“Con certeza es el autor porque hay una víctima que pudo dar con la identificación”, aseguró la ministra de Seguridad, Mercedes Rus, apenas se conoció la noticia de la detención de Víctor Rodríguez, principal sospechoso del brutal secuestro y abuso sexual de una joven universitaria ocurrido hace una semana en Las Heras.
El acusado fue encontrado este martes en El Borbollón, oculto bajo una manta en una finca abandonada, relativamente cerca del lugar donde ocurrió el hecho. Según detalló Rus, la información clave para dar con su paradero provino de un informante anónimo, cuya identidad se mantiene en reserva.
“No fue un vecino, sino un informante que llamó. Tenemos que proteger el nombre de esa persona, que habló con el comisario Diego Gómez”, explicó la funcionaria. Gómez está a cargo de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual de Investigaciones.
Te puede interesar
Identificado por la víctima
La ministra destacó que el avance de la investigación se apoyó en la identificación directa del sospechoso por parte de la víctima, lo que permitió confirmar su identidad, verificar sus antecedentes y sumar elementos clave al expediente. “Estamos hablando de un delito grave, con abuso sexual con acceso carnal y privación ilegítima de la libertad”, remarcó.
Rus también pidió que Rodríguez reciba una “condena razonable”, en línea con la gravedad del caso. “Lo encontraron solo, en El Algarrobal, tapado con una manta”, relató sobre el momento de la aprehensión.
Un prontuario alarmante
Rodríguez no solo enfrenta una causa por este nuevo ataque: tiene antecedentes por abuso sexual contra tres sobrinas menores de edad. Las más chicas, de 6 y 7 años, lo denunciaron en noviembre pasado, lo que motivó a una tercera víctima, de 12 años, a contar hechos ocurridos cinco años antes. A raíz de estas acusaciones, su propia madre lo expulsó de su casa, según informaron fuentes cercanas.
Un ataque planificado y cruel
La víctima, una estudiante universitaria de 20 años, denunció que el lunes pasado fue interceptada por Rodríguez cerca de su casa cuando regresaba de cursar. Fue llevada a la fuerza a una vivienda, donde estuvo secuestrada durante al menos siete horas. Allí, el agresor le colocó pegamento en los ojos para que no pudiera reconocerlo y luego la abusó sexualmente.