Rodeado de elevaciones que este año ya recibieron sus primeras nevadas y dueño de encantadores paisajes, Los Miches es quizás uno de los pueblos más bellos de la provincia de Neuquén; y se ubica en el norte cordillerano, a poco menos de 490 kilómetros de la ciudad capital. Cualquiera que lo visite llevando consigo el estrés de las grandes urbes podría llegar a tentarse con una vida de sosiego, lejos del ruido. Pero para muchos de los adolescentes que ahí vivían era imposible quedarse si querían continuar sus estudios. Y la pequeña, aunque gran, historia que protagonizó el pueblo tiene que ver precisamente con todo eso: con el arraigo, las ganas de formarse y la superación.
La necesidad de crecimiento había llevado tanto a la comunidad como a sus autoridades a generar espacios para las instituciones. Fue así como, con el ciclo lectivo de 2022, nació el CPEM 97, una escuela de enseñanza media que comenzó a funcionar, de prestado, en instalaciones de la primaria del pueblo. En paralelo, el municipio avanzó con la construcción de un edificio para el concejo deliberante. Y en eso estaban -con la necesidad de un edificio propio para la secundaria y con la urgencia de inaugurar el anexo municipal ya construido- cuando una charla lo cambió todo e hizo que la política cediera espacios ante la razón.
El propio intendente, Víctor Ortega, contó que durante una visita del gobernador Rolando Figueroa le transmitió su ansiedad por inaugurar -de una vez por todas- lo que iba a ser el recinto y le recordó que la secundaria aún no tenía casa propia. La respuesta lo descolocó y le hizo abrir los ojos: “Acá tiene que funcionar la escuela”, dijo Figueroa. Y fue ahí cuando comenzó a cambiar la ecuación, muy especialmente para ese puñado de chicos (unos cincuenta) que ya no tienen la necesidad de ir a formarse a las grandes ciudades. “Verlos en la plaza, tenerlos en casa, en verdad reconforta”, reflexionó un lugareño durante la inauguración, en la que abundaron las emociones. Y no es para menos, ya que cambió la historia.
Las calles, pocas, pero muy bien cuidadas, fueron testigos de una fiesta popular, de esas bien genuinas. El gobernador (hombre del Norte) rememoró los esfuerzos de los chicos de entonces para poder estudiar y hasta narró su propia experiencia. El intendente anunció que cuando la escuela crezca y se mude a un edificio más grande, el que ocupa ahora se destinará a clases virtuales y quizá hasta presenciales de enseñanza superior o terciaria. Y el director de la escuela, Matildo Andrés, habló de aquello tan mentado de que “cuando se quiere se puede”. La comunidad de Los Miches quiso y pudo. Lejos de desanimarse cuando (durante la gestión anterior) volvió de Neuquén sin más respuestas que una promesa y un bosquejo, siguió adelante y se dio a sí misma una lección de lucha responsable.
El reclamo no llevó a la interrupción de las clases. Por el contrario, Los Miches siempre tuvo claro que la herramienta de cambio era y es la educación, así que mantuvo su pedido sin dejar a los chichos sin aulas, y eso fue valorado por las autoridades que, hace apenas unas pocas horas, participaron de la inauguración del edificio de dos plantas. “Hay otras formas de reclamar cuando uno no está de acuerdo, pero no es abandonando la enseñanza de los chicos”, destacó el gobernador.
“Cuando se les abandona la enseñanza a los chicos, en realidad los estamos perjudicando a ellos, porque no le estamos dando herramientas para ser libres de verdad. Siempre tenemos que brindar las oportunidades”, enfatizó.
La educación es uno de los ejes medulares de la gestión de Figueroa y eso lo evidencia, acaso, el programa de becas con el que propende a lograr la igualdad de oportunidades a lo largo y ancho del territorio. El contexto económico con los recortes a las provincias obliga a la austeridad y, a su vez, ésta invita a agudizar el ingenio. La experiencia de Los Miches ha demostrado que cuando la política se enfoca en aquellos que, en definitiva, constituyen el motivo de su existir, el resultado es el festejo.
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