Julián Álvarez fue recibido como un campeón en su Calchín natal, (pueblo del centro/este de Córdoba de apenas 2.000 habitantes) y, en el discurso emotivo que les brindó a todos los que se acercaron a saludarlo, tuvo un gesto que denotó que, ni siquiera en este momento, perdió la humildad.
Al borde de las lágrimas y cortando cada dos por tres con su speech para tomar agua porque no podía continuar con el nudo en la garganta que tenía, el ex River, revelación total de este Mundial, se acordó y les pidió a perdón a todos aquellos que le mandaron mensajes de felicitación por el título y no les pudo responder.
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"También quiero aprovechar este momento para pedir disculpas, sabrán entender, que no puedo responder todos los mensajes de cariño y apoyo. Son muchos, pero sepan que los veo, que llegan y me hacen sentir muy bien", expresó el delantero del City.