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Perfil opositor y la moderación que divide aguas en Juntos por el Cambio

Será la sociedad la que determine el perfil de opositor que prefiere, moderado o confrontativo. Que ordene y acomode aquello que la política no pudo para ofrecer una opción de alternancia para un ciclo tan gastado y frustrante como el que representa el kichnerismo

24/07/2023 07:15
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¿Ser o no ser? ¿Tibieza o determinación? ¿Todo o nada? Esas son las preguntas que agitan el debate interno en la principal coalición opositora nacional de cara a las PASO presidenciales del 13 de agosto, donde dos interpretaciones sobre la intensidad y la velocidad del cambio que precisa el país disputan, con una intensidad inusitada, ser la opción para suceder a Alberto Fernández

Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta han sumado aliados en sus cruzadas y en ambos casos han dejado en claro que, si bien ambos pretenden derrotar al kirchnerismo, los caminos pueden ser distintos. Más que el "qué" lo que está en discusión es el "cómo", en una discusión donde la vieja divisoria de "halcones" y "palomas" ha sido el eje ordenador de los acuerdos, y por ende, de la estrategia que se ha manifestado en la campaña en marcha. 

Mientras Bullrich asegura tener, sin concesiones, "la fuerza del cambio para recuperar el orden" perdido, Larreta invita a hacer el "cambio de nuestras vidas" de la mano de una "nueva mayoría", forjada en el diálogo para dejar atrás esta etapa. Ambas alternativas vienen aderezadas, además, con acusaciones cruzadas sobre la efectividad de la propuesta adversaria, como si acaso una vez terminada la interna no fuera necesario contener a todos los que elijan una u otra opción. 

Mientras, en el desarrollo del año electoral, la pelea que es discursiva y eminentemente política (algunos dicen hasta ideológica) se manifestó hace días en la PASO de Santa Fe, donde Carolina Losada y Maximiliano Pullaro encarnaron esa misma confrontación en nombre de sus respectivos presidenciables, Bullrich y Larreta. 

El mensaje duro y sin contemplaciones de Losada chocó con el bajo perfil, el desarrollo territorial y la propuesta asociada a la gestión de Pullaro, quien finalmente se impuso. Y es entonces cuando el país empezó a preguntarse cuánto de esa idea de confrontación que pregona Bullrich, no es en realidad una respuesta de continuidad a la retórica kirchnerista; y si por eso mismo, es necesario seguir alimentando desde la política más espacios de tensión en vez de solución de los conflictos. 

Los seguidores de Bullrich entienden que el dialoguismo de Larreta no es más que una postura ingenua y hasta dicen, funcional al principal candidato kirchnerista, Sergio Massa. El larretismo acepta que no alcanza con la fuerza propia para torcer el rumbo y entonces se arriesga otro período de gobierno condicionado como el de Mauricio Macri y por ende, poco eficaz en sus objetivos. La moderación, pero con firmeza y convicción -agregan- es el camino para evitar más frustración y nuevos desencantos. 

En Mendoza, ese mensaje parece haber penetrado casi por necesidad, pese a la toma de postura de algunos dirigentes, pero respetuosa de otras opiniones: hay una lista de precandidatos a diputados en común para ambas propuestas, una campaña sin mayores contratiempos para las dos listas y visitas sin tensiones de Bullrich, Larreta, o de sus vices, Luis Petri y Gerardo Morales como sucedió esta semana. 

Esa baja de decibeles sin dudas es pura ganancia para la candidatura de Alfredo Cornejo que pese a haber adelantado su voto a Bullrich, puede mostrarse con dirigentes de ambos sectores ya que aspira a capitalizar todo apoyo posible, local o nacional, que le permita asegurar en las generales locales del 24 de setiembre su triunfo en las PASO provinciales y volver a ser electo gobernador. 

Para entonces, el candidato o candidata de Juntos por el Cambio ya estará elegido y estos dilemas serán anécdotas que tal vez pueden marcar el tono y la densidad de la batalla final, aquella que el 22 de octubre defina –tal vez- al próximo presidente de la Nación.  

Será en todo caso la sociedad la que determine el perfil de opositor que prefiere, moderado o confrontativo. Que ordene y acomode aquello que la política no pudo para ofrecer una opción de alternancia para un ciclo tan gastado y frustrante como el que representa el kichnerismo. 

 

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