El gravamen se aplicará a partir del 1 de septiembre.
Los automóviles valuados en más de $2.042.000 de precio al público pagarán impuestos internos tras la actualización de la base imponible que realizará la AFIP, a partir del 1 de septiembre. Esto implica que los 0 km, desde unos u$s 26.200 al cambio de hoy, quedarán alcanzados por una alícuota del 20% correspondiente a la primer escala de este gravamen. De esta manera, este tributo comenzará a impactar desde el nivel más bajo desde su aplicación. En el último ajuste, regía para vehículos de más de u$s 27.400.
Por su parte, la segunda escala tendrá un sobrecargo fiscal de 35% a partir de modelos de un valor de $3,769.745, o u$s 48.404. Esto se debe al ajuste de 6,42% correspondiente al trimestre abril, mayo y junio que surge del Sistema de Índices de Precios Mayoristas (SIPM) y que regirá hasta fin de noviembre, según los cálculos que realizan las automotrices.
Este gravamen – considerado impuesto “al lujo” – se viene aplicando desde aplicando desde hace años con distintos niveles de intensidad. Comenzó a tener relevancia en el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner, fue subido a un nivel récord desde el 2014, se atenuó –pese a que había anunciado eliminarlo – durante la presidencia de Mauricio Macri y volvieron a tener un impacto mayor desde la llega de Alberto Fernández. De hecho, se modificó la forma de cálculo para pasar a un índice mayorista.
De esta forma, el valor del 0 km alcanzado por el impuesto, tomando su precio de venta de fábrica o importador a concesionaria, es de $1.451.300 para la primera escala y de 2.679,323 para la segunda. A esos montos, hay que aplicarle el IVA más el margen comisional. Es por eso que, el precio final es orientativo porque depende de si la concesionaria resigna o no parte de sus ganancias pero en el primero de los casos, al caer en el impuesto, subirá a unos $2,5 millones, mientras que en la escala superior llegaría a 5,7 millones con margen completo.
En la práctica, el recargo que le aplica el vendedor es de 14% en la franja más baja y se reduce hasta 9.6% a medida que crece el valor del 0km. De ese ingreso, tiene que afrontar todos los costos de la concesionaria (laboral, alquiler, servicios, impuestos y demás). Lo restante será su rentabilidad.