“Es un trucho total”, así calificaron fuentes oficiales a Javier Ferrer, el influencer asesor financiero que ofrecía cursos y prometía enseñar a sus seguidores cómo volverse ricos sin tener que trabajar de 9 a 17 y que de repente desapareció de Internet luego de que sus publicaciones comenzaron a generar indignación entre usuarios de redes sociales.
Entre sus “consejos” recomendaba que no hay que ir a trabajar, que hay que buscar oportunidades y lookearse bien “para que se den cuenta que llegaste”
El miércoles, Infobae dio detalles de su historia y pocas horas después borró todo su contenido online. Ahora, la AFIP lo investiga junto a un grupo más grande de supuestos influencers que actúan como “asesores de negocios” en las redes.
La entidad recaudadora comenzó un trabajo de investigación y cruces de información sobre ingresos, egresos y registros de información desde áreas especializadas del organismo que conduce Carlos Castagneto, donde surge que contribuyentes que desarrollan sus actividades como supuestos asesores de negocios a través de distintas redes sociales.
Según fuentes oficiales, “perciben altas sumas dinerarias por las representaciones de sus contenidos como asimismo publicidad no tradicional sin que las mismas se encuentren registradas”.
A través de videos en varias redes sociales, Javier Ferrer motiva a las personas a dejar empleos fijos y convertirse en emprendedores. Sin embargo, ya cerró algunas de sus cuentas.
Con estos mensajes, Javier Ferrer cosechó casi 500.000 suscriptores en Tiktok con sus videos en los que se burlaba de quienes estudian y trabajan, además de “enseñar” cómo volverse rico.
“En caso de que eso sea constatado a través del respectivo proceso de fiscalización, determinarían deudas millonarias a este organismo, con sus correspondientes multas y accesorios y la consecuente denuncia penal por infringir la ley penal tributaria. Es por ello que con la información recabada surgen bienes e ingresos que no se corresponderían con los bienes que se exhiben en los contenidos que algunas de estas personas suben a sus cuentas de Tik Tok e Instagram”, le explicaron desde el Gobierno a este medio.
Con respecto al caso puntual de Ferrer, además de definirlo como un “trucho total”, explicaron que está registrado ante las autoridades fiscales como Autónomo categoría 1 y que no tiene ninguna sociedad declarada que se dediquen a la asesoría financiera o similar
“El dato que llamó la atención de los agentes de AFIP fue la presencia de algunos de estos personajes inscriptos en el organismo bajo Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes (Monotributo) y/o en la categoría 1 de Autónomos (la más baja de dicha modalidad)”, dijeron las autoridades.
Sobre estos casos destacó el trabajo días atrás el Administrador Federal, Carlos Castagneto, al afirmar que la tarea del organismo que conduce “es incorporar a estos contribuyentes en el sistema y que se le aplique el rigorismo de la ley para que paguen lo que corresponda, máxime cuando “estos influencers” a través de su tarea propagan en la sociedad una vida que no se corresponde con la responsabilidad social que deben tener como ciudadanos”.
“Hola, normales”
“Hola, normales” era la despectiva frase con el que Ferrer iniciaba sus videos, para luego compartir sus supuestas enseñanzas de vida que, según él, lo llevaron a volverse millonario. Lo cierto es que tras dejar recomendaciones excéntricas como no trabajar en empleos convencionales, la notoriedad no lo fvoreció.
En pocos días borró todo su contenido online y se esfumó cuando comenzó a recibir comentarios críticos que incluso lo ligaban a estafas y esquemas “Ponzi”, tal como fue en el caso de “Generación Zoe” del detenido Leonardo Cositorto.
A partir de sus publicaciones de videos y consejos, dirigía a una página personal bautizada “The Luxury World” en la que ofrecía a cambio de una membresía mensual de $952 mensuales o $7.602 anuales acceso a contenidos más exclusivos.
Sus “servicios” no se detienen ahí, también ofrece charlas y asesoramiento personalizado. Las propuestas son charlas uno a uno por Zoom con un valor de USD 1.000 (incluye contacto personalizado mediante WhatsApp Business con el empresario y también con otros profesionales como abogados y escribanos). Si el encuentro se concreta en forma presencial, el valor asciende a los USD 2.500 e incluye una sesión, acceso a la grabación de la reunión, contacto personalizado y acceso a otros profesionales.
“Sé libre, tené un pensamiento libre, no busques nada de nadie. No hay nada del otro lado más que gritos, emociones de momento y situaciones donde vos no estás involucrado en nada. ¿Sabés que? Tu vida sos vos y depende de lo que vos vayas a hacer”, recomendaba el supuesto asesor que huyó.
“Javier es un empresario que, también, dedica parte de su tiempo como consultor y asesor en materia de negocios. A través de su basta (sic) experiencia y conocimientos, es su intención transmitir esta utilidad a las personas e inspirarlas a tomar las riendas de su vida”. Así se definía en su sitio web que ahora quedó reducido solamente a un placa negra que dice “Javier Ferrer, The Luxury Class”.
El pasado mendocino de Javier Ferrer
Su familia es mendocina y uno de sus tíos estuvo vinculado al Grupo Greco, un grupo mendocino que llegó a tener alrededor de 50 empresas durante la dictadura. En los '80 hubo una maniobra para generar su vaciamiento y tuvo una controvertida quiebra.
Durante su infancia se mudó a Ramos Mejía y Ciudadela. Allí pasó por varios colegios. Se inició al mando de una distribuidora junto a su hermano, una panificadora muy importante, que fue creciendo y fue derivando en otros negocios.
Durante la presidencia de Fernando De la Rúa fue dueño de un boliche llamado Málaga y de una productora. Dijo ser representante de Rodrigo Bueno y Walter Olmos. Asegura que su negocio más rentable fue la compra y venta de inmuebles.
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