La provincia de Buenos Aires tendrá este año elecciones sin Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Con el respaldo de más de dos tercios de los legisladores presentes, la Cámara de Diputados bonaerense aprobó este lunes la suspensión de las primarias, una decisión que reconfigura el mapa político de cara a las elecciones del 7 de septiembre.
La medida, que ya había sido avalada por el Senado, se concretó en una sesión postergada la semana pasada por la muerte del papa Francisco y que estuvo cargada de tensiones internas dentro del peronismo y de críticas opositoras.
La suspensión de las PASO, respaldada mayoritariamente por Unión por la Patria, La Libertad Avanza, el PRO y la UCR, encontró resistencias en los bloques de la Izquierda y en un pequeño sector oficialista: la diputada Lucía Klug (Patria Grande) y Ricardo Lissalde (Frente Renovador) votaron en contra, al igual que las bancadas trotskistas.
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Pero la anulación de las primarias dejó pendiente otro tema urgente: la necesidad de modificar los plazos electorales. La actual ley 5109, vigente desde los años 40, establece apenas 30 días entre el cierre de listas y la votación, algo que, según la Junta Electoral bonaerense, es insuficiente para garantizar la fiscalización. El organismo solicitó ampliarlo a 50 días, mientras que el gobernador Axel Kicillof propuso originalmente un plazo de 70.
El debate sobre la extensión de los plazos se reactivará este martes, cuando la comisión de Reforma Política de Diputados reciba a las autoridades de la Junta Electoral. Allí expondrán la presidenta de la Suprema Corte, Hilda Kogan, la vicegobernadora Verónica Magario y el titular de la Cámara baja, Alexis Guerrera.
Internas expuestas y críticas cruzadas
Durante el debate, quedaron en evidencia las fracturas dentro del oficialismo. La diputada oficialista Susana González lamentó públicamente las divisiones internas: "No puedo tolerar que quienes fuimos oficialismo pongamos palos en la rueda. El gobernador necesita apoyo, no sabotajes", dijo al recordar que parte del cristinismo impulsaba proyectos alternativos como la concurrencia de elecciones, desoyendo la estrategia de Kicillof.
En la oposición también hubo duros reproches. El diputado libertario Sebastián Pascual acusó al peronismo de haber demorado la suspensión de las PASO por disputas internas: "No nos hagan pagar a todos los bonaerenses sus internas", lanzó. En la misma línea, la diputada Laura Cano (PTS-FIT) calificó la sesión como "un espectáculo obsceno" y criticó que "estas maniobras solo alimentan a la casta política".
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Mientras tanto, los negociadores políticos del Ejecutivo, encabezados por la Secretaria General Agustina Vila y la vicegobernadora Magario, intentan acercar posiciones para avanzar con la reforma de los plazos. Sin embargo, no está claro si se enviará un nuevo proyecto o si la negociación obligará a incluir concesiones a la oposición, como designaciones judiciales o cargos en el Banco Provincia.
La urgencia es clara: la elección provincial, separada de los comicios nacionales, movilizará a más de 13 millones de bonaerenses en menos de cinco meses. Sin PASO y con plazos por definir, la provincia entra en una etapa de alta tensión política donde cada movimiento puede ser decisivo.