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Simulación de EE.UU. en Ucrania

Estados Unidos quiere ahogar a Rusia, metiendo a la OTAN en sus fronteras. Ese es todo el misterio de lo que ocurre en Ucrania, país limítrofe con Rusia, y que perteneciera a la URSS hasta el año 1990.

19/02/2022 21:46
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Cierto que existen tensiones para anexar Ucrania a Rusia. De hecho Crimea, que perteneció a Ucrania hasta hace pocos años, fue ocupada militarmente por Rusia. Pero Crimea fue siempre una continuidad cultural de Rusia, y la anexión fue en respuesta a la "mojada de oreja" de EE.UU. que ayudó a voltear al gobierno prorruso de entonces, y a reemplazarlo por uno pro-occidental, es decir, pro-estadounidense, amenazando así directamente a la seguridad rusa en sus fronteras.

  Todo el sector oriental de Ucrania, y buena parte del central, es prorruso en su población, y culturalmente continuidad de la cultura de Rusia: el espacio occidental, en cambio ha estado ligado a Polonia o el imperio austro-húngaro, y reconoce otras tradiciones. Lo cierto es que Ucrania es mucho más cercano a Rusia por historia y por cultura que a Occidente, pero EE.UU. pretende instalarse allí en las barbas del territorio ruso para cercarlo, ahogando también así a un posible aliado de la China, hoy el gran rival geoestratégico y económico de la potencia del Norte.

  EE.UU. derrama cinismo últimamente. El cuento de Biden de que él representa la libertad en el mundo, desgastadísimo discurso imperialista, lo vuelve a usar sin ninguna razón que lo justifique. EE.UU. es el del papelón del asalto al Capitolio: el de un presidente Trump que no quería entregar el gobierno, ensayando un nuevo modo de golpe de Estado. Es el que mintió en Irak sobre supuestas "armas de destrucción masiva" que nunca existieron. El que ocupó Afganistán por dos décadas, el que se metió sin que lo llamaran a Siria.

  Salió mal de casi todos lados. Se fue sin gloria de Irak, con papelón de Afganistán, en silencio de Siria. Ninguna intervención fue exitosa. Eso sí, abundan las represalias: para ahogar el nuevo gobierno afgano, acaba de decomisarle (robarle, digamos) 7000 millones de dólares, alegando "cobro por las torres gemelas" (???), una justificación insólita sobre responsabilidades indemostrables.

  Otra muestra de "democracia" más cercana es el pedido de extradición del ex presidente de Honduras, Hernández, por participación en narcotráfico. Hernández fue protegido de los EE.UU., que quisieron evitar que Xiomara Castro llegara al gobierno, como acaba de llegar con voto popular mayoritario. Desde el Norte apoyaron al ahora perdidoso Hernández hasta el final, mientras en cambio propiciaron el golpe palaciego contra Mel Zelaya (esposo de Castro) hace más de 10 años. Pero ahora, derrotado su delfín, como el desprestigio se hizo grande y la derrota electoral también, deciden perseguir a su ex protegido y lo llevan preso a EE.UU. con gran ruido, a ver si logran congraciarse con el pueblo hondureño. Un comportamiento "ejemplar", como el que tuvieron con Noriega o con Saddam Hussein, ambos favoritos de EE.UU. hasta que no les sirvieron más, y los tiraron por la borda. Y dejaron de ser "héroes de la libertad" para ser descriptos como delincuentes.

  Esos EE.UU. "campeones de la democracia" son los que declaman sobre la posible invasión rusa a una Ucrania a la que Occidente pretende meter como uña de la OTAN en las carnes de Rusia. Alemania protesta: le quieren impedir el gasoducto que desde aquel país resolverá sus limitaciones energéticas. Y toda Europa tiembla: como siempre, EE.UU. enciende guerras lejos de sus territorios, y que el cuerpo lo pongan los otros. Como fue en la Segunda Guerra Mundial: los muertos contra el nazismo los puso la URSS, pero Hollywood nos convenció de que todo fue gracias al desembarco en Normandía.

  Putin sabe de su desventaja estratégica, y no daría un salto al vacío. Pero si EE.UU., con su títere la OTAN pretende amenazar suelo ruso desde sus fronteras ucranianas, la situación no le va a ser tolerable. Todo pende de un hilo: ojalá la paz mundial pueda sostenerse en el mínimo equilibrio estratégico que aún la sostiene. Y que no tengamos que creernos el cuento infantil de que "la intervención estadounidense evitó una guerra". Porque, como hemos relatado y bien se sabe, de guerras e intervenciones es la potencia del Norte la que más hace y sabe.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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