La desaparición del niño Loan Danilo Peña, producida hace más de un mes en la provincia de Corrientes, ofrece diversas aristas, todas complejas y decepcionantes, que han impedido hasta el momento su esclarecimiento; ni siquiera la posibilidad del fortalecimiento de hipótesis certeras que colaboren en establecer el umbral de la verdad.
La sucesión trágica de los días en la incertidumbre y el abanico de posibilidades desplegado en este tiempo también han impedido que las condiciones objetivas en las que se concretó el ocultamiento del pequeño puedan revelar indicios que ayuden a la investigación.
Son tales las variables de precariedad, tanto de la familia víctima como del sistema de protección y/o de Justicia que debería impedir situaciones de esta naturaleza, que pocos parecen reparar en el aislamiento, la pobreza, con su combinación de escasez de recursos materiales y oportunidades de superación, que no son exclusivas de una provincia, ni de la localidad de 9 de julio donde ocurrió el hecho.
Por el contrario, la descripción de ese paraje rural, con trabajadores informales o bajo alguna forma de precarización, en algunos casos con instrucción básica, es muy similar a lo que ocurre en cualquier destino alejado de la provincia con la que se desee comparar. La Argentina profunda que a menudo es olvidada.
Las creencias populares como las del Pomberito, que expresó Catalina, la abuela de Loan, son ejemplos concretos del universo simbólico tan alejado de lo que se entiende como una cultura contemporánea, internacionalizada y tecnológica con la que generalmente los medios de comunicación pretenden homogeneizar sociedades. Pero está demostrado que esto no siempre es así en todas partes.
A su vez, la presencia del Estado, en la etapa de la investigación y el todavía esperado esclarecimiento, también ha dejado mucho que desear no sólo con una intervención judicial plagada de dudas y demoras, al menos en lo que le correspondió a la provincia de Corrientes, y un aparente punto ciego cuando el expediente llegó a la Justicia Federal.
Para mayor complicación, hay serios indicios que vinculan al comisario del pueblo, Walter Maciel, con la obstrucción de la causa, su entorpecimiento y desviación. Con lo cual ha de suponerse que si quien debe velar por la seguridad no hizo más que dilatar la búsqueda, enviar mensajes difusos y plantar pruebas falsas, es poco lo que puede esperarse como resultado final.
La hipótesis más cercana que se maneja hasta el momento es que Loan haya sido secuestrado con fines de trata de personas. Una aberración que pese a la gravedad del delito no tiene más elementos ciertos que la propia desaparición del menor. Por el contrario, el reciente ministro de Seguridad correntino, Alfredo Vallejos, asumido tras la crisis política que desató el expediente, puso en duda que sea un caso de trata. Hasta el momento, la imputación a los ocho detenidos es "sustracción y ocultamiento de menores".
Sin embargo, semanas atrás, Laudelina, tía del niño, aseguró en sede judicial, aunque luego se desmintió a sí misma, que fue el matrimonio que conforman el militar retirado Carlos Pérez y la ex funcionaria municipal María Victoria Caillava, quienes ese día trágico atropellaron con su camioneta al menor y luego bajo amenazas, la obligaron a plantar el botín para confundir la búsqueda de los perros y los peritos. Esta semana se volvió a desdecir pero dejó abierta la posibilidad del secuestro.
Por estos días se han estado concretando las indagatorias de los principales acusados, quienes están detenidos en distintos complejos penitenciarios de diversas ciudades del país, a la espera que sus declaraciones puedan establecer indicios precisos de la mano de los resultados de las pericias que hasta hace poco estaban bajo secreto de sumario. O constatar la cadena de complicidades que especula la jueza Cristina Pozzer Penzo.
Pero mientras tanto, los días pasan sin que aparezca una orientación certera del destino o el paradero del menor. Si esto fuera así, Loan se sumaría a la penosa lista de personas en el país sobre las que no se supo nunca más de un momento para otro, con el calvario que sus familiares arrastran hasta hoy en la búsqueda y el dolor que no cesa.
Allí están los casos emblemáticos como el de Marita Verón o María Cash, pero también el de la niña Sofía Herrera o Guadalupe Lucero, más recientemente. Aunque no son los únicos: Miguel Brú, Jorge Julio López, Tehuel de la Torre, entre otros, quienes por diversas razones y en diferentes circunstancias, también han desaparecido.
Incluso, los casos acontecidos en Mendoza con el ya casi olvidado de Brian Irusta, sucedido en 2001 cuando sólo tenía 1 año de edad, y que pese a su difusión, no se supo nunca más nada de él. O el de los hermanos Cardozo Saldana o el de Eduardo David Arguello Arias, todos incluidos actualmente en la búsqueda de Missing Children.
Pero no sólo niños: en el último año en esta provincia también desaparecieron Darío Sebastián Codina Bandes y Nataniel Guzmán que a pesar de la recompensa que ofrece el Ministerio de Seguridad y Justicia no ha habido datos ciertos sobre su paradero.
El caso Loan ha reactualizado la preocupante trama de la desaparición de personas en Argentina, numerosos casos que con el paso del tiempo sólo se transformaron en nombres de la crónica policial y de cuya ausencia no se tuvo más noticia.
Es de esperar que Loan Danilo Peña, apenas un niño de 5 años, no engrose ese triste listado.