Por Luis Petri
Sorpresa tras sorpresa, Luis Petri atraviesa el momento más rutilante de su carrera política. No sólo fue la revelación de las recientes PASO en Mendoza, sino que además esta semana fue confirmado como compañero de la fórmula presidencial que encabeza Patricia Bullrich, dentro de Juntos por el Cambio (JxC).
Así, lo que él mismo definió durante la campaña como "dos años en el llano" tras concluir su mandato como diputado nacional, a este salto al primer plano de la política nacional, dan cuenta de lo exitosa de su apuesta local.
La audacia en su jugada para enfrentar a Alfredo Cornejo, y el más que contundente casi 17% de votos que lo acompañó, no sólo funcionó como un imán para que los principales dirigentes del Frente Cambia Mendoza (FCM) lanzaran un rápido operativo de contención, sino que esa misma noche lo posicionó en la larga carrera hacia 2027 donde insistirá con su objetivo de ser gobernador.
En el medio le ofrecieron encabezar la boleta de Diputados nacionales y hasta un hipotético ministerio de Seguridad, en el caso de un triunfo de Cornejo. Todas opciones desestimadas, tal vez con la oculta esperanza de algo más que a pocos días terminó confirmándose.
Fue Julio Cobos, su mentor, e incluso el propio Cornejo quienes aseguraron que su perfil y su elección en Mendoza lo hacían "vicepresidenciable"; una exaltación que sonaba más como un piropo que como una posibilidad cierta.
Pero Bullrich parece haber razonado con celeridad en base a una serie de condiciones que venía madurando para su acompañante: que fuera radical, del mal denominado "interior" y que estuviera en línea con su rotundo pensamiento de barajar y dar de nuevo en este país. Sin contemplaciones ni gradualismos.
Petri cumple en orden todas y cada una de esas premisas, aunque muchos radicales no se sientan del todo identificados con sus posturas, que sí suelen sintonizar con el sector de los "halcones" de la coalición, y en especial, del Pro.
Son conocidos sus duros posicionamientos en materia de Seguridad, que incluyen una ley provincial de 2012 que lleva su nombre y que luego se replicó a nivel nacional en 2017 (de restricción de salidas transitorias para condenados por ciertos delitos, como violación, homicidios y narcotráfico); ideas que también expresó en campaña al argumentar la instalación de inhibidores de señal de celulares en las cárceles para evitar que desde allí se comentan delitos, o al asegurar que los presos comen mejor que los chicos en las escuelas.
Lo cierto es que el trampolín en el que por estos días se ha visto catapultado Petri fue festejado en el oficialismo local ya que supone su presencia en la boleta nacional y una eventual tracción de votos al menos de una de las listas de JxC. Justamente la que de la mano del denominado "Grupo Malbec" alineó a gran parte del radicalismo nacional (el mendocino incluido) detrás de la precandidatura de Bullrich en la última Fiesta de la Vendimia con una foto que alteró el escenario opositor.
En su presentación, la precandidata presidencial aseguró que con el mendocino comparte "valores y una misma mirada sobre el orden que Argentina necesita" y que Petri tiene el "coraje, valentía y decisión" para los "cambios profundos" que Bullrich promete. Toda una definición de su idea de gestión y de la sintonía que adelanta tiene con quien compartirá el binomio para superar las PASO.
Más allá de su suerte, Petri pretende consolidar el peso político que evidenció en las primarias mendocinas y que aspira a incrementar con una campaña nacional que en caso de sortear la interna que le propone Horacio Rodríguez Larreta, lo puede poner en la cúspide de la dirigencia nacional.
Mientras tanto, el halcón mendocino no se conforma con la altura alcanzada en las últimas semanas. Sabe, que en política hay tiempos para el vuelo rasante y otros en los que los buenos vientos te pueden llevar a dimensiones antes inimaginadas.