Ignacio Gallardo, el joven tucumano de 25 años que fue baleado en el abdomen en Miami Beach por un hombre que le había pedido anteriormente un dólar, evoluciona favorablemente en el hospital de la ciudad estadounidense donde permanece internado.
“En estos momentos, lo único que puedo llegar a saber es que ya le hicieron las operaciones correspondientes y que hay que ir de a poquito. Va saliendo de a poquito, no es algo que se cure así nomás y hay que esperar”, afirmó Agustín Gallardo, primo de Ignacio, en dialogó en el programa de radio El Exprimidor.
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El joven, que también es oriundo de Tucumán, explicó que la evolución puede cambiar de un momento a otro: “Por la gravedad de lo que pasó y las operaciones que tuvo, hay que valorar cómo está respondiendo. Pero esto es esperar y rezar. Esto es el día a día”, dijo.
Según confirmó el propio padre de Ignacio, Fernando Gallardo, durante una conferencia de prensa brindada en Miami junto a un oficial de Policía local, Ignacio, también conocido como “Gallo”, fue sometido al menos a dos operaciones: una en la zona del tórax y otra en el abdomen.
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El argentino recibió al menos dos impactos de bala en el cuerpo, procedentes del sujeto que le había pedido dinero durante la madrugada del jueves pasado. Eran cerca de las 3:30 de la madrugada del 21 de julio cuando Ignacio se encontraba con un amigo sentados en las escalinatas del departamento que alquilaba en las calles 8th y Michigan Court.
La escena fue grabada por una cámara de seguridad de la vereda de enfrente. En el material se puede ver cómo una persona se acerca a los dos jóvenes y les pide algo. El amigo que se encontraba con Ignacio revelaría luego que les pidió un dólar.
Una vez que entre los dos amigos le dan el billete, sin mediar palabra, el hombre sacó un arma de su bolsillo y comenzó a dispararle a Gallardo, quien cayó hacia un costado.
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El primero en asistir al argentino fue uno de sus compañeros de cuarto (eran al menos tres los jóvenes que compartían apartamento en Miami Beach), Richard Matute, quien dormía al momento del ataque, pero salió porque escuchó gritos.
“Eran gritos desenfrenados. Los ojos de él estaban hacia atrás, estaba poniéndose como tieso, las manos se le torcían”, le contó Matute a la prensa local.