La Vendimia 2023 no sólo se transformó en el epicentro de la discusión política nacional, sino que además -entre discursos, charlas reservadas, brindis, declaraciones y gestos públicos- dejó algunas contundentes definiciones que bien pueden signar también el panorama provincial.
Como buen año electoral, la presencia de aquellos dirigentes que aspiran al sillón de Rivadavia se volvió el principal atractivo de esta fiesta popular que entre el fervor de las calles y el desfile de reinas, entremezcla lobby empresario y rosca política. Así, un oficialismo nacional opacado ante la ausencia de Alberto Fernández, buscó compensar con un puñado de ministros fuertes como Sergio Massa, Eduardo Wado De Pedro, Victoria Tolosa Paz y Daniel Filmus. Ellos parecían incómodos en su excursión a territorio hostil frente al despliegue ampuloso de los opositores de Juntos por el Cambio y los reclamos del sector productivo.
Sin embargo, las disputas internas de la oposición pudieron más que la vocación de poder por recuperar el Gobierno. Así quedó plasmado con la visita anticipada de Horacio Rodríguez Larreta que no pudo pasear sus ansias presidenciales por el misterio que promueve sobre su futuro Omar De Marchi. Y peor aún, no quiso extender su estadía para evitar seguir dando explicaciones sobre algo que para él mismo no tiene sentido: De Marchi debe jugar por dentro de Cambia Mendoza. No hay opción. Pero tampoco resolución por parte del jefe de Gobierno porteño. Algo que prometió a Rodolfo Suárez y Alfredo Cornejo, pero aún sin éxito.
Distinto fue el paso vendimial de su rival interna del Pro y de JxC, Patricia Bullrich. Ella se sintió segura en terreno aliado, sin conflictos locales y con conceptos claros sobre la construcción que desea para llegar a la Casa Rosada, pero también para Mendoza. Y eso incluye que De Marchi, ni nadie, tiene el derecho de dañar a la coalición "con chances de ganar" el próximo turno electoral.
Para mayor beneplácito, la ex ministra de Seguridad se llevó un souvenir más preciado que los que reparten desde los carros vendimiales: una foto que es un guiño de apoyo de los radicales "con votos" como definió un hombre del Pro. Una instantánea que nucleó no sólo a Cornejo y Suárez sino también al correntino Gustavo Valdés, a la santafesina Carolina Losada, al bonaerense Facundo Manes, al formoseño Luis Naidenoff, a los que se les sumó Emilio Monzó. Una entente nacional, con volumen, que desafía en la interna al también radical y precandidato Gerardo Morales, pero especialmente al conflictuado Rodríguez Larreta.
Lo cierto es que la cosecha de adhesiones vendimiales dejó algunas certezas que en el futuro podrá decirse que brotaron en Mendoza. La primera, tiene que ver con el hartazgo del Pro nacional con los juegos de intriga y desgaste que De Marchi parece haber llevado hasta la exasperación de los propios. Y por ende, a la pérdida de la paciencia de los que hasta hace poco tiempo le daban una chance. A esta altura, nadie descarta que más allá de la decisión del lujanino, el Pro formará parte del frente oficialista. Cada vez más acorralado, pero no por ello vencido, el final parece ofrecer para De Marchi sólo opciones personales, que aún así pueden ser de alto impacto. Y con ello, dañar -por falta de autoridad- la imagen en Mendoza de Rodríguez Larreta.
La segunda impresión es la que ratifica el estado de debilidad del peronismo local y nacional en la provincia, sin candidatos firmes a la vista y sin poder apalancarse en las figuras foráneas como hizo en otras ocasiones. Los anuncios de Massa siguen tirando la pelota para adelante de las necesidades de la producción y no aparecen referentes que ayuden a consolidar ese voto. Una vuelta más de la misma crisis del Frente de Todos, de la inconsistencia de su gestión y de la escasa generación de expectativas capaces de torcer ese rumbo. A pesar de ello, creen que podrán retener los municipios mendocinos que adelantan. Si ello no ocurriera, la desazón sería inmensa.
Finalmente, el Gobierno respiró por lo que definió como "una Vendimia sin conflictividad social" a pesar de la más que crítica situación económica. Los aumentos a cuenta durante enero, febrero y marzo para los estatales, así como el anuncio de próxima apertura de paritarias parecen haber encauzado otro clásico capítulo de esta fiesta, pese al preludio del Carrusel donde las protestas también son parte de la tradición. Pero esta vez quedaron en segundo plano ante estos claros reacomodamientos de la política que asomaron en Mendoza.