Mientras Fernando Andre Sabag Montiel permanece aislado en un calabozo de la Alcaldía de Cavia de la Policía Federal en Palermo, la Justicia busca esclarecer y despejar toda duda sobre el atentado contra la vida de la Vicepresidenta, el pasado jueves en Recoleta.
Aunque el agresor se negó a declarar, hay varios elementos que impulsan la investigación: los testimonios de sus allegados, las pericias informáticas y balísticas; el análisis de cámaras de seguridad y los elementos secuestrados en el allanamiento al monoambiente en el que vivía. Todas estas líneas de investigación terminan hablando por él y ayudan a reconstruir el contexto y los motivos que lo llevaron a gatillarle en la cabeza a CFK.
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Los detectives del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA, que coordina la investigación determinaron que, el arma Bersa calibre .32, contaba con cinco proyectiles en el cargador (ninguno en la recámara), además tenía la numeración limada y solo podían verse los últimos tres números.
Según la información, la pistola había pertenecido hasta el 2021 a un hombre domiciliado sobre la calle Condarco, en Villa del Parque, vecino en aquel entonces del agresor de la Vicepresidenta.
El dato ya fue incorporado al expediente que tiene a su cargo la jueza Capuchetti, ante quien ayer el imputado se negó a declarar.
Sin embargo, en ese acto, el ciudadano brasileño admitió ser el dueño del arma, algo que ya fue descartado porque no estaba registrada a su nombre y ni siquiera era legítimo usuario.
Los pesquisas de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal Argentina (PFA) ya tienen acreditado que la pistola era de un hombre fallecido.
“Era vecino y amigo de Sabag Montiel”, dijo uno de los investigadores consultados por Télam, quien confirmó que al momento de secuestrarla, la pistola tenía la numeración limada y solo podían verse los últimos tres números 250-.
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Lo que aún no tienen claro los investigadores es si el acusado se la había pedido prestada a su vecino y que, una vez fallecido, se apropió de ella, o si se la robó.
Además, los pesquisas confirmaron a Télam que las 100 balas halladas ayer en la casa del detenido en la calle Uriburu al 729 de la localidad bonaerense de San Martín, eran del mismo calibre .32 corto de la pistola que utilizó para cometer en frustrado atentado.
Allí, también secuestraron documentación del detenido, como una fotocopia de su DNI, un certificado de actividades esenciales con motivo de la pandemia de coronavirus, un certificado médico, un certificado de discapacidad que resultó ser falso y estaba hecho a nombre del detenido como si hubiera sido expedido por la Junta Evaluadora de Quilmes y una radiografía dental.
(Télam)