Por la Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351), Médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF. Autora del libro "¿Es estrés o tu tiroides? (Ed. El Ateneo).
Las cifras de sobrepeso y obesidad en las mujeres crecen exponencialmente en la adultez, siendo un importante determinante en la aparición de muchas enfermedades crónicas como por ejemplo la diabetes tipo 2, las demencias, la hipertensión arterial, la osteoartritis, las enfermedades oncológicas y principalmente la enfermedad cardiovascular que disminuye la calidad y esperanza de vida de este grupo etario.
Usualmente se dice que, de manera inevitable, las mujeres aumentan de peso en la menopausia y es por eso que, recientemente, se realizó una revisión exhaustiva con metaanálisis, tanto con estudios longitudinales como transversales para investigar los cambios en la masa grasa entre mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas.
Muchos mecanismos potenciales han sido implicados en la acumulación de masa grasa en la mediana edad, como el envejecimiento, la disminución de los niveles de actividad física, la sarcopenia (es decir, pérdida de masa muscular magra), que son determinantes para disminuir el metabolismo en reposo generando aumento de peso. Sin embargo, los cambios hormonales en las mujeres de mediana edad también pueden ser relevantes.
Dado que el promedio de edad de la menopausia se sitúa entre los 46 y los 52 años, y que la esperanza media de vida de las mujeres en los países desarrollados se encuentra en aproximadamente 81 años, las mujeres pasarán en promedio, casi el 40% de sus vidas en un estado posmenopáusico.
En consonancia se observa en la mujer un incremento significante del peso corporal entre los 38 y 47 años, que continúa elevándose con el avance de la edad; no solo por el bajo gasto metabólico de reposo (por disminución de masa magra), sino que también por el aumento de la ingesta alimentaria.
Independientemente de la variante del peso, la menopausia está asociada con cambios en la composición corporal y en la distribución de la grasa que deriva en un aumento de la grasa intraabdominal. Se ha observado que, un promedio de 0.9 kg total de ganancia anual de peso corporal se asoció con un aumento de 1.4 kg de compartimiento graso y reducción de 0.5 kg de compartimiento magro.
Como conclusión podemos considerar a la menopausia una etapa que predispone a cambios en la distribución del compartimiento del tejido adiposo que tendrá preferencia en la región abdominal aumentando los riesgos de padecer enfermedad cardiovascular. Sin embargo, el aumento total del peso corporal no puede ser solo atribuido a los cambios hormonales, sino que se debe prestar especial atención a la multifactoriedad de agentes causales del exceso de peso en la población general, como factores genéticos, étnicos, ambientales, psicoemocionales, entre tantos otros.
La estrategia preventiva, en cuanto a la detección y el correcto control de los factores de riesgo de la mujer menopaúsica, la promoción de una vida activa con hábitos de alimentación saludables, control del peso y ayuda psicoterapéutica constituyen los pilares para lograr un verdadero impacto durante esta etapa de la vida.