El gobierno de Javier Milei agita las aguas diplomáticas al poner sobre la mesa la posibilidad de abandonar el Mercosur. La decisión responde a su intención de reformar el organismo para que los países miembros puedan negociar tratados de libre comercio de forma unilateral. De no lograr cambios, la ruptura sería una “posibilidad fuerte”, según adelantó un alto funcionario.
Desde la Casa Rosada consideran que el bloque, bajo las condiciones actuales, “no funciona” y responde a intereses limitados. “Es un sistema diseñado para los industriales de San Pablo”, señaló la fuente oficial. Esta postura refleja un cambio drástico en la estrategia comercial de Argentina, que prioriza abrirse al mundo sin las restricciones impuestas por el Mercosur.
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Las trabas del bloque
El presidente busca modificar la decisión 32/00 del Consejo del Mercado Común, que obliga a los países del Mercosur a negociar acuerdos comerciales de manera conjunta. Según el artículo 2 de esta normativa, los Estados Parte no pueden firmar tratados preferenciales de forma independiente ni establecer nuevas preferencias comerciales con países fuera del bloque.
Esta limitación, según el Ejecutivo, obstaculiza la posibilidad de acceder a mercados internacionales en mejores condiciones y atenta contra la soberanía comercial de Argentina.
El Congreso, posible escenario del debate
En caso de que las negociaciones para reformar el Mercosur no prosperen, el gobierno no descarta llevar la decisión de ruptura al Congreso. Allí ya se baraja la contabilización de votos para definir una postura en medio de un tema que promete dividir a las fuerzas políticas.
La eventual salida del bloque plantea interrogantes sobre las consecuencias para el comercio exterior argentino y sus vínculos con países miembros, como Brasil y Uruguay. Sin embargo, desde el oficialismo aseguran que priorizarán “la libertad de negociar en beneficio del país”.
Una apuesta arriesgada
La ruptura con el Mercosur marcaría un punto de inflexión en la política exterior argentina. Aunque podría abrir nuevas oportunidades comerciales con países y bloques externos, también implica un desafío en términos de alianzas regionales y costos económicos inmediatos.
En este contexto, el gobierno de Milei busca consolidar su narrativa de cambio estructural, apostando por una mayor autonomía en las decisiones comerciales. El desenlace de esta estrategia, sin embargo, dependerá tanto de las negociaciones internas como de las tensiones que puedan surgir con los socios actuales del Mercosur.