Con un mensaje contundente en redes sociales, la vicepresidente Victoria Villarruel anunció que “llegó la hora de sacar la mugre del Senado, sin contemplaciones”. La sesión especial, prevista para mañana a las 11, tiene como eje principal la discusión sobre el futuro de Edgardo Kueider, acusado de actos “inmorales” por portar dinero sin declarar en un caso que Villarruel calificó como un “bochorno”.
Además, Villarruel lamentó no haber logrado consenso para debatir la suspensión del senador Oscar Parrilli, acusado de encubrimiento agravado en la causa del Pacto con Irán. En su publicación, apuntó contra la oposición, particularmente el kirchnerismo, por “entorpecer” los intentos de sancionar estas conductas.
El caso Kueider: divisiones en el recinto
El debate se centrará en dos propuestas para Kueider: su expulsión definitiva o una suspensión temporal. Mientras el kirchnerismo promueve la expulsión lisa y llana del senador entrerriano, otros bloques, incluidos sectores de La Libertad Avanza, la UCR y el PRO, muestran posturas divididas.
Unión por la Patria, con sus 33 senadores, necesitará al menos 15 votos adicionales para alcanzar los dos tercios necesarios para la expulsión. Este número parece complicado de conseguir, dado el escaso consenso entre las bancadas opositoras.
Parrilli y la sombra de la traición
En paralelo, el caso del senador Oscar Parrilli sigue generando tensiones. Villarruel no ocultó su intención de llevar adelante un proyecto para suspenderlo, basándose en las acusaciones de encubrimiento agravado y traición a la Patria en el marco del polémico Pacto con Irán. Sin embargo, la falta de apoyo suficiente entre los senadores dejó esta iniciativa fuera del orden del día.
Una sesión que marca el rumbo político
La sesión especial de mañana no solo decidirá el destino de Kueider, sino que también será un termómetro político para medir los alineamientos en un Senado cada vez más fragmentado. La cita promete un debate cargado de acusaciones cruzadas, donde el oficialismo buscará consolidar su postura contra la corrupción mientras la oposición define si se une o mantiene sus diferencias internas.
La sesión podría marcar un hito en el manejo de las crisis éticas dentro del Senado, dejando en claro si las instituciones avanzan hacia una depuración o si las alianzas políticas siguen prevaleciendo sobre la justicia.