Un guerrillero con línea directa con la CIA, el Pentágono, el Departamento de Estado, financiado por fondos ilegales del Irangate o más conocido como el Caso Irán-Contras. ¿Porqué esto es interesante? Porque ahora toda esa línea está involucrada con el golpe de estado de la ultraderecha religiosa en Bolivia que terminó con el gobierno de Evo Morales.
El mítico líder sandinista, Edén Atanacio Pastora Gómez, falleció a los 83 años por un paro cardíaco en el Hospital Militar de Managua, Nicaragua. Conocido por su nombre de guerra “Comandante Cero”, murió en medio de rumores sobre su estado de salud que incluyeron un posible contagio de coronavirus, descartado en su momento por la familia.
Pastora pasó de ser uno de los emblemas de la revolución sandinista a convertirse en uno de sus más feroces críticos luego de que se desarmara el Frente Sandinista de Liberación Nacional en los inicios de la década del ’80. Las distintas agrupaciones políticas que lo integraban tomaron diferentes caminos. Edén Pastora pasó a ser el líder de la Columna del Sur, compuesta por ex guerrilleros revolucionarios, por somocistas, por sandinistas desilusionados, por derechistas conspicuos, mercenarios de diferentes países y entrenadores de la Escuela de las Américas, algunos comandos contrarrevolucionarios y por varios militares argentinos que nunca habían estado en combate pero eran especialistas en torturas, contrainteligencia, apropiación de bienes y personas menores y super entrenados de desaparición de civiles inocentes.
Con el retorno al poder de Daniel Ortega en enero de 2007, el exguerrillero Edén Pastora fue nombrado delegado en la comisión de desarrollo del río San Juan y se convirtió en uno de los más activos defensores del actual presidente nicaragüense.
“Hoy, 16 de junio de 2020, su infartado corazón se detuvo”, comunicó su sobrino, el periodista Moisés Absalón Pastora.
El estado de salud de Pastora se manejó con mucho hermetismo. Su esposa Yolanda Torres debió salir a aclarar que Pastore no estaba contagiado de covid-19, y que una bronconeumonía lo venía afectando desde hace tiempo.
Un hombre entre las balas
Pastora nació el 15 de noviembre de 1936 en Ciudad Darío, Nicaragua, estudió medicina en la Universidad de Guadalajara. No concluyó sus estudios y volvió a Nicaragua en 1959. Pero la leyenda del “Comandante Cero” comenzó el 22 de agosto de 1978, cuando Pastora encabezó el movimiento guerrillero que tomó por asalto el Palacio Nacional de Managua y, durante varios días, mantuvo retenidos a más de un millar de congresistas afines al dictador Anastasio Somoza.
El periodista Luis Bruchstein cuenta que los miembros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) exigían “la liberación de presos y desaparecidos, el pago de 8 millones de dólares en Panamá, Cuba y México y que se facilitara su salida con ómnibus y aviones”.
Otro de los líderes del FSLN y actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, nombró a Pastora jefe del Estado Mayor General del Ejército insurgente. Confirmado en 1979 el triunfo de la revolución sandinista, el exguerrillero asumió como viceministro en el departamento de Interior, pero abandonó el cargo descontento por lo que denunció como un alineamiento con Cuba y la Unión Soviética del gobierno encabezado por Ortega. Para que no quedaran dudas, se despidió con una carta pública dirigida a la Dirección Nacional del FSLN y al pueblo de Nicaragua.
A fines de 1982 desde Costa Rica, Pastora fundó la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE) con el objetivo de enfrentar política y militarmente a los sandinistas, y dirigió una de las facciones de la llamada “Contra”.
Luego de la derrota electoral sandinista en 1990, Pastora se instaló en Costa Rica, donde obtuvo la ciudadanía y se dedicó a la pesca y al turismo. A su regreso a Nicaragua se incorporó a la vida política y en 1996 intentó ser candidato a la presidencia, pero fue inhibido por el Consejo Supremo Electoral por tener la doble nacionalidad nicaragüense y costarricense.
Cerca del año 2000 Pastora se reconcilió con Ortega cuando éste retornó al poder en 2007, y se convirtió en uno de sus más activos defensores. Fue nombrado en la comisión de desarrollo del río San Juan, fronterizo con Costa Rica. El exguerrillero quedó en medio de una controversia por las obras del río San Juan que quedaron a su cargo.
Costa Rica acuso a Nicaragua de incursionar militarmente en su territorio y generar daños ambientales. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) condenó en 2018 a pagar una millonaria indemnización por el caso. Pastora fue incluido en la lista de los más buscados por la Organización Internacional de la Policía Criminal (Interpol), a pedido del gobierno costarricense. “Varias veces me ha tocado hacer el papel de chico malo”, dijo Pastora.
La Contra nicaragüense
En 1983 Pastora tomó las armas contra Daniel Ortega, a quien acusaba de traicionar los fundamentos del sandinismo. Así quedó el Comandante Cero vinculado a la Contra Nicaragüense
Pastora, en una entrevista con BBC se definió como “sandinista disidente” y dijo que “nunca fue comprendido”. El sandinismo perdió las elecciones en 1990 y ganó Violeta Chamorro representante de la derecha pronorteamericana.
Pastora dijo en esa entrevista que “en el 79, 80, 81, 82 y parte del 83 hablé con los Sandinistas del Frente. Les pedí que no desviaran el proyecto revolucionario pero aquí no había libertad de prensa, como hay ahora; no había pluralismo político… entonces organicé lo que se llamó la Contra Nicaragüense, financiada por la CIA e involucrados en operaciones ilegales de la inteligencia estadounidense”.
Oliver North, el coronel estadounidense que organizó una operación internacional ilegal de tráfico de armas para financiar a los grupos que luchaban contra los sandinistas.
En 1986 estalló el escándalo que se conoció como el Irangate o Irán-Contras que implicaba ventas de armas a Irán, con cuyos beneficios se financiaba a la Contra. Incluso se le vinculó a operaciones de narcotráfico.
Pastora dice “La CIA me quiso usar y yo quise usar a la CIA, pero ni la CIA me usó ni yo usé a la CIA. Yo logré ayuda económica y militar de la CIA. Por eso le digo que yo traté de usar a la CIA. Logré espacios desde Costa Rica. Si la CIA no quiere no me da espacios en Costa Rica”.
En 1983, el Congreso estadounidense había limitado el presupuesto de ayuda a la Contra nicaragüense en 24 millones de dólares, que llegaba entre otros, a la agrupación guerrillera del Sur comandada por Eden Pastora. Este presupuesto era gestionado por la CIA. Para saltarse la limitación del Congreso, la CIA pasó al Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos presidido por Oliver North las responsabilidades de financiación de las acciones en contra de Nicaragua.
Oliver North junto a otros miembros de la administración Reagan realizaron una solicitud de fondos privados para mantener el nivel de financiación de la contra.
El director de la CIA en aquella época, William J. Casey, en declaraciones al periodista Bob Woodward, (del diario The Washington post – investigador del conocido Caso Watergate) admitió, en febrero de 1987, que él era consciente de las acciones que la agencia de inteligencia estaba realizando para la financiación de la contrarrevolución nicaragüense.
La CIA también protegía y pagaba a militares argentinos: general Alberto A. Valin, los coroneles Mario Davico, Osvaldo Ribeiro, José Joyas, Héctor Francés, Jorge O’Higgins, Carmelo Grande y Jorge de la Vega, y los oficiales Juan M. Ciga Correa, Emilio Jasón, Juan C. Galesio, César Carro y Leandro Sánchez Reisse, miembros del Batallón de Inteligencia 601 del Primer Cuerpo de Ejército con asiento en Campo de Mayo, en Buenos Aires, cuyo jefe era el general Guillermo Suárez Mason. Colaboradores del comandante Cero.
Algunos piensan que estas son historias viejas. Aunque son todas historias perfectamente vigentes, nada de viejas… todos estos tipos han estado vinculados a los golpes blandos de esta época y el general Oliver North al golpe tradicional de la ultraderecha evangelista en Bolivia y algunos argentinos también participaron.
Eso es posible porque estos mercenarios son impunes y cobran mucho dinero por traiciones, muertes y generar conflicto. Los “financiamientos” provienen entidades intermedias de “ayuda” que quieren que “aprendamos democracia” en nuestros países…. ahora con la pandemia, todos los controles que están probando para la crisis sanitaria, intentarán dejarlos para incrementar control social y manejo económico de las actividades muchas veces ilegales y otras enfrentadas con la ética. Como dice el viejo refrán “de aquellos lodos, estos barros”.