Por Sergio Levinsky, desde Barcelona
Uno que aparece claramente en la mente de casi todos los analistas es, sin dudas, Francia. La campeona del mundo de hace cuatro años y medio en Rusia basó su éxito en el juego colectivo, acaso bastante conservador, y por haberse librado de polémicas internas luego de varias de ellas que hicieron eclosión en torneos anteriores, especialmente con el escándalo de Sudáfrica 2010 o la provocación relacionada con lo sexual de Karim Benzema a Mathieu Valbuena, que generó la exclusión del posiblemente mejor jugador del mundo de la pasada temporada y goleador implacable del Real Madrid.
En Rusia se repitió hasta el cansancio el rol de un delantero inteligente aunque de menos movilidad, por su tamaño, como el goleador del Milan, Olivier Giroud, quien se sacrificó pivoteando de espaldas para contribuir a la llegada del entonces jovencito Kylian Mbappé y de Antoine Griezmann, acompañados por un mediocampo de lujo con N’Golo Kanté, en uno de sus mejores momentos, y el fino tranco, al que agregó marca, de un talento como Paul Pogba, una eficaz defensa con la línea de cuatro compuesta por Benjamin Pavard, Raphael Varane, Samuel Umtiti y Kucas Hernández, con Hugo Lloris en el arco.
Si bien el equipo galo mantiene a Didier Deschamps como entrenador, que supo levantar también la Copa como capitán en 1998, y cuenta con casi tres jugadores de alto nivel por puesto y experimentó una renovación con Benzema, Rabiot, Mendy, Camavinga, Upamecano, Theo Hernández o Tchouameni, con lo que consiguió ganar en Milán la última edición de la Copa de las Naciones, también es cierto que en la pasada Eurocopa de 2021 se mostró vulnerable y fue eliminada por Suiza.
Uno de los grandes interrogantes es cómo hará Deschamps para armar otra vez un esqueleto con tanto jugador lesionado o que no está en su mejor nivel, si tomamos como parámetro el Mundial anterior. Por lo pronto, Pogba llega (si es que lo hace) entre algodones luego de la inesperada lesión al arribar otra vez a la Juventus en el pase más resonante del mercado italiano, mientras que ni Kanté en el Chelsea, ni Varane en el Manchester United y mucho menos Umtiti en el Lecce y tras más de dos años sin continuidad, garantizan la misma solidez. Acaso sea momento para que tenga lugar Dayot Upamecano como zaguero central, y es muy posible que veamos a Benzema (ya amnistiado) en el ataque. El caso más extraño es el de Griezmann, que apenas juega treinta minutos por partido en el Atlético Madrid por problemas burocráticos entre el Barcelona (club que prestó su pase) y los rojiblancos, y eso le quita competitividad.
Francia podría volver a ser rival de Argentina en los octavos de final, tal como en el Mundial pasado en el que los galos se impusieron 4-3, pero para que esto ocurra, deberán terminar en los puestos cruzados de sus grupos y no en la misma posición.
Brasil es otro de los eternos candidatos y más aún con la constelación que tiene en este momento, aunque haya perdido la final de la pasada Copa América contra Argentina en el Maracaná hace poco más de un año. Su claro liderazgo en el grupo clasificatorio, y la aparición de nuevos cracks como Lucas Paquetá, Bremer, Raphinha, Antony o Pedro (atención con el nueve del Flamengo, el mejor jugador de la Copa Libertadores) puede significar un gran aporte, sumado a la base de los torneos anteriores.
Una de la incógnitas es el tema físico, que le jugó malas pasadas en torneos anteriores, y el particular momento que viven algunos de sus jugadores más decisivos como Casemiro, que luego de una década cambió la liga española por la inglesa, o su compañero del Manchester United Fred, que juega en un equipo que por ahora no ha funcionado. En cambio, tras idas y vueltas en las que parecía que cambiaba de equipo, Neymar viene teniendo un excelente inicio de temporada en el PSG, o que eleva las ilusiones verde-amarillas.
El tercer equipo que podría tener un gran Mundial es España. “La Roja” ha vivido momentos de turbulencia en este ciclo cuando su entrenador, Luis Enrique Martínez, tuvo que dejar al equipo para dedicarse por completo a su hija, que padecía una enfermedad terminal, pero regresó con todos los bríos y dispuesto a apostar a una clara identidad colectiva de juego. Sin el peso necesario en las dos áreas (acaso su mayor déficit), por la larga lesión (y algunos desacuerdos) de Sergio Ramos, el otro problema parece estar en el gol.
El ex entrenador del Barcelona apuesta por Álvaro Morata como fijo, y va variando a los delanteros, y en cambio, el mediocampo parece el lugar de mayor elaboración con jugadores como Rodri, Pedri o Gavi, más el remanente de la vieja guardia con Sergio Busquets o Koke, y la potencia de Marcos Llorente, que también puede ser lateral.
Sin haber ganado títulos en este ciclo, España se las rebuscó para ser finalista olímpico en Tokio, finalista de la Liga de las Naciones en Milán (eliminando a Italia en semifinales) y semifinalista de la Eurocopa, en la que apenas cayó por penales ante Italia.
Es cierto que sufrió más de la cuenta en el grupo clasificatorio, en el que estuvo cerca de depender de Suecia para no caer en el repechaje, pero con la ayuda de la fortuna y ganando a los nórdicos el partido decisivo, encontró una plaza para Qatar.
Hay, también, varias incógnitas. Entre ellas, si por fin Bélgica dejará de lado sus complejos cuando se acerca la hora de la verdad y esta enorme generación de los De Bruyne, Hazard, Lukaku, Witsel o Courtois podrá ganar algo importante. O si Alemania, de ciclo titubeante en los grandes torneos, aunque de tranquila clasificación, podrá revertir estos malos años con la llegada de Hans-Dieter Flick, el DT que ganó la Champions League con el Bayern Munich en 2020, cuando parecía que sólo estaría en una transición. O si por fin Inglaterra, que no pudo ganar la Eurocopa en su casa pero que viene trabajando muy bien con el inteligente Gareth Southgate y la generación de los Sterling, Stones, Kane, Saka, Alexander Arnold o Mount, podrá llevarse un título que se le niega (a todo nivel, en el equipo absoluto) desde 1966.
Entre los europeos, también queda la incógnita sobre Portugal, otro de los equipos que tuvo protagonismo en estos años, con el gran interrogante del momento de forma que atraviesa el ya veterano Cristiano Ronaldo (en febrero cumple 38) pero ya sabemos que se transforma en los momentos decisivos. Bernardo Silva, Bruno Fernandes, Ruben Dias, Joao Féliz o Joao Cancelo le otorgan respaldo a la idea de una posible candidatura de Portugal, que ya supo ganar la Eurocopa de 2016 en Francia y que sigue comandado por la sabia mano izquierda de Fernando Santos.
Entre las sorpresas, apenas Senegal aparece como un de ellas en el continente africano y Canadá por el lado de la Concacaf, aunque le tocó un grupo sumamente difícil con Bélgica y Croacia. Del lado sudamericano, habrá que ver cómo responde Uruguay con el recambio de Diego Alonso por el “Maestro” Oscar Tabárez y una nueva camada liderada por Ronald Araujo, Rodrigo Bentancur, Federico Valverde o Giorgian De Arrascaeta, siendo claramente el último mundial de la depredadora dupla de Edinson Cavani y Luis Suárez. Ambos, al igual que otro de los líderes históricos, Digo Godín, llegan con escaso roce en el primer nivel y esto puede terminar influyendo en el recorrido.
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