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Kapuscinski, Moreno y la antorcha encendida del periodismo

El periodista dejó un legado para generaciones dedicadas al Periodismo. A su manera, también lo hizo el patriota. El 4/3 los une en nacimiento y muerte-simbólicamente- pero sobre todo por el mismo modo de involucrarse con la profesión

04/03/2022 15:20
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¿Por qué Ryszard Kapuscinski en considerado un Maestro – así, en mayúsculas – para generaciones de periodistas sin que haya fronteras ideológicas o geográficas que limiten el concepto?

Basta acercarse, física o simbólicamente, a su tumba en el cementerio de Varsovia, en la cual yacen una maceta y un jarrón de cristal como si fueran lapiceros – estudiantes y periodistas la visitan casi cotidianamente y allí dejan su ofrenda -.

Nacido un 4 de marzo, como hoy, pero de 1932 – hubiese cumplido 90 años de edad – el notable periodista polaco resignificó qué significa el periodismo en la más amplia acepción del término.

Razones no le faltaban a este extraordinario cronista de la vida, quien – entre otro medios prestigiosos- publicó para Time, The New York Times y Frankfurter Allgemeine Zeitung, además de haber sido un docente sumamente ponderado en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, presidida en su momento por Gabriel García Márquez, nada menos.

Kapuscinski había nacido en Pinsk, en ese entonces territorio de Polonia, pero que hoy pertenece a Bielorrusia. Solamente resta imaginarnos cómo hubiese cubierto el actual conflicto bélico a partir de la invasión rusa a suelo ucraniano.

“Las malas personas no pueden ser buenos/as periodistas” fue una de sus frases emblemáticas, por más verdad de Perogrullo que se hubiera interpretado.

Sabía por qué lo decía.

Sobre todo, porque sostenía que la misión de cada periodista era la de poner las situaciones en contexto y desde allí tomar una posición – en definitiva, no prejuzgar de antemano ni anteponer una mirada parcializada de motu proprio -.

En su trayectoria se cuentan la cobertura de 27 revoluciones, de las cuales 12 las cubrió desde el frente de combate; 4 veces fue condenado a muerte, además.

“Los cínicos no sirven para este oficio”, también definió con precisión meridiana.

Supo observar, analizar, diagnosticar y definir el fenómeno novedoso de aquello que la industria comunicacional estadounidense denominó “media worker”.

“El deber del periodista es informar y no fomentar el odio o la arrogancia”, expresó en un juicio de valor taxativo.

Y le sumó otra visión en perspectiva: “Ese tipo de periodistas no tiene problemas éticos ni profesionales, más que nada porque no se hace preguntas a sí mismo”.

 

 

 

Este 4 de marzo, valga la relación simétrica, también tiene un punto de contacto con el periodismo en la Argentina.

Ese día, pero de 1811, Mariano Moreno falleció y fue arrojado envuelto en una bandera inglesa al mar – hasta hoy día, se sospecha que resultó envenenado a sus 33 años de edad -.

El patriota iba hacia Inglaterra en una misión diplomática, pero tras de sí acumulaba una historia personal en la que dividía posiciones entre quienes lo apoyaban y quienes lo rechazaban.

Moreno había fundado el diario “La Gazeta de Buenos Aires” pocos días después de la Revolución de Mayo con el fin de agitar y sostener el fervor patriótico de entonces.

El 7 de junio de ese 1810 se publicó el primer número y por eso esa fecha es considerada el “Día del Periodista” en nuestro país.

Kapuscinski y Moreno nunca se conocieron en vida.

Quizás, hoy – quién sabe dónde – estén dialogando como personas libres, comprometidas e identificadas con los ideales nobles y no contaminados.

 

 

 

 

 

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