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Investigan increíble y escandaloso festejo de represores

Investigan una gran fiesta en la casa del represor Jorge Olivera, quien cumple detención domiciliaria, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad con actuación y víctimas en Mendoza y San Juan.

Redacción
07/02/2024 21:42
De la celebración familiar participó Palito Ortega
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Se trata de uno de los responsables del plan sistemático de desaparición de personas durante la dictadura en San Juan y nuestra provincia en cuya celebración de aniversario de casado partició Palito Ortega como principal atracción.

Es que Olivera, con prisión domiciliaria condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, celebró sus 50 años de casado en un multitudinario festejo en su casa de Vicente López.

El represor, al que se vio bastante distendido en el festejo, es recordado como uno de los que jugaba al truco para decidir turnos de violación de la modelo francoargentina desaparecida Marie Anne Erize, hecho por el cual, entre otros, se ganó el apodo de "El Carnicero de San Juan": sin mediar palabras tenía la afición de cortar y poner "carne a la parrilla", es decir, personas sobre las mesas de tortura en los centros clandestinos de detención. Otra de sus víctimas fue el ex gobernador de la vecina provincia, José Luis Gioja, quien estuvo secuestrado durante el terrorismo de Estado.

El protagonismo del hijo del represor

La ceremonia de renovación de votos matrimoniales estuvo a cargo del hijo de ambos, Javier Olivera Ravasi, sacerdote de una rama católica marginal, famoso por rezar con un rosario de balas. La pareja se habría acercado al altar con “La diana de gloria” (un tema que en el universo militar se ejecuta como demostración de júbilo). En un discurso sobre el escenario, Javier Olivera Ravasi dijo sentirse orgulloso de que su padre hubiera defendido la patria contra el comunismo terrorista de los 70. Aseguró que toda la vida lo acompañaron y que la condena por delitos de lesa humanidad es una “cruz” que llevan con alegría. “Porque todo lo que la cruz toca lo termina fructificando”: así se habría referido el cura a la historia de su padre, que fue carapintada durante el alfonsinismo y en los 90 se convirtió en abogado, inició causas contra el Estado y participó en la defensa de otros militares como Guillermo Suárez Mason y Emilio Massera, y del criminal de guerra nazi Erich Priebke, radicado en Argentina.

Olivera fue condenado a prisión perpetua en tres causas por delitos de lesa humanidad cometidos en Cuyo durante la última dictadura militar.

También participó un invitado de lujo. Se trata de Gustavo Ramón de Marchi, ex teniente y miembro de la patota del RIM 22 que lideró Olivera y fue otro de los principales responsables de la represión en San Juan, que no pasó inadvertido: con su bigote tupido, gafas oscuras en plena noche y rastra de cuero y metal con insignias religiosas y patrias. No podía faltar: son grandes amigos, compartieron torturas y asesinatos y en 2013 se fugaron juntos del Hospital Militar Argerich.

Ante el escándalo generado, el titular de la Oficina de Asistencia en causas por Violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el Terrorismo de Estado en Mendoza, Dante Vega, y el fiscal general de San Juan, Francisco Maldonado, solicitaron medidas al Tribunal Oral Federal de nuestra provincia para determinar las circunstancias en que se llevó a cabo la celebración.

Con su presentación, los fiscales procuran determinar el lugar donde fue llevado a cabo el festejo, ya que Olivera transita el régimen de prisión domiciliaria.

Más allá de verificar si pudo incumplirse la medida cautelar que pesa sobre el condenado, Vega y Maldonado señalaron que, aun cuando pudiere haberse llevado a cabo en su domicilio, "esta situación genera conmoción social y desnaturaliza el sentido de la pena, particularmente cuando se está frente a una persona múltiplemente condenada a prisión perpetua por gravísimos crímenes calificados como delitos de lesa humanidad".

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