La salud es un pilar fundamental para el desarrollo y el bienestar de cualquier país. Una población sana es esencial para el crecimiento económico, la estabilidad social y el progreso sostenible.
La falta de acceso a servicios de salud adecuados, por otro lado, puede generar desigualdades, aumentar la pobreza y desestabilizar economías enteras. En este contexto, el acceso a medicamentos y tratamientos médicos asequibles se convierte en un asunto de interés nacional, ya que puede influir directamente en la calidad de vida de la población y en la capacidad del país para enfrentar desafíos sanitarios.
Argentina se enfrenta actualmente a una crisis significativa en el ámbito de la salud, especialmente en lo que respecta a los medicamentos. La inflación galopante y la devaluación del peso han generado un aumento desmesurado en los precios de los fármacos, haciendo que muchas personas no puedan costear tratamientos que son vitales para su bienestar.
Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), los precios de los medicamentos más consumidos en el país se incrementaron en un promedio del 5% en julio. Sin embargo, el aumento fue más pronunciado para aquellos que se comercializan a través de PAMI, donde el incremento alcanzó un notable 7,6%. Este panorama se produce tras tres meses de relativa calma, específicamente abril, mayo y junio.
El estudio destaca que en el caso de los medicamentos más consumidos, el aumento promedio es de 9,2% en el precio. Uno de los ejemplos más notables es el Daflon 500, utilizado para mejorar la tonicidad de las venas y la resistencia de los vasos sanguíneos.
En julio de este año, su precio se disparó de 11.553,12 pesos a 67.193,70 pesos, acumulando un asombroso incremento del 482% en comparación con el año anterior.
Otro fármaco que registró un aumento significativo es el Ibupirac 600 mg, un antiinflamatorio comúnmente utilizado para combatir dolores y fiebre, que pasó de 2.014,74 pesos a 11.201,72 pesos, lo que representa una suba del 456%.
De acuerdo al reporte, tras el triunfo de Javier Milei en las elecciones, los precios de los medicamentos comenzaron un ciclo de incrementos relevantes. A finales de noviembre del año pasado, se registró una suba del 25,7% y los meses siguientes continuaron con aumentos de 40,9% en diciembre, 13,6% en enero, 15,0% en febrero, y así sucesivamente. En un período de nueve meses, los fármacos que suelen utilizar las personas mayores mostraron un incremento total del 188,2%, superando ampliamente la inflación general, que fue de 164,6% en el mismo período, considerando un IPC de 4,0% según promedios de consultoras privadas.
Si bien los precios de los medicamentos con cobertura de PAMI son, en general, más bajos que los precios de venta al público, el aumento acumulado desde noviembre para esta canasta supera el incremento registrado por los correspondientes a la venta al público. En términos específicos, desde noviembre, los precios de los medicamentos con cobertura de PAMI se han incrementado un 254%.
Por otro lado, el alza en los fármacos se ha traducido en una caída del poder adquisitivo de las jubilaciones. En julio, mientras la canasta de medicamentos PAMI aumentó un 7,6%, la jubilación mínima se actualizó solo un 4,20%, y se congeló un bono de 70.000 pesos. En ese sentido, el CEPA indica que la jubilación mínima con bonos ha sufrido una retracción del 35,2% entre noviembre de 2023 y julio de 2024, mientras que la caída de la jubilación mínima sin bonos ha alcanzado un 30,4% en el mismo período.
En tanto, durante el mes de agosto, el aumento en los precios se desaceleró, registrando un incremento del 2,13%, lo que representa una subida significativamente menor en comparación con los meses anteriores. Sin embargo, la suba acumulada en lo que va del año es del 63,9% y del 213,3% en los últimos 12 meses.
Las cifras del octavo mes de 2024 se desprende del relevamiento mensual realizado por La Voz sobre la base de los 60 medicamentos más vendidos y aunque los laboratorios argumentan que los aumentos acompañan la tendencia a la baja de la inflación, la realidad para los jubilados y pensionados es muy distinta.
Cabe recordar que las entidades de medicina prepaga también anunciaron un incremento de aproximadamente el 5% en sus cuotas para septiembre, superando la inflación de agosto, que se ubicó en un 4%. De esta forma, aunque en julio se permitió nuevamente el aumento de precios, las empresas de salud han estado aplicando incrementos que superan las proyecciones inflacionarias.
Las compañías que comunicaron estas subidas fueron Omint, Medicus, Swiss Medical y Accord. En el caso de Omint, el ajuste fue de 4,9%, el más alto registrado hasta ahora, justificando que estas modificaciones eran necesarias para asegurar la remuneración adecuada de los servicios médicos y mantener la calidad de atención. Medicus también anunció un incremento del 4,5%, mientras que Accord Salud comunicó un ajuste del 4,8%.
Asimismo, el gobierno nacional amplió la lista de medicamentos de venta libre, lo que significa que estos dejarán de tener descuentos por parte de las obras sociales o prepagas. Este cambio afectó a varios protectores gástricos, que ahora estarán disponibles sin receta, excepto en el caso de recomendaciones pediátricas.
Exportaciones de medicamentos
Durante el 2024, las exportaciones farmacéuticas argentinas experimentaron un importante crecimiento, alcanzando un incremento del 8,5% en julio en comparación con el mismo mes del año anterior, según la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA). Este aumento en el valor de las exportaciones, que totalizó 90,4 millones de dólares, consolidó tres meses consecutivos de incremento en el comercio exterior del sector.
No obstante, el panorama del consumo de medicamentos dentro del mercado interno resultó más complicado, ya que se registró una caída del 26,4% en las ventas interanuales, impactando tanto a farmacias como a laboratorios locales. Esto se debió a la disminución del poder adquisitivo y el encarecimiento de productos esenciales, lo que llevó a los consumidores a reducir su gasto en medicamentos.
La investigación de CILFA mostró que el aumento en las exportaciones se atribuyó a la mayor demanda en mercados externos, particularmente en América Latina y Europa. Los laboratorios argentinos habían mejorado su capacidad para cumplir con normativas internacionales, permitiendo así el acceso a nuevos destinos comerciales. Al mismo tiempo, las importaciones de medicamentos también aumentaron un 35,3% en julio, alcanzando 246 millones de dólares.
En este escenario, la automedicación se convirtió en un fenómeno creciente en Argentina. En las últimas dos décadas, la automedicación pasó del 30% al 80% de la población, posicionando al país como el segundo en América en consumo de medicamentos sin prescripción, solo detrás de México. Esta tendencia fue impulsada por la excesiva publicidad de productos de venta libre, la falta de control regulatorio y la búsqueda de soluciones rápidas en un entorno de crisis económica.
La automedicación afectó especialmente a los jóvenes, con un aumento en el consumo de medicamentos sin supervisión médica en menores de 16 a 17 años. Según un estudio de la fundación UADE, los jóvenes de entre 16 y 29 años eran los más propensos a automedicarse, confiando en la experiencia de amigos y familiares en lugar de acudir a un profesional de la salud. Farmacéuticos locales también corroboraron esta tendencia, indicando que la automedicación era común, especialmente para analgésicos y antibióticos.
En medio de todo esto, lo cierto es que la falta de acceso a tratamientos asequibles no solo pone en riesgo la salud individual, sino que también impacta negativamente en el bienestar social y económico del país. A medida que las jubilaciones no se ajustan a la inflación y el acceso a servicios de salud se ve comprometido, es crucial que las autoridades tomen medidas efectivas para garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder a los medicamentos necesarios sin que esto comprometa su estabilidad financiera.