Los números de las reestructuraciones Argentina reestructuró cerca de 41.188 millones de dólares de deuda ley extranjera, en tanto Ecuador hizo lo propio con bonos por 17.400 millones de dólares. En ambos casos, la aceptación de los acreedores fue muy elevada, llegando en el caso de Argentina al 99% y de Ecuador al 95%.
En términos de capital, Argentina acordó una quita del 1,9% en promedio. El Gobierno de Lenin Moreno, por su parte, una rebaja en el stock adeudado del 8,9%. Argentina recortó los cupones, con el objetivo de alivianar el peso del pago de intereses, con un cupón promedio que pasó del 6,5% hasta el 3,2%, y un aumento del promedio ponderado de los plazos de vencimiento de 7,9 a 11 años. Para el caso de Ecuador, supuso una disminución de la tasa de interés promedio del 9,2% al 5,3%. Además, duplicó el plazo de vencimiento de los bonos, que pasó de 6,1 años en promedio a 12,7 años. También extendió el período de gracia a 5 años para el capital y 2 años para los intereses.
Los nuevos bonos argentinos 2030 comienzan a amortizar en julio de 2024; los 2035 en 2031 y los 2041 en 2028. Por los intereses acumulados, se sumó un bono con vencimiento a 2029, el cual amortiza a partir de 2025. En Ecuador, se canjearon 10 series de títulos de deuda, por tres títulos con vencimiento en 2030, 2035 y 2040. A estos se suma un cuarto bono por los intereses que se acumularon de marzo a agosto. El bono a 2030, a una tasa del 5,5% y pago de capital por 5 años a partir de 2026; el 2035 a tasa del 5,2% y pago de capital entre 2031 y 2035 y el 2040, con una tasa del 5,3% y pago de capital entre 2036 y 2040.
Los bonos de ambos países presentaban rendimientos que los ubicaban entre los primeros en la región. Sin embargo, el pasado domingo 11 de abril las elecciones presidenciales de Ecuador dieron como ganador a Guillermo Lasso, candidato de la alianza de derecha. Tras advertir como positivo el resultado, los mercados reaccionaron, aumentando un 25% la cotización de los bonos en este país, alejándose considerablemente de los papeles argentinos (gráfico 1 y 2).
El mercado resulta un buen predictor de los resultados electorales. Meses antes de las elecciones, comienza a percibirse un “trade electoral”, entendido como la recuperación en los precios en consecuencia del anticipo del resultado que se considera positivo. Como ocurrió en Ecuador, el mercado interpretó como favorable la derrota del populismo en el país, lo que tuvo gran repercusión en la cotización de los bonos soberanos, alejando sus rendimientos a los que presentan el día de hoy los títulos argentinos.
El riesgo país en 1.618 puntos, una caída del 10% de la actividad económica en 2020 y un nivel de pobreza arriba del 40% son números que no favorecen al gobierno actual argentino.
Sumado a las encuestas, en las que aumenta cada vez más su imagen negativa, debemos analizar si estamos ante un escenario en el que se materialice un “trade electoral”.
Dada la performance en materia económica del actual gobierno, y las PASO que se aproximan, podemos empezar a hablar de un posible “trade electoral”, en el que el mercado anticipe un resultado favorable.
La posible postergación de las elecciones puede retrasar este escenario, tema que se encuentra en discusión junto con la posibilidad de nuevas restricciones como consecuencia de la pandemia de Covid-19.
Si bien se trata de elecciones legislativas, las cuales pueden generar menor impacto que las presidenciales, podemos encontrar en 2013 otro ejemplo en el que el mercado se anticipa a los resultados. Meses antes a las elecciones legislativas de ese año, tras percibir un cambio en la orientación del gobierno, el S&P Merval pasó de U$D 300 a U$D 900. Sumado al caso ecuatoriano, podemos ver cómo el mercado reacciona ante las noticias favorables, pudiendo ser espejo de un escenario futuro en Argentina.