sturzenegger, pues se sabe de sus conflictos con el ministro económico, quien -dicho sea de paso- logró de los chinos una postergación de pagos, pero consiguió del FMI un préstamo por demás insuficiente.
El Fondo apura por una devaluación que sería desastrosa para la ya alicaída aprobación hacia el gobierno. Los números de las encuestas confiables, ya dan menos de 45% de aceptación: la inflación subirá en junio, y una devaluación sería un fuerte golpe a un gobierno que fracasa en todos los índices, menos en los de inflación y superávit fiscal.
También el Fondo dice que la recuperación económica será lenta, y que la baja inflacionaria ya no ha de profundizarse. No son buenas noticias para el gobierno: con pérdidas enormes en la producción, en el consumo, en el empleo, en las jubilaciones y en los salarios, pareciera que no se saldrá de la recesión sino en un mediano plazo. Mientras, la paciencia social se va desgastando: todavía están los ecos de los galpones no usados por Petovello, y los índices de pobreza dan 10% más que en diciembre, con una indigencia gravísima, llevada en seis meses casi al doble: de menos de 10 puntos a más de 17.
Ni los manifestantes son terroristas, ni los narcos son manifestantes
La grotesca afirmación de que los manifestantes promovían un “golpe de Estado”, se olvida de que para que haya un golpe deben haber Fuerzas Armadas disponibles. Pero tampoco había alguna voluntad destituyente en esa masa humana que fue al Congreso (aunque a mucha se le impidió llegar): para eso se necesita una decisión contundente de enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, lo que no ha ocurrido. La excesiva proliferación de los Robocop policiales colaboró a provocar la reacción de sectores minoritarios de manifestantes: pero es evidente que los 33 detenidos en muchos casos nada habían hecho (vendedor de choripanes, profesora que bebía cerveza), y que muchos de los que sí habían hecho desmanes están libres (los que quemaron el auto de Cadena 3).
Parece evidente que hubo infiltrados policiales que hicieron vandalismo para justificar la violencia represiva. Ni un detenido entre los filmados incendiarios del auto, que pudieron actuar y retirarse con total tranquilidad, estando a unos pasos de la policía. ¿Cómo se investiga y sanciona esto? ¿Hemos de aceptar que en democracia la represión puede hacerse de cualquier modo, sin ajustarse a límites y respeto de derechos? ¿es la infiltración policial para practicar vandalismo, un mecanismo legal y aceptable?
Lo cierto es que se ha dictado falta de mérito, por parte de la jueza Servini, para el 85% de quienes fueron detenidos. Y los cinco que siguen presos, no lo son por las absurdas pretensiones de Stornelli para enmarcarlos en la ley antiterrorista.
¿Ud. cree que los terroristas usan piedras, en vez de armas o explosivos? ¿Ud. cree que los terroristas se dedican a participar de manifestaciones para gritar contra medidas de un gobierno? El terrorismo mata: los manifestantes no. Ni mucho menos. La imputación de terrorismo es aberrante y absurda, y sólo responde a la voluntad de perseguir a los que se manifiesten en contra del gobierno.
Y la novela estadounidense del “narcoterrorismo” -un invento del espionaje del Norte para desprestigiar adversarios- no tiene pies ni cabeza en nuestro país. Los narcos nada tienen que ver con estas manifestaciones, ni con las luchas políticas. Tanto es así, que más valdría que las fuerzas de seguridad se dedicaran de una vez a perseguir el narcotráfico, en vez de dedicarse a la planificación y realización de acciones represivas en contra de las protestas sociales.
Derecha activa pero mimética
Villarruel venía disimulando su posición pro-dictadura, vistiéndose de gaucho (no de “china”) para la fiesta de Güemes, y mostrándose más modosa en el opaco y casi desierto acto oficial de Rosario. Pero la respuesta a Wado de Pedro en el Senado y la invectiva de bajo estilo hacia Grabois, muestran su extremismo autoritario en la máxima expresión. Pretende conciliar negociación política con radicalización pro-Videla: se verá si logra imponerlo.
Hemos asistido en estos días a una curiosa novedad: ante la crisis de legitimidad de la gestión (contra lo que se ha impuesto como si fuera verdad revelada, éste es el gobierno con menos apoyo que se recuerde a los seis meses de iniciado), el sinuoso Adorni lanzó que Néstor Kirchner hubiera estado feliz con las políticas de Caputo, pues al igual que Néstor, el actual ministro ha logrado cinco meses seguidos sin déficit fiscal.
Claro que es una comparación completamente inconsistente. “La verdad está en el todo”, sentenciaba el gran filósofo Hegel. Dentro de una política de recuperación de producción y de salarios, el superávit es una cosa: dentro de otra política de caída vertical de salarios y de la producción, es algo muy diferente.
Lo cierto es que vimos de pronto que Finocchiaro, ex ministro de Macri, también se refería a detenidos antigubernamentales en términos de “juicio y castigo”, consigna obviamente copiada de aquella que usan desde hace décadas los organismos de derechos humanos, tan denostados por Milei como por el macrismo.
Los cánticos de las menguadas huestes oficialistas en sus manifestaciones (como el mini-acto en que participó la ministra Pettovello) usan estribillos que son los del peronismo u otras organizaciones opositoras, sólo con un cambio menor para darles vuelta el significado.
Llama la atención esta nueva táctica oficialista centrada en la imitación de sus adversarios, generalmente presentados como el mal mismo. Es sorprendente que desde allí pretendan apelar a Néstor Kirchner para oponerlo a Cristina, o que hablen oblicuamente en términos propios de las organizaciones de derechos humanos. Es de suponer que hay alguna encuesta y alguna estrategia detrás de esta decisión para una extraña mimetización con el tan denostado kirchnerismo.
Al pasar puede advertirse que Finocchiaro no es de LLA, pero da igual. El PRO es hoy una sucursal degradada de LLA, puesta al total servicio del gobierno: una posición que les será desastrosa para las próximas elecciones. Allí figuras como Frigerio juegan a “pegarse” al oficialismo: es probable que éste se los coma definitivamente. Y ni hablar de De Loredo, ultraderechista que juega en la UCR, pero no para la UCR: hijo dilecto de Milei y sus políticas que llora cuando éstas fracasan, ahora se ha puesto al servicio del oficialismo para que éste borre de un plumazo varios de los acuerdos que se hicieron en el Senado. De Loredo dice que no le consta que fueran acuerdos, lo cual hace notorio que es libreto que se ha coordinado desde la Casa Rosada.
Mientras, Javier Milei ha dicho de retomar el lugar de Jefe que había depositado en su hermana: veremos si es algo más que una declaración. Por ahora, la que trata de hacer armado político es ella. Mientras, se trata de arreglar desaguisados diplomáticos como los que hubo con Chile por poner instalaciones argentinas en su territorio, y otros más graves como los referidos a la presencia de prófugos brasileños que participaron de la toma del Planalto, entonces en acuerdo con sectores de las Fuerzas Armadas de ese país. Argentina ya reconoció que decenas de ellos están en nuestro territorio: se verá qué ha de ocurrir si Brasil pide su extradición.
Europa quiere guerra: la radicalización hacia el abismo
Mientras, desde el Viejo continente unas pocas voces críticas constatan la estupidización de Europa. No cabe dudas que allí los dirigentes están ciegos: han decidido hacer la guerra contra Rusia en nombre de los intereses de los Estados Unidos, de los cuales ya no saben diferenciarse. La caída económica que la baja en acceso al combustible y las permanentes dádivas a Ucrania están promoviendo, no interrumpe la obtusa maquinaria que insiste en avivar el conflicto e ir a la guerra.
Insistir en el viejo cuento de que Bruselas “defiende la democracia” es insostenible: no sólo EE.UU. ha promovido desestabilizaciones de gobiernos, golpes de Estado y asesinatos de líderes en todas partes del mundo, sino que Ucrania no es modelo de nada. País lleno de escándalos de corrupción -hasta parte de la ayuda de guerra parece haber sido birlada-, tiene un presidente cuyo mandato ya venció. Zelensky no es ya un presidente elegido, ni democrático. Y el nazismo es de larga data en Ucrania, donde se sigue sosteniendo al batallón Azov y a la memoria del líder Bandera. Esa “democracia” defiende Occidente. En gran acto europeo de memoria contra el nazismo de Hitler estaban presentes los pronazis ucranianos y se denostó a los rusos, quienes fueron la principal fuerza que inició la derrota nazi. Todo al revés. Y no sólo los líderes están en falta: la sociedad civil ausente parece creerse el relato de la Gran Lucha Democrática, y no hay voces importantes ni manifestaciones callejeras que aboguen por la paz o adviertan el peligro. Un verdadero desastre.
Mientras, se insiste en el mismo camino aún luego de que la extrema derecha propinara paliza al “centro democrático” europeo. Esa extrema derecha que crece desde los errores y carencias de la izquierda y de los sectores democráticos: estos apoyan la guerra, Orban y la extrema derecha la rechazan. Tanto, que es posible que si Trump gana las elecciones estadounidenses, EE.UU. abandone a su suerte a la OTAN con “su” guerra en Ucrania.
Mientras, la masacre en Gaza continúa. Más de 37.000 muertos palestinos, como pretendida “respuesta” a los 1200 muertos israelíes por la violenta incursión de Hamas. Una proporción de 30 muertos palestinos por cada uno que hubo en Israel. Ahora, la situación de Netanyahu tambalea: renunciaron dos de sus ministros, y su máximo jefe militar declaró que “Hamas es indestructible”. Lo que equivale a decir que si se quiere seguir la destrucción de Gaza hasta acabar con Hamas, en realidad se acabará con toda la población de Gaza (sin lograr el objetivo) Desastre humanitario al que Europa ha asistido casi sin chistar, excepto por las protestas estudiantiles.
Los parientes de las personas secuestradas por Hamas claman también por un acuerdo de paz. Lo que se ofreció esta semana a Hamas era su pura rendición, y por ello no ha habido acuerdo: pero ojalá se insista para acabar de una vez con esta destrucción oprobiosa de Palestina, en un conflicto absolutamente unilateral y disimétrico.
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.