Buena parte de la producción vitivinícola de la Zona Este de Mendoza quedó seriamente comprometida debido a las heladas que durante la madrugada del martes -primero de noviembre de 2022- afectaron a las vides que ya habían producido el follaje previo a la formación de las flores que después se transformarían en racimos de uvas.
Sobre ese estado de situación es que los productores comenzaron a reportar los daños que siguen observando en sus viñedos en distintos puntos del Este mendocino, donde ya algunos definieron a la contingencia como una helada negra. Calificativo que por una parte pondera a la gravedad del daño como pocas veces visto -en su experiencia a través de los años- y también por la constatación de las heridas sufridas por las vides que difícilmente se recuperarán para la próxima campaña, en 2023.
Además, la preocupación ya comenzó a tener la mirada sobre el futuro inmediato de los trabajos culturales que requerirán los viñedos donde calculan que muchos operarios podrían abandonar los campos cultivados debido a que saben que será muy difícil cobrar por sus trabajos en momentos en que los propietarios de los viñedos deberán reorganizar sus finanzas con un severo ajuste de gastos.
Los daños del primer día del penúltimo mes del año se suman a los efectos que ya produjo el violento viento de la madrugada del domingo cuando ingresó el sistema frontal desde el Pacífico que provocó el cambio en el estado del tiempo que ahora se manifestó con la mentada helada tardía considerada por varios productores como la peor de los últimos años.
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Uno de los distritos del Este de Mendoza más castigados resultó ser Tres Porteñas, donde hasta los postes de cemento de la red eléctrica de alta tensión cayero por el fenómeno meteorológico.
Ya el lunes se habían reportado efectos similares a los observados hoy martes en departamentos del Sur de Mendoza como en General Alvear donde algunos vitivinicultures que dieron a conocer lo sufrido durante la madrugada del primer día de la semana en forma parecida a lo que acusaron productores del Valle de Uco.
En distritos domo El Divisadero, en Santa Rosa, se conocieron que los daños en las vides fue de un 100 por ciento y en Algarrobo Grande, en Junín, los daños también resultaron ser severos en los cultivos. Varias quejas se sintieron respecto a la gestión del Departamento General de Irrigación reclamando que no tuvieron agua para regar y de esa manera, con los suelos húmedos, poder controlar un poco mejor las bajas temperaturas.
Donde el daño se expresó con gran dureza fue en el distrito de Rodríguez Peña, Junín, donde las vides que ya tenían racimos en formación quedaron literalemente quemadas por las bajas temperaturas durante varios minutos.