Poco después del mediodía de la víspera y bastante antes de la hora previa al partido, Lionel Scaloni difundió la formación titular de La Selección para el duelo frente a Chile sin especular ni ocultar esa información a la prensa y, por ende, al cuerpo técnico adversario.
Por más que esto parezca un dato menor, no tiene nada de insignificante: la certeza del entrenador es la de quien fortalece su propia confianza en las fuerzas propias y que, además, la contagia con sus propios artífices de llevar a cabo el plan de juego en la cancha.
La "Scaloneta" se mantiene en estado de gracia y, parafraseando una vieja frase de la mitología griega, todo lo que toca lo convierte en oro.
Sin embargo, si mantenemos la referencia histórica, el director técnico está lejos de haberse convertido en un "Rey Midas" que se alejaba del contacto con sus pares, sino todo lo contrario.
Las señales que cada integrante del cuerpo técnico albiceleste proyecta hacia el afuera marcan que el sendero trazado es el correcto y, volviendo al uso de la paráfrasis, "se hace camino al andar", tal como cantaba el enorme Joan Manuel Serrat.
Sin fisuras en el arco, "Dibu" Martínez contó con garantías de despejes aéreos en pelotas paradas o en movimiento, a través de una dupla central con oficio, determinación e historia en esta formación como lo ofrecen "Cuti" Romero y Nicolás Otamendi.
La línea defensiva, además, tuvo en ambos laterales una mixtura de marca defensiva como de proyección por ambas bandas para iniciar los circuitos de ataque con pelota dominada desde el fondo y como lo certificaron tanto Nahuel Molina, sobre todo, como Lisandro Martínez, aunque este en menor medida.
Si a esto se le suma que tres mediocampistas "todoterreno" como Rodrigo De Paul, Alexis Mac Allister y Enzo Fernández se desdoblasen en la función defensa-ataque y viceversa, el control de juego a través de la tenencia del balón permitió que el trabajo colectivo no tuviese fallas de funcionamiento, más allá de que el equipo encontró su máximo punto de referencia en el segundo tiempo, aunque no tanto en el primero.
Los ingresos, progresivamente de Marcos Acuña, Giovani Lo Celso, Alejandro Garnacho, Paulo Dybala y el mendocino Valentín Castellanos - debut absoluto - encajaron en modo premium dentro del esquema base original.
En ataque. el creer que se podía reemplazar fácilmente a Lionel Messi y Ángel Di María era el fruto de alguna imaginación fantasiosa. Sabemos que son insustituibles, pero hubo tiempo de ensayos suficientes como para que el cuerpo técnico albiceleste haya seleccionado opciones tácticas exitosamente como para que no se resquebrajase la estructura grupal. Más que nada, porque Leo será quien dosifique como él crea y pueda, este entendible proceso de finalización en su extraordinaria carrera.
Así, Nicolás González trabajó ambas bandas alternativamente, según se lo iba indicando el desarrollo del juego. El cambio de ritmo que impone "Nico" le permitió colaborar como extremo en retroceso defensivo como en contragolpeador por ambas bandas y conforme lo pida la jugada.
Julián Álvarez en función de ariete llegando al área y Lautaro Martínez, complementándose como punta más definido, le dieron al equipo una doble prestación tanto para distraer marcas partiendo el eje hacia las diagonales como encarando para orientar la definición en los últimos metros de cancha.
Argentina modelo post Copa América 2024, en definitiva, ya comenzó sus ensayos con vistas a su defensa del título en 2026.
Soñar con la cuarta estrella está lejos de ser solamente una utopía.