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La gran oportunidad para la selección olímpica

Javier Mascherano, sin títulos como jugador de la selección mayor más allá de cinco finales y muchos torneos disputados, pero paradójicamente con dos medallas doradas en 2004 y 2008, puede ahora respirar con cierto alivio como entrenador del equipo olímpico albiceleste luego de dos fechas jugadas en el actual campeonato de Paris.

27/07/2024 22:24
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Por Sergio Levinsky, desde Buenos Aires

El actual director técnico de la selección argentina olímpica llegó a París con muchos cuestionamientos a su labor en el juvenil sub-20 que no había conseguido clasificarse al Mundial de la categoría y que si terminó disputándolo fue porque por razones políticas, la FIFA le quitó la organización a Indonesia y se lo entregó a la Argentina, por lo que pudo disputarlo por ser local. Sin embargo, Nigeria lo eliminó ni bien ingresó en las fases finales.

La sensación, en ese momento, fue que Mascherano no había aprovechado una gran generación de futbolistas que ya desde entonces estaban en condiciones de pisarles los talones a muchos de los actuales campeones de América y del mundo, acaso por no tener un sistema claro de juego y por estar demasiado enfrascado en las luchas de poder dentro de la AFA.

Mascherano sólo se hizo cargo del equipo sub-20 luego de que Fernando “ Bocha” Batista fuera contratado por la Federación Venezolana para hacerse cargo de la selección absoluta ante la salida de José Pekerman y luego de que el exvolante de River, Liverpool, Barcelona y la selección argentina estuviera a cargo, primero, de un proyecto técnico para trabajar con juveniles en un proyecto en el que pretendió importar el estilo del llamado “ADN Barça”, pero de buenas a primeras, todo quedó en la nada cuando recibió la oferta de hacerse cargo del sub-20 y luego, pese al fracaso, del actual sub-23.

Varios de aquellos jugadores del Mundial sub-20, destacados en lo individual y con crecimiento en su carrera fueron nuevamente convocados por el director técnico, mientras intentaba seducir a varias de las estrellas consagradas para ocupar los tres puestos de mayores de 23 años que permite el reglamento olímpico, pero se encontró siempre con la negativa de todos ellos, especialmente Lionel Messi y Ángel Di María, mientras que a Emiliano “Dibu” Martínez no lo autorizó su club, el Aston Villa.

Así fue que sobre el final de la Copa América, se terminaron sumando el arquero Gerónimo Rulli, el defensor Nicolás Otamendi y el delantero Julián Álvarez, quienes rápidamente tuvieron que adaptarse a la estructura existente.

Es claro que estas incorporaciones hicieron pagar bastante caro al equipo, con un esquema que comenzó dependiendo de la gestación por parte de los creativos Kevin Zenon y Thiago Almada, pero el primero no rindió lo esperado y perdió la titularidad, y adelante, se decidió que dos nueves como Lucas Beltrán y Álvarez ocuparan el ataque, probando una vez más lo dificultoso que es que dos “nueves” jueguen juntos si el esquema no está muy bien aceitado.

Se trata de un equipo que juega un fútbol híbrido. Que puede tener bastante tiempo la pelota pero que no tiene demasiada idea colectiva sobre qué hacer con ella, lo que pudo palparse en el debut ante Marruecos, y mejoró ante Irak, en el segundo partido, cuando ingresó Ezequiel “Equi” Fernández para los quites limpios y la distribución, perdidos en la confusión como siempre están, pese al trajín en el medio, Cristian Medina y Santiago Hezze.

Y al contrario de la selección mayor, en la que uno de sus activos principales es el triángulo final –“Dibu” Martínez, Cristian Romero y Nicolás, Otamendi-, todo lo contrario pareciera suceder con el equipo olímpico: ni Rulli, ni Marco De Césare ni Otamendi dan garantías ni seguridad y la prueba está en los tres goles ya sufridos en el arco propio.

La sensación es que Leandro Gondou, que ya apareciera muy bien en el sub-20, tiene un peso específico muy importante en el área, y lo mismo, Giuliano Simeone, quien transmitió mucha fuerza cada vez que le tocó entrar y ante Irak, en el segundo partido, fue acertado el ingreso de Zenón, en una posición intermedia por la izquierda, en reemplazo del lateral por ese lado, Julio Soler, de muy buena actuación.

Tras una derrota con escándalo en el debut olímpico ante Marruecos (a partir de los 15 minutos descontados y el gol del empate 2-2 anulado a la selección argentina tras dos horas de deliberación entre el COI y la FIFA con el partido parado por incidentes desde las tribunas por parte de los hinchas marroquíes), el alivio parece haber llegado ahora al equipo argentino con el justo y buen triunfo 3-1 ante Irak y, posteriormente, el triunfo de Ucrania sobre Marruecos que deja a los cuatro equipos con tres puntos en la tabla, a falta de la definición del grupo del próximo martes, y con los albicelestes arriba por diferencia de gol, lo que comienza a parecerse, al menos en resultados, al Mundial de Qatar 2022.

La gran diferencia con aquel torneo es que tras un muy mal debut ante Arabia Saudita, el entrenador Lionel Scaloni echó mano de otros jugadores que él consideraba que estaban mejor que los que ingresaron en el primer partido, pero se llegaba con la confianza de haber ganado títulos como la Copa América y la Finalissima.

Aquí, por ahora, la cuestión parece diferente: un equipo bastante dependiente de Almada, que salvo en el caso de el propio volante creativo y los tres mayores de 23 años, viene golpeado por aquellas derrotas en el sub-20, y con un entrenador como Mascherano mirado de reojo por la sociedad futbolera luego de haber trastabillado ya varias veces desde el banco de los suplentes.

Por eso, más allá de los números, llegó la hora de la muestra de convicción por un sistema de juego que represente al fútbol argentino y de aprovechar esta oportunidad de avanzar en busca de la tercera medalla dorada de la historia, después de que los planetas parecieron alinearse este sábado con un par de buenos resultados.

Ahora hay que recuperar el fútbol para poder avanzar sin dar pasos en falso y se necesitará, más que nunca, convicciones firmes y señales claras desde los que deben tomar determinaciones.

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