Es sabido que, dentro de Gran Hermano, Romina ejerce una suerte de liderazgo dentro de la cocina. Es quien se ocupa de cocinar y limpiar el espacio y odia que cualquiera de sus compañeros meta mano allí. Esto, que al principio nadie objetaba, comenzó a generar roces en la convivencia.
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Ahora de cara a la final, sabe que tiene que medir un poco sus reacciones y actitudes para que no la perjudiquen en el juego, y los demás conocen muy bien que ese es su punto débil. Por eso no se vio tan inocente que Rodolfo, padre de Nacho, aprovechará que la exdiputada estaba durmiendo para incursionar en la cocina.
El hombre limpió el freezer, acomodó la heladera y los cajones, ordenó y tiró lo que ya no servía sin consultarle a ella. Por eso, cuando apareció de repente, algunos contuvieron la respiración. Pero Romina, lejos de molestarse, celebró la actitud de Rodolfo.
Feliz, recorrió la mesada con la vista, miró los cajones y agradeció el gesto.