El ciclismo mendocino se mantiene vigente. Pese a varias cosas que no están bien, hay valores que siguen emergiendo. Uno de ellos es Andrés Ramírez, el hijo del recordado Sapito, Héctor Ramírez, aquel gladiador de mil batallas que afrontó varias vueltas de Mendoza y que forjó un camino en el deporte pedal.
“La Vuelta del Este fue una muy buena prueba para ver cómo estoy, para saber cómo están los motores para la vuelta que viene, que es la de Mendoza” contó El Sapito Juniors.
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“Este fue el plato fuerte, y este es mi primer año corriendo competitivamente. La misión es probarse y hacerlo lo que mejor se pueda. Traemos a un equipo de afuera y la idea mía es trabajar y ayudar en lo que pueda a los muchachos” confesó.
“Venía del mountain bike y sinceramente me defiendo bien en la subida y en el llano. La idea es que trabaje de gregario. Mi función será pasar agua y ayudar a los muchachos que vienen corriendo en San Juan, así es que habrá que hacer bien las cosas en función del equipo. La meta es poder llegar, llegar bien, sin ninguna caída, vivir la experiencia, pasarla bien, y bueno, hacer lo que mejor se pueda” anticipó.
“Él siempre está más nervioso que yo (en referencia a su padre), así que, sinceramente, ahora hay que escuchar al técnico, porque muchas veces el padre se pone mucho más nervioso que el que corre. Hay que escucharlo, dejarlo hablar un rato y nada, pasarla bien. Hay que disfrutar de los amigos, de la familia que siempre está en todos los detalles como el entrenador Alberto Celedón.