Un médico en Argentina gana el equivalente a US$5.280 al año, contra los aproximadamente más de US$350 mil que cobra un colega en Suiza y Estados Unidos; 200 mil en Canadá; 115.000 en China; 57.000 en España; 47.000 en Brasil; 23.864 en Filipinas; 11.581 en India, y 7.084 en Bangladesh.
Solo en Venezuela y en Cuba la expectativa de ingreso es peor, según el ranking de 2023 del World Statistics.
Por el contrario, el costo promedio de las prestaciones en el país es de US$555 frente a los 500 de Estados Unidos, 520 de Japón o 480 de Francia, de acuerdo con el relevamiento de la consultora Javier Miglino y Asociados.
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Ya el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) había advertido que los precios de los servicios de salud en Argentina habían aumentado 13 veces más que en el resto del mundo en marzo-abril de 2022.
Pero al desregularse la actividad con el nuevo gobierno, los incrementos se multiplicaron: 40% en diciembre; 30% en enero; 20% en febrero, 19% en marzo y entre 16 y 19% en abril.
Paradójicamente, el salario médico promedio en nuestro país ascendía US$350/400 mensuales, versus entre 3.500 y 4.500 de un uruguayo y 3.000 de un brasileño. O sea, 10 veces menos.
El debate sobre los valores de las prepagas, sin embargo, se centra sobre los costos crecientes de la salud, por un lado, y la incidencia que tienen en el bolsillo de los consumidores, en su mayoría miembros de clase media, como lo son los profesionales de la salud.
"Las medidas hasta ahora adoptadas son magras y no atacan el problema de fondo, que es la enorme masa de dinero que se pierde en una distribución anárquica con una intermediación monstruosa fuente de ingresos corruptos –médicos y no médicos–, sindicalistas y otros aventureros que aprovechan el descontrol para vender insumos por valores varias veces superiores aún a los precios del exterior y así mantienen esta bicicleta poco virtuosa funcionando", señala Omar López Mato, miembro de la Cámara de Medicina Oftalmológica (Cameof).
¿Por qué hay ocho obras sociales distintas para atender al personal de la industria petrolera y afines?, pregunta en esa dirección.
El secretario general de la Cámara de Medicina Oftalmológica (CAMEOF), Juan M. Ibarguren, mientras tanto, había comparado la evolución de los valores entre diciembre de 2019 y el mismo mes de 2023, o sea, en la gestión completa de Alberto Fernández.
Puso así de relieve que la inflación acumulada en esos cuatro años fue 1.559%, contra 1.676% que subieron los costos de la salud, el 1.636% que percibieron las empresas de medicina prepaga y el 991% que se incrementaron los aranceles médicos.
En la escala quedó en evidencia que la brecha de este período en términos de valores acumulados con respeto a la inflación fue del 721%. Entre 2005 y 2018 había sido del 153%.
Desfinanciamiento
Comparándolo contra la evolución de los costos daría 838%, y plazos de pago promediando 60, 90 y en algunos casos 120 días, lo que deja en claro el desfinanciamiento.
La inflación acumulada entre diciembre de 2018 y diciembre 2023 alcanzó el 1.175%, mientras la del sector salud fue del 1.380%, las empresas de medicina prepaga aumentaron 767% y los aranceles ajustaron un 690%.
De 2005 al 2020, las Obras Sociales y las Empresas de medicina prepaga incrementaron 46 veces sus ingresos, fue la conclusión que extrajo.
La medicina privada atiende aproximadamente un total de seis millones de personas: dos millones son voluntarios y cuatro millones son trabajadores que pertenecen a una obra social administrada por una empresa de medicina prepaga.
Los incrementos que se dispararon en las cuotas hicieron que unos 200 mil afiliados se pasaran a la medicina pública, cuya capacidad para absorber pacientes se encuentra en un límite, al atender a poco más de un tercio.
El costo de la salud no lo representan únicamente los sueldos médicos, ni mucho menos.
La estructura del gasto en salud, hace tres años, ubicaba a los medicamentos en el 19% de la torta.
El resto se distribuía entre profesionales, sanatorios, tratamientos especiales, etc.
Actualmente, los medicamentos saltaron al 40% de ese presupuesto.
De modo que no sólo se está produciendo un traslado al sector público de personas que no pueden afrontar el nivel al que se llevaron las cuotas de la medicina privada, sino que la Confederación Farmacéutica Argentina informó que en enero y febrero las farmacias vendieron diez millones de unidades de medicamentos menos.
Obra social prepaga
La consultora Javier Miglino y Asociados entrevistó personas de todo el país "con obra social prepaga para comparar los costos con otros países".
Los entrevistados cuentan con Osde, Sancor Salud, Omint, Swiss Medical, Galeno, Medicus, Hospital Italiano, Simeco, entre otros; en valores de $290 a 650 mil por grupo familiar (matrimonio y dos chicos), dando un costo promedio de $470 mil.
Con el dólar oficial en $ 846, equivale a US$555, con lo que Argentina tiene el costo promedio por obra social privada más alto del mundo, indicaron desde la consultora.
Y cruzaron el dato: el costo promedio por las mismas prestaciones (cuatro personas), en EEUU es de US$500, en España 440, Italia 460, Francia 480 y Japón 520.
"Una vez más debemos lamentar este récord, en este caso en la tarea médica, desempeñada en un 100 por ciento por profesionales argentinos, en establecimientos locales y con insumos en un 99 % nacionales. Una muestra más de que los argentinos debemos sufrir costos desproporcionados, no solamente en relación con los salarios que distan muchísimo de los que se cobran en el Primer Mundo, sino también en relación costo-servicio, toda vez que, en dólares, los servicios de medicina privada son más caros en nuestro país que en el resto del mundo", indicó la consultora.
La encuesta se llevó a cabo a más de 5 mil personas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Chaco, Corrientes y Formosa.
En muchos países de Europa, el sistema de salud, incluyendo la provisión de medicamentos, funciona de manera eficiente.
Allí todos contribuyen a un sistema de salud básico y universal que es obligatorio y al que todos pertenecen. Este sistema garantiza un acceso mínimo, esencial y efectivo para todos los ciudadanos.
Si alguien desea acceder a servicios más especializados y costosos, tiene la libertad de hacerlo.
Sin embargo, desde el principio, todos están cubiertos por este sistema.
Los pioneros de este enfoque fueron los alemanes, y hoy en día, toda Europa desarrollada lo adoptó.
Los sindicatos no tienen influencia en este sistema.