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GANÓ MILEI. ¿Y AHORA?

Ganó Milei con amplitud. De cada 20 votos a alguno de los dos candidatos, él se quedó con 11, y 9 fueron para Massa. No es diferencia aplastante, pero sí importante. Tuvo ventaja también en casi todos los distritos del país. El cansancio con la situación económica y la necesidad de acabar con la inflación minaron inevitablemente a Massa, quien en realidad hizo una elección de peso, si se tiene en cuenta los índices sociales vigentes.

Redacción
25/11/2023 22:44
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

  Hay esperanzas en un importante sector de la población, que ha votado con la expectativa de “un cambio” -igual que en 2015-. Dentro de esas motivaciones, la principal es finalizar con la inflación mientras -aunque esto se diga menos- se espera mejorar el nivel de vida. Por eso es que los votos a Milei vienen de diferentes sectores sociales, incluso algunos de los más empobrecidos: no son sólo de estamentos medios y altos, como ocurrió con el macrismo.

  Milei ganó prometiendo un ajuste enorme, pero la mayoría de la población no escuchó eso, sino lo que quería escuchar: “viene alguien diferente”. Con la revancha contra los políticos sostenida en el repudio a “la casta”, halló suficiente impulso para apoyar al ahora presidente electo sin preguntarse por su programa. Eso de los programas es de la política de otras épocas: la mayoría de los jóvenes muestra desconocer tendencias políticas e ideologías. Quiere estar mejor, y eso es todo.

  Por ello está la incógnita de cómo recibirán los votantes de Milei las medidas que ha empezado a esbozar. Desde deslizar el final abrupto de la obra pública, a quitar muchos de los apoyos económicos a las provincias: desde achicar subsidios a lanzar que si no hay dinero no se paga el aguinaldo (esto lo dijo por tv, luego lo rectificó por las repercusiones).

  Son las decisiones que Milei anunció en campaña: difícilmente pueda decirse que no se conocían. Pero efectivamente, parece que muchos de sus votantes no las registraban o no las calibraban, o no sabían de qué tratan. Ahora sí comenzará el momento de la verdad a partir del 10 de diciembre y tras los chisporroteos iniciales sobre la transición, resueltos en parte por la reunión entre el actual presidente y el próximo.

  Abundan los interrogantes sobre el futuro gobierno. Si el macrismo toma las riendas de la economía -como parece ser- una parte importante de LLA (y algunos de sus votantes) se sentirá decepcionada. Es cierto: Macri y Bullrich perdieron las elecciones, y se los está entronizando. Pero sería una versión más realista y realizable que la del equipo de Milei, el cual asume un doctrinarismo anti-Estado de casi imposible traducción a política efectiva.

     Claro que tendría cierto perfume a casta, y a “esto ya lo ví”. El macrismo ha gobernado por 4 años el país, de modo que Caputo y Bullrich son parte de aquel fracaso. Pero quizás esta versión más moderada que la de Milei, sirva a no establecer criterios intransigentes -como el de no pagar el aguinaldo- que si se aplican de hecho, pueden llevar a consecuencias sociales inimaginables.

  Los mercados se muestran optimistas: habría llegado la hora de ganar a manos llenas, sin atender a prestaciones de los trabajadores. La CGT y los sindicatos se ponen en guardia, y empieza el lento avance hacia las privatizaciones. Con Aerolíneas quizá obtengan apoyo en el Congreso (donde el nuevo gobierno está débil, incluso con la suma del macrismo y sus legisladores cercanos): con YPF será más difícil. Los gobernadores, que necesitan del auxilio económico nacional, fingen apoyo o lo exponen por convencimiento ideológico: pero para ellos, los pronósticos vienen mal. Adiós a las obras que se estaban realizando, adiós a la pretensión de que se devuelva a las provincias lo que se les ha restado por la quita del impuesto a las ganancias, adiós a buena parte de las transferencias nacionales de recursos.

  Un sector de extrema derecha cree que ha llegado su momento, y practica amenazas en todo el país (por ej. al Ministerio de la mujer en Bs.Aires, o haciendo pintadas en la Univ. Nacional de Cuyo). A pesar de las declaraciones cuasi/bélicas de Macri sobre “que se cuiden los orcos”, la mayoría de la clase dirigente nacional no va en esa dirección, ni siquiera en La Libertad Avanza (excepto Villarruel, por ahora muy aislada). El clima de violencia, es obvio, no favorece nunca a un gobierno: no favorecería al de Milei. Y si se agrega a la inevitable inquietud social que vendrá, la agregada por amenazas y coacciones será factura negativa para la gestión entrante, pues la anterior nada tuvo que ver con esas situaciones.

  Se viene agudización de la inflación, y Milei dice que la misma será derrotada en aproximadamente dos años. Hay que ver cómo la población atraviesa ese lapso. Y economistas afines al nuevo gobierno agregan a ello una recesión inevitable por el congelamiento del circulante. Como es notorio, ello supone alta conflictividad social. El futuro dirá si Milei ha encontrado desde estos sacrificios la solución de fondo para el país, o ha traído una receta que puede agudizar las penurias actuales.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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