La Patagonia sigue en llamas. Cuatro incendios forestales continúan activos y ya consumieron más de 18 mil hectáreas, con el fuego avanzando sobre el Parque Nacional Nahuel Huapi y otras zonas críticas. Brigadistas trabajan sin descanso para contener las llamas, mientras la falta de lluvias y las altas temperaturas agravan el panorama.
Según informó un diario local, al menos tres de los incendios fueron provocados de manera intencional. Ante esta situación, los gobernadores de las provincias patagónicas firmaron un protocolo conjunto para enfrentar la emergencia y reforzar la prevención.
Unidad contra el fuego
Los mandatarios de Río Negro, Chubut, Neuquén, La Pampa, Santa Cruz y Tierra del Fuego elaboraron un documento en el que expresaron su compromiso en la lucha contra los incendios que afectan la zona cordillerana. “Hoy, más que nunca, nos encontramos trabajando juntos para combatir el fuego y proteger a nuestras comunidades”, señalaron en el comunicado.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advirtió que los próximos meses traerán precipitaciones por debajo de los valores históricos y temperaturas superiores a la media, lo que aumenta el riesgo de nuevos focos. Mientras tanto, la prioridad de los equipos de emergencia sigue siendo proteger las viviendas y estructuras edilicias más expuestas.
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El dolor de perderlo todo
Para los vecinos, la devastación de los incendios no solo significa la pérdida de bosques y paisajes, sino también de sus hogares y medios de vida. Marcelo, un residente de Mallín Ahogado, contó su dramática experiencia tras perder su casa en el incendio:
“Este incendio fue distinto, fue provocado. Un acto intencional que marcó una tragedia no solo para mi familia, sino para toda la comunidad”.
Marcelo, visiblemente afectado, relató a Radio7 97.7 cómo vio arder todo lo que había construido durante 20 años. “No pudimos dormir durante días, veíamos el fuego avanzar y la desesperación en los ojos de los vecinos. Es como estar en un estado de guerra”.
El fuego y los intereses ocultos
El hombre, al igual que muchos otros pobladores, sospecha que detrás de los incendios hay motivaciones económicas:
“Algunos dicen que lo hacen para vender la madera, otros para que bajen los valores de los terrenos. También se habla de presionar a los propietarios para que abandonen la zona y vender las tierras a precios irrisorios”.
Además, pidió que las autoridades investiguen y lleven a los responsables ante la justicia: “No podemos seguir permitiendo que unos pocos destruyan todo por codicia. Necesitamos leyes más duras y que realmente se hagan cumplir”.
Mientras el fuego sigue arrasando bosques y hogares, el sur del país se enfrenta a una crisis ambiental y social de magnitudes preocupantes. La lucha contra las llamas continúa, pero el reclamo de justicia y prevención se vuelve cada vez más urgente.