Con la obligación de ganar para no comprometer su futuro en la Champions League, el Atlético Madrid recibió en el Wanda Metropolitano al Milan, un equipo que también llegó al compromiso de la quinta fecha del Grupo B con la urgencia de los tres puntos para luchar por el consuelo de continuar su temporada en la Europa League.
Lejos de lo esperado, el que comenzó teniendo el dominio del pleito fue el conjunto italiano. A través de la jerarquía de Olivier Giroud, el Rossonero se las ingenió para preocupar a un Colchonero que mostraba serias dificultades para pasar la mitad de cancha.
Las respuestas albirrojas se basaron en la personalidad de Rodrigo De Paul. El ex volante de Racing mostraba sacrificio para la marca y mucha técnica para amenazar con remates de media distancia. Sin embargo, a la figura de la selección argentina le faltaba calibrar la mira.
En el complemento el combinado liderado por Stefano Pioli volvió a mostrarse levemente superior. Las proyecciones de Theo Hernández y el ingreso de Zlatan Ibrahimovic (en reemplazo de Giroud, quien se retiró con una dolencia muscular) le dieron mayores herramientas a un Milan que sin desesperarse llevó el duelo a la zona defendida por Jan Oblak.
En cambio, Diego Simeone continuó con su tradicional propuesta mezquina, con la cabeza puesta en lo que sucedía en Anfield, donde el Liverpool se imponía frente al Porto. Como es habitual en el elenco del Cholo, cada vez que tiene que tomar el protagonismo el panorama se le complica. El Colchonero se siente más cómodo con los contragolpes, pero en la capital española ni Luis Suárez, ni Antoine Griezman, ni Thomas Lemar estuvieron finos en los últimos metros.
El premio fue para el que más buscó. Y llegó en el final. El cabezazo de Junior Messias que selló el 1 a 0 a favor del Rossonero dejó la zona al rojo vivo. Con el Liverpool clasificado a los octavos de final, en la última fecha, los otros tres integrantes de la llave deberán luchar por la segunda plaza hacia la siguiente instancia. Para ello, el Cholo Simeone deberá levantar a sus dirigidos que cayeron de rodillas para viajar a Portugal y lograr la victoria en territorio ajeno y esperar que el Milan no le gane a la potencia de Klopp. Más suspenso, imposible.