Aquel día, la tierra se sacudió a las 20:52 y tuvo su epicentro a unos 20 kilómetros al norte de la ciudad de San Juan, en las proximidades de la localidad de La Laja, causando alrededor de 10 mil muertos sobre una población de 90 mil habitantes en el Gran San Juan.
La intensidad máxima del terremoto fue de 9 grados en la escala Mercalli Modificada y la magnitud del momento sísmico fue calculada años más tarde en 7, a una profundidad entre 11 y 16 kilómetros.
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Fueron segundos interminables. El movimiento telúrico fue a las 20.49 horas y alcanzó 7,4 grados de magnitud en Escala Richter y una intensidad máxima de IX grados en la Escala Mercalli modificada. El epicentro se ubicó a 20 kilómetros al norte de la ciudad de San Juan, en las proximidades de la localidad de La Laja, en el departamento Albardón.
El terremoto del 15 de enero de 1944 fue la mayor tragedia que recuerda el pueblo argentino. Estiman cerca miles de muertos, de una cifra aún mayor de heridos (datos aun inciertos), y de la destrucción casi total de una ciudad. Los efectos llegaron también a Córdoba, La Rioja, Mendoza y San Luis. En realidad, las consecuencias del sismo fueron desproporcionadas comparándolas con su intensidad.
Verdaderamente, la provincia sucumbió por lo inadecuado de sus construcciones. En toda la zona afectada, sobre todo la ciudad de San Juan, especialmente el sector norte (Concepción), y los departamentos de Albardón, Angaco, Ullum, Chimbas, San Martín y Caucete, las construcciones eran en su mayoría de adobe y algunas de ladrillo cerámico macizo, generalmente muy antiguas y sin ningún tipo de refuerzo para prevenir los efectos de los movimientos sísmicos.
A esta situación desesperante fueron sumadas las inclemencias del tiempo. Al poco rato del movimiento comenzó a llover torrencialmente, situación que duró varios días, y fue agravada por un frío inesperado.
La barbarie
Luego vino el tradicional calor del enero sanjuanino, el hedor de los cadáveres debajo de los escombros y su posterior cremación en pilas, ya sea a los costados de la calle o en el cementerio. Fue necesario evitar que se propagara la fiebre tifoidea. La gran cantidad de réplicas que siguieron al terremoto terminaron de derrumbar lo que había quedado en pie. La gente desesperada buscaba a sus familiares. Unos rezaban, otros lloraban, y los gritos de dolor y angustia poblaban todos los puntos de la geografía. Desde 1894 que San Juan no había sentido los efectos de un terremoto.
Solidaridad del pueblo
La solidaridad y las primeras medidas fueron fundamentales. Entre las primeras acciones que adoptó el gobierno fue disponer la remoción de los escombros para retirar los cadáveres y habilitar las calles para el tránsito de los vehículos. Desde topadoras a carros para el transporte, todo tipo de medio se utilizó. También se demolieron los edificios que presentaron graves fallas estructurales. Fue decretado el toque de queda, pues los actos de pillaje también existieron en aquellos días de dolor. El Ejército tuvo un papel muy destacado porque se ocupó de las comunicaciones para lograr restablecer parte del servicio telefónico interrumpido, realizando transmisiones radiales, removió puestos sanitarios de emergencia, dispuso baños de campaña para que la gente pudiera higienizarse, estableció campamentos de niños de familias dañadas por el sismo, dirigieron el tránsito de las pocas calles habilitadas en los primeros momentos, y ejecutó tareas en relación al reparto de alimentos, control del tránsito; y hasta debió impartir instrucciones en caso de que se repitan los movimientos de tierra.
La fuerza desempeñó un rol central o de aprovisionamiento de alimentos en la Capital y departamentos afectados. Algunos médicos, enfermeras voluntarias, soldados heroicos, sacerdotes, participaron para aliviar los dolores físicos, demostraron como el sentimiento del deber y del amor al prójimo, era capaz de ganarle la lucha al espanto, a la desolación y a la muerte.
Mendoza solidaria
El máximo exponente de solidaridad se recibió desde la región de Mendoza, que habilitó el Hospital Central (tal como evidencia los decretos de esa provincia) recientemente construido para recibir a miles de heridos llegados a pocas horas de producida la tragedia. Además, enviaron auxilios médicos, enfermeros y medicamentos, en dos trenes que partieron a partir de las 00:40 del día siguiente, junto a coches particulares que se ofrecieron en grandes cantidades, sumándose con víveres, ropa, abrigo y agua potable. Otras provincias también presentaron su auxilio y fue Córdoba la segunda en llegar con sus trenes cargados de ayuda. Luego también se hicieron presentes La Rioja, San Luis, Salta y Santa Fe. Tres días después de la catástrofe arribó a la Estación San Juan del Ferrocarril Pacífico el presidente General Ramírez con su comitiva oficial. El Gobierno nacional desde la Secretaría de Trabajo y Previsión organizó una gran colecta nacional hasta llegar a reunir poco más de treinta y ocho millones de pesos.
La solidaridad cruzó nuestra portentosa Cordillera y los chilenos concurrieron de inmediato. Un avión capotó y su tripulación de médicos y enfermeros: Bardiani, Medina, Lazo y Mella, lamentablemente perecieron antes de cumplir su cometido. Estos sucesos ocurrieron en otros tiempos, pero parecen tan familiares hoy en día, en donde la pandemia mundial nos cambió en todos los sentidos y nos afectó en todos los ámbitos. Por lo tanto, demostró que son requeridos valores como la empatía, la solidaridad, el compromiso, y en especial el trabajo en equipo y en conjunto de todos.
En San Juan, como en el resto del país, el personal de salud, de seguridad, y otras áreas más, son los agentes esenciales que enfrentan el día a día, y sobrellevan mediante su trabajo y esfuerzo esta situación atípica. A la vista está que sólo mediante la unión de todos los sanjuaninos es la clave para continuar con el progreso que requiere la provincia. Esta filosofía fue plasmada en el Acuerdo San Juan.
Este paralelismo demuestra que San Juan puede siempre salir adelante de situaciones difíciles que les toca enfrentar, pero por medio de la unión de su pueblo. Este fenómeno sirvió para resurgir y ser modelo del progreso moderno. Esa tarea nos compete a cada uno de nosotros, desde cada lugar que le toca afrontar los hechos, pero sobre todo a partir del compromiso y la responsabilidad. Todos estos sucesos pueden ser visualizados y consultados en el AGP.
Como novedad, se invita a consultar este nuevo material que forma acrecienta el patrimonio documental. Por lo que se deja a disposición de cualquier ciudadano de forma gratuita.
Desde el Archivo General de la Nación (AGN), en la autoridad de su director, Dr. Marcos Schiavi, y por intermedio de la Sra. Samanta Casareto, directora de Gestión de Fondos Documentales, fue enviado diverso material gráfico y audiovisual. Fue realizada previamente una selección de documentos fotográficos sobre el fondo documental: Acervo Gráfico, Audiovisual y Sonoro, Serie Registro Gráfico, con la descripción correspondiente en los reversos de cada pieza fotográfica, de un total de ciento treinta y siete (137) imágenes aproximadamente. Estas imágenes se suman al fondo que se recibió hace dos años atrás, evidenciando la situación de la sociedad sanjuanina, retrato de lo que quedo en pie.
Además, también fueron expuestos videos con contenido interesante, que retratan los hechos pos – terremoto en relación a la reconstrucción de la provincia y la ayuda que se recibió desde todo el país. Por su parte, desde el Archivo General de Mendoza, a través de la Directora Sra. Alicia Mirtha Guevara, fueron facilitados diferentes decretos, pertenecientes a esa provincia: correspondiente al año 1944, en días de luego de ocurrir el terremoto.
Estos reflejan el accionar de ese gobierno, mediante la creación de una Comisión de Ayuda a las víctimas del terremoto de San Juan, con el propósito coordinar la ayuda a sus hermanos sanjuaninos. Un dato de interés, es la necesidad y decisión de abrir las puertas; anticipadamente, del Hospital Central; que se encontraba en su última etapa de construcción y habilitación.
Así recibió a los diferentes heridos del sismo; porque los hospitales de nuestro San Juan estaban dañados, su personal herido, y el sistema de salud colapsado.
Desde el Archivo General de Gobernación de Misiones, la Sra. Alba María Ibarrola; jefa de Departamento y Archivera Universitaria, envió diversas resoluciones provinciales publicadas en el Boletín Oficial de esa provincia. Fuentes en las que se puede leer la solidaridad y cooperación desinteresada, de esta provincia y su gente para con la provincia. También el Archivo General de la Provincia de Santa Fe, a través del Sr. archivero Hernán Steckler a su cargo, y coordinador del Archivo General Archivo Intermedio, proporcionó imágenes pertenecientes a su Hemeroteca Digital, de dos diarios locales, El Orden y El Litoral.
Muestran datos generales sobre los sucesos a partir del siniestro en San Juan. Notas con datos específicos sobre el accionar de las autoridades de Santa Fe, sobre todo, a nivel país e internacionalmente, evidenciando la ayuda y compromiso de países como Chile, Perú u EE. UU, por ejemplo, en particular, a través de la Cruz Roja. También se observan fotografías con su respectiva explicación. En cuanto al licenciado Eduardo Vargas, director del Archivo Histórico de La Rioja, propone la lectura del libro El Peronismo entre las ruinas, de autoría de Mark Healey, el cual expresa al respecto, que es el resultado de un trabajo de investigación con la seriedad que corresponde.