Completado el cuadro de los cuartos de final de esta extraña edición pandémica de la Champions League, el Bayern Munich aparece nítidamente como candidato al título, no sólo por tener una máquina aceitada y un plantel completo, sino porque al liquidar la serie de octavos de final por un elocuente 7-1 al Chelsea, no debió casi esforzarse en el segundo partido como local y llegará con mucha tranquilidad a disputar su llave con el Barcelona el próximo viernes
Por Sergio Levinsky, Especial para Jornada
El 27,35 por ciento de los 117 periodistas de 59 países consultados por la Asociación Internacional de Prensa Deportiva (AIPS) se inclinaron por el Bayern como gran candidato a ganar la Champions, y recién como segundo equipo aparecía el Real Madrid (ya eliminado), con el 15,38 por ciento (bastante lejos de los alemanes), y tercero el Manchester City (12,82 por ciento), y todo esto, antes de que se disputaran los cuatro partidos post-pandemia que completaron los octavos de final.
Desde ahora, los ocho equipos que quedan en el certamen se enfrentarán a partido único desde el miércoles (uno por día) hasta el sábado, todos en Lisboa, y el que gane avanzará directamente a la semifinal, sin revanchas, como forma de adelantar la definición por la extraña época del año en el que se disputa el torneo, cuando habitualmente finaliza entre los últimos días de mayo y la primera semana de junio.
Si el Bayern aparece como el equipo a vencer, luego de haberse quedado con los dos títulos locales (Bundesliga y Copa Alemana), no sólo hay que hacer mención a sus enormes figuras, como el arquero Manuel Neuer, que retomó la continuidad luego de una larga lesión, o los muy técnicos laterales David Alaba y Alphonse Davies, volantes como Thiago Alcántara o Joshua Kimmich, y especialmente, atacantes como Thomas Múller y el temible polaco Robert Lewandoski (13 goles en 7 partidos, a casi dos goles de promedio), sino el muy buen trabajo, con acento en la recuperación de la confianza, de su entrenador Hans Dieter Flick, al que la comisión directiva recurrió para que apagara el incendio cuando el pasado 3 de noviembre fue elegido interinamente para sustituir a Niko Kovac, en lo que parecía encaminarse hacia una temporada para el olvido.
El Bayern fue creciendo en todos los sentidos y ya el Chelsea no tuvo nada que hacer ante la imponente máquina alemana de jugar, y que por si no fuera poco, cuenta con toda clase de variantes. Sin embargo, el partido de cuartos del 14 será una de las grandes pruebas, cuando le toque enfrentar al Barcelona, que tiene como carta principal, y hoy casi única, a la gran estrella de Lionel Messi, quien si no hizo la mejor temporada de su carrera, llegó ya a los 31 goles y su equipo depende casi exclusivamente de él, muy lejos de los tiempos en los que contaba con Xavi Hernández o Andrés Iniesta para manejar los hilos y que el argentino participara de la puntada final.
En el Barcelona actual, Messi no tiene socios, sino ejecutantes, muy buenos jugadores en casi todos los puestos pero que no alcanzan a ser generadores de fútbol en el mismo nivel, si bien en una buena noche pueden generar producciones interesantes, pero se trata de un equipo que viene de varios traumas en la temporada, desde perder la Liga en el último tramo en manos de su archirrival, Real Madrid, hasta los conflictos con su cuerpo técnico, encabezado por Quique Setién, quien hasta ahora no ha conseguido solidez en el juego, ni tampoco defensivamente (como bien lo demostró ayer el Nápoli en el Camp Nou pese a caer 3-1) y todo depende de que el genio frote la lámpara, algo que nadie osaría descartar si nos basamos en su capacidad.
Del mismo lado de la llave, pero el sábado que viene, y en el último partido de los cuatro, el Manchester City aparece como claro favorito ante un duro Olympique de Lyon, que no sólo dio una de las sorpresas de los octavos de final eliminando a la Juventus de Cristiano Ronaldo (otra vez sin Champions, su gran objetivo de la temporada en la que ya ni alcanzó ganar el noveno Scudetto consecutivo de la Serie A, al punto de echar horas más tarde de la eliminación a su entrenador Maurizio Sarri y ya anunciar al nuevo, Andrea Pirlo), sino que casi le birla la Copa de la Liga francesa nada menos que al PSG, que lo derrotó en el último penal tras empatar en los noventa minutos y en el alargue.
Pero si el Olympique es un hueso duro de roer, con un entrenador muy capaz como Rudy García (si bien no se clasificó para las copas europeas de la próxima temporada), el Manchester City, aún con una baja sensible como la de su goleador Sergio Agüero, acaba de probar su fortaleza y su convicción en el juego ante el Real Madrid, al que eliminó ganándole los dos partidos, aunque fue más claro el de la ida en el Santiago Bernabeu. En cambio, en el Etihad Stadium aprovechó dos poco habituales errores de un gran marcador central como el francés Raphael Varane, y administró los minutos ante un rival nada fácil, que hasta amenazó con complicarlo cuando su goleador Karin Benzema empató parcialmente con un cabezazo.
El Manchester City tuvo vaivenes en la temporada, lo que lo dejó esta vez demasiado lejos del campeón de la Premier League, el Liverpool, y tampoco hizo pie en la Copa inglesa, quedándose con la Copa de la Liga, por lo que esta Champions puede actuar como revulsivo y también aparece como un gran desafío para su laureado entrenador, Josep Guardiola, quien no ha podido ganarla desde que dejó el banco del Barcelona en 2012, si bien siempre fue protagonista con sus equipos.
Del otro lado de la llave, el primer partido de cuartos, siempre en Lisboa, como sede única, lo jugarán una de las grandes sorpresas no sólo del torneo sino del continente en la temporada, el Atalanta de Gian Piero Gasperini, que paseó su fútbol de exquisita técnica por todas las canchas italianas y muchas de Europa y con una envidiable capacidad de gol (marcó nada menos que 98 en la Liga) aunque no parece llegar en el mejor momento, si nos atenemos al final del torneo local y tal vez deba prescindir de una de sus figuras, Josip Ilicic, deprimido por problemas familiares, aunque sí contará con otro de sus grandes jugadores, el argentino Alejandro “Papu” Gómez. Los negro-azules enfrentarán nada menos que al poderoso PSG francés, que por fin lograron traspasar la barrera de los octavos de final de la Champions.
El PSG, junto al Bayern y al Manchester City, es uno de los equipos con mayor cantidad de jugadores de primer nivel en su plantel, y si se trata de capacidad técnica, pasa a ser favorito de la serie, aunque el Atalanta ya ha probado que no se amedrenta ni contra los grandes y lo sabe bien la Juventus, que la padeció en la Liga y que a duras penas le consiguió empatar en el final.
Cierra el cuadro de cuartos de final el Atlético Madrid de Diego Simeone, que no sólo logró una envidiable continuidad y gran rendimiento en toda la década, sino que dio el gran golpe de los octavos de final al eliminar al campeón, Liverpool, y en un infartante alargue en Anfield, en el que comenzó perdiendo. Los “colchoneros” no sólo son fuertes anímicamente sino que por las características del equipo, y por el formato del torneo, los favorece mucho la situación. Acaso una llave con ida y vuelta, contra un equipo de plantel más poderoso, le podía complicar más, pero a partido único, las cosas cambian y la estrategia pasa a ser fundamental, y ya lo sabe el Barcelona, al que eliminó en la pasada Supercopa de España, y le generó una enorme crisis institucional.
El Atlético tendrá enfrente a un duro rival como el Leipzig, equipo que eliminó al Tottenham aunque eso fue ya hace muchos meses y habrá que ver cómo llegan los dirigidos por el interesante Julian Nagelsmann, de sólo 33 años, llamado a ser uno de los entrenadores de renombre para un futuro próximo. Uno de los desafíos de los alemanes será encontrar pronto reemplazo de una de sus grandes figuras, el delantero Timo Werner, recientemente transferido al Chelsea. En todo caso, el interesante duelo entre Atlético y Leipzig presenta a dos equipos con estructuras muy trabajadas. El Atlético, aún con un plantel algo corto, ya demostró demasiadas veces que no hay que menospreciarlo ni darlo de baja antes de tiempo, y menos en un formato de Champions como el actual.
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