El famosísimo peluquero, Roberto Giordano falleció este viernes a los 75 años en el Sanatorio Mater Dei.
Fue un reconocido estilista y referente de la moda en los 90, que creó un imperio con decenas de sucursales en el país y el exterior. Giordano no logró superar una intervención quirúrgica y murió producto de una afección cardíaca.
Durante las décadas de 1980 y 1990, se convirtió en una figura mediática gracias a sus desfiles, que combinaban glamour, música y celebridades en escenarios icónicos. Su lema, “¡No me peguen, soy Giordano!”, quedó inmortalizado en la cultura popular, al igual que su impronta única en el mundo del estilismo.
En 2022, el peluquero había sido operado del corazón por el doctor Jorge Belardi, un neurocirujano que es una eminencia. En ese momento le hicieron un cateterismo de última generación. En aquel momento llegó a pesar tan solo 60 kilos y estaba muy débil. Incluso por momentos perdía la lucidez.
Fue el coiffeur de Mirtha Legrand, Valeria Mazza, Andrea Frigerio, Pampita y Nicole Neumann, entre otras famosas, se mudó a Uruguay mientras lo investigaba la justicia argentina.
Todo empezó cuando la Justicia Comercial ordenó su quiebra, en diciembre de 2010, después que sus acreedores rechazaron la propuesta formulada en el marco del concurso preventivo. Entre ellos estaban la Federación Nacional de Trabajadores de Peluquería, Estética y Afines; la Obra Social del Personal de Peluquería, el Sindicato de la actividad; el Fisco Nacional y cien de sus 500 empleados.
Luego hubo una primera causa judicial por evasión previsional de más de seis millones de pesos en 2014, pero fue sobreseído cuatro años más tarde. Mientras tanto, aumentaban sus deudas laborales, previsionales, comerciales y tributarias.
Después de una nueva investigación judicial a raíz de una denuncia de la Afip en 2014, el Juzgado en lo Penal Económico N° 10 procesó a Roberto Giordano por el supuesto delito de insolvencia penal fraudulenta y embargó al dueño de los famosos locales por 30 millones de pesos. También lo condenó de dos años y cuatro meses de prisión en suspenso.
Según quedó evidenciado, el empresario creó “sociedades fantasmas”, presididas por conocidos suyos sin capacidad contributiva. Luego, según el procesamiento judicial, “desapoderó” a los testaferros y vendió sus bienes a valores nulos.
También quedó probado que el empresario “ocultó” 17 bienes y propiedades a través de tres firmas. El objetivo era impedir el cobro de sus deudas por parte de los acreedores. Uno de ellos era el Fisco Nacional.