En siete meses de gestión, el vínculo entre el presidente Javier Milei y su vice, Victoria Villarruel parece haber atravesado numerosos desencuentros que esta semana volvieron a poner en foco su fluidez, luego de que el vocero de Casa Rosada, Manuel Adorni desautorizara una expresión pública de la también presidenta del Senado.
El estilo intempestivo del mandatario suele generar algunas fricciones con la rígida estructura ideológica de su compañera de fórmula, que pese a ello, no resigna dejar en claro sus posicionamientos, su agenda propia y el establecimiento de lazos políticos que no siempre agradan al Poder Ejecutivo.
Lejos, pero no olvidada, parece haber quedado esa promesa de campaña que indicaba que Villarruel iba a tener injerencia en el área de Seguridad y Defensa del futuro gobierno de La Libertad Avanza (LLA). Tras el triunfo, y como se sabe, ambos ministerios fueron a parar -sin consulta alguna- a la dupla de Juntos por el Cambio (JxC) que integraron Patricia Bullrich y Luis Petri.
De ahí en más, los roces se incrementaron con los exorbitantes aumentos en las dietas de los senadores que Villarruel terminó convalidando pese a furia de Milei y la habilitación de la sesión que le permitió a la oposición rechazar el fundacional DNU 70 del mileísmo que el presidente firmó a días de asumido.
La sorpresiva ausencia de la vice en la rúbrica del Pacto de Mayo en Tucumán y la vacua explicación de los motivos, abrió nuevas especulaciones que los mismos dirigentes optaron por desmentir con su presencia en el desfile del 9 de julio.
Sin embargo, un tuit en el que Villarruel acusó a Francia de ser "un país colonialista", tras el enojo por un festejo del equipo argentino tras la obtención de la Copa América, parece haber puesto nuevamente paños fríos en la relación. Y lo que es peor, mayor distancia.
Es que no sólo el vocero desestimó su expresión al calificarla de "poco feliz", si no que dijo que esa no era la postura del Gobierno, y obligó que Karina Milei partiera rauda a pedir disculpas a la embajada de Francia. Y aquí cabe preguntarse entonces si la vice no expresa la postura del Gobierno, ¿entonces quién? ¿Sólo y únicamente el presidente? ¿Su hermana?
Lo cierto es que las diferencias entre ambos aparecen como cada vez más frecuentes y sobre asuntos más trascendentes, que incluso exceden ya criterios de gestión, y que por el tenor de los asuntos y la relevancia de los protagonistas, se transforman en cuestiones de Estado.
El especial análisis de la sintonía entre presidente y vice no es casual en Argentina, mucho menos antojadizo, si se analiza la historia democrática reciente.
Menem tuvo sus bemoles con Duhalde, como Néstor Kirchner los tuvo con Scioli, a quien incluso llegó a ningunear políticamente. Claro está que el podio de los desencuentros está encabezado por el tándem De la Rúa-Álvarez que derivó en la renuncia de este último y el inicio de la mayor crisis política de estos tiempos.
Aunque claro, tampoco hay que olvidar la guerra fría entre Cristina Férnandez y Julio Cobos, ni mucho menos el doble comando de contínuas zancadillas en la reciente experiencia Alberto Fernández-Cristina. Todas y cada una en particular, relaciones traumáticas que terminaron afectando seriamente al oficialismo de turno.
Por estas horas, Milei está -justamente- en Francia, en el inicio formal de los Juegos Olímpicos donde podrá vivenciar personalmente el impacto de lo que supone una crisis diplomática sofocada, pero que al menos por el recibimiento que han tenido los atletas argentinos parece haber calado hondo en el pueblo francés. La hostilidad y los abucheos al himno nacional de estos días en París motivaron incluso que la vice doblara la apuesta, también a través de las redes sociales.
La ausencia de Milei estos días implica que Villarruel está al frente del país, y consciente de la polémica, procurará mantener el bajo perfil para no agitar aguas en extremo convulsionadas. Será recién el domingo, en ocasión de otra apertura, la de Feria Rural de Palermo en la que volverán a verse las caras y enviar señales -seguramente- tranquilizadoras. Por convicción o conveniencia.
Más allá de eso, el tuit que los franceses consideraron ofensivo aún aparece como fijado en la cuenta de la vicepresidenta. Tal vez como un desafío o al menos una clara señal de que las fuerzas del cielo no están exentas de nubarrones y amenazas de tormenta.