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Tarde o temprano, Bullaude se irá convirtiendo en una pieza clave para Boca y compleja de reemplazar

Tras una serie de partidos en el banco de suplentes, el mendocino jugó sus primeros minutos oficiales en el "xeneize". De a poco se irá adaptando y muy probablemente se convierta paulatinamente en un jugador de esos que hacen la diferencia

 

04/09/2023 09:42
El momento del debut.
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El cambio de orientación fue tan brusco y repentino que desprenderse de una identidad en el modo de interpretar cómo exponer su juego le trajo aparejado un reemplazo de paradigma y no solo dentro de la cancha.

Ezequiel Bullaude tuvo que afrontar el duelo por la pérdida de un estándar múltiple, el cual modificó pautas que fueron mucho más allá de una performance juzgada solamente desde el prisma del hecho deportivo.

A tan temprana edad y en la transición de una adolescencia tardía hasta el acceso progresivo hacia el mundo adulto, aquel veinteañero que deslumbraba en cualquier estadio argentino que le tocase se fue convirtiendo en una pieza referencial de un Godoy Cruz en modo usina generadora de fútbol.

A su manera, también, hasta rompía moldes con respecto a cómo definirlo o calificarlo.

Esta tendencia actual de cosificar absolutamente todo se veía imposibilitada de hallarle un rótulo tal como si fuera una pieza dentro de un engranaje.

Armador, enganche, volante interno, enlace, todo terreno, preciosista, conductor o cualquier otro término que permitiera decantar en una definición a mano eran palabras clave que podían insertarse en un análisis con relación a una función específica.

Y encima, en un medio tan complejo como el holandés, que desde aquella fabulosa "naranja mecánica" setentista nunca consiguió coronar con éxito los proyectos ideados al efecto.

De allí que, además, la permanencia en el sector base sub21 le implicó una readaptación por cómo lo recibió Feyenoord para generarle un ámbito de pertenencia. 

Con apariciones en cuentagotas participando del proceso en el equipo mayor, la ausencia de minutos prolongados en cancha le mermó la posibilidad del salto de la faz preparatoria a la consolidación que ofrece la titularidad.

De ahí que el regresar a la Argentina post Mundial, luego de aquel cruce tan virulento en los cuartos de final y con el "¿qué mirá bobo? ¡andá pa'llá!" de un Messi desconocido al verbalizar y centralizarlo en un rival, era poco menos que un desafío en el sentido más amplio del término.

Y si, encima, es retornar a través de un préstamo por 18 meses a un generador de experiencias tan intensas como lo representa Boca Juniors, este hecho desafiante no tenía punto medio. Y asumió el riesgo, conjuntamente con sus posibles consecuencias.

En una Bombonera impaciente, como la que hubo anoche y con un resultado adverso, que el entrenador haya decidido eyectarlo del banco de suplentes era una prueba de fuego para que debutase frente a un público expectante y un adversario que manejaba el tanteador favorable hasta con cierta suficiencia.

Medido desde la estadística y los porcentajes de aciertos/errores, la calificación puede quedar encriptada en un cúmulo de datos no siempre provechosos. 

Lo cierto es que Jorge Almirón sabrá llevarlo de a poco, sin urgencias ni presiones, pero también sin prisa ni pausa.

Bullaude tiene una lectura de juego propia de un futbolista maduro y con la experiencia necesaria como para medir qué hacer y qué evitar en los pasajes decisivos. 

Esta característica, asociada al buen pie y aun estado de repentización que esta formación "xeneize" parece estar pidiendo como agua en el desierto, es la que tarde, paulatinamente, lo irá convirtiendo en una figura referencial dentro de un plantel que cuenta con escasos jugadores con este potencial.

El manejo de la pausa, el cambio de ritmo, la decisión para quebrar líneas, meter un pase filtrado o encarar de motu proprio sobre zonas de riesgo para el contrincante, conforman un combo que el talentoso y polifacético valor surgido en el Tomba está en condiciones de exponer tal como lo hacía con naturalidad previo a su partida hacia el progreso futbolístico en suelo europeo.

Talento, le sobra. Convicción en lo que hace, ídem. La impresión, medida a mediano o, quizás, hasta corto plazo, es que a Boca llegó para quedarse

Cuando ensamble definitivamente como la pieza faltante del rompecabezas, allí se verá su mejor versión. La que tanto se necesita en La Ribera, pero también en este sello de calidad que demanda el "efecto Qatar" para exhibirse en las canchas donde le toque exponer su categoría. 

Y ese potencial, que ya supo expresar más de una vez, anima a pensar que el denominarlo "pichón de crack" no es una exageración ni mucho menos.

Tiempo al tiempo...

 

 

 

 

 

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