El mendocino Gerónimo Poblete sigue viviendo una situación dramática desde el punto de vista familiar.
Como parte del trabajo de pretemporada, el futbolista viajó a Turquía como integrante del plantel de Metalist FC, por lo que no puede retornar a Ucrania.
En tanto, su mujer y sus dos hijos están refugiados en el subsuelo de un hotel en Jarkov, la ciudad ucraniana bombardeada recientemente por las fuerzas militares rusas.
"Estoy en Turquía con el equipo y debíamos regresar el día 24 a Jarkov. Fue la mañana de la invasión a Ucrania y nos cancelaron el vuelo obviamente. Quedé en Turquía y mi familia allá”, expresó el oriundo de Tunuyán..
"Hablo minuto a minuto, no puedo salir del teléfono. Cuando pasan minutos sin responderme me pongo inquieto. Ellos se encuentran en el subsuelo del hotel que estábamos porque nos íbamos a mudar a la nueva casa a los poquitos días", agregó en sus declaraciones radiales.
El ex jugador de Colón, San Lorenzo y Vélez destacó que está en contacto permanente con la Cancillería y la Embajada argentinas, pero aún no hay una solución.
“Lo único que me pasan es información de horario de trenes que salen. No nos brindan tampoco ninguna seguridad de que vamos a poder tomar el tren y llegar a la estación. No nos han dado ningún recurso para poder ayudarnos y sacarnos. Nada. Necesitamos que los saquen de Jarkov con la seguridad de algún embajador, que no vayan a entrar a algún lugar de batalla”.
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Respecto de su familia, el jugador destacó que se encuentra en buen estado de salud y que están siendo atendidos con provisiones.
Se calcula que hoy el mediocampista viajará rumbo a la frontera con Rumania para evaluar cómo seguir adelante y volverse a encontrar con su esposa e hijos.
Inclusive, dijo que en un momento pensó en agarrar el auto y e ir a Jarkov, pero que es “muy difícil entrar”. Y de inmediato enfatizó: “Si lo tengo que hacer por mis hijos, lo voy a hacer".
Tras desvincularse de Vélez, Poblete llegó a Metalist a fines de 2021.
En el club ucraniano firmó un contrato por tres años y medio.
Su familia había llegado poco tiempo atrás a Ucrania porque todos le habían indicado que se trataba de un país tranquilo y que no habría problemas a futuro.
“Nadie se esperaba una guerra”, cerró.
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Fuentes: laverdadonline, El Día y Télam