El superintendente general de Irrigación, Sergio Marinelli, explicó las razones por las cuales el Poder Ejecutivo provincial remitió a Diputados un proyecto de ley para disolver el Ente de Agua y Saneamiento (EPAS) y transferir parte de sus funciones al organismo que conduce y que desde hace 139 años administra el recurso hídrico en toda la provincia y para todos sus usos.
“Hemos venido trabajando en un ordenamiento del sistema hídrico en Mendoza, porque la problemática que se va generando tiene que ver no solo con problemas actuales sino también con cómo se va comportando el crecimiento urbano, en especial del Gran Mendoza. La problemática hídrica de Mendoza y fundamentalmente con el cambio climático, la falta de inversión que ha habido y la poca calidad que tiene el servicio en general requieren tener un plan que consolide todas estas cosas”.
“A su vez, la situación institucional del EPAS es muy débil frente a lo que debe ser un nuevo objetivo de empresa pública y de los municipios prestadores. Se está manejando según las obligaciones de la empresa privatizada, que tenía un objetivo distinto. Entonces, ahora hay que replantearse todo esto en el marco de un plan general, dentro del cual tienen que disminuir los consumos de agua. Hacia futuro tiene que haber una planificación en coordinación con municipios”.
“Hoy por hoy, en lo fundamental, el EPAS no funciona. En cambio, Irrigación tiene un poder muy distinto. Además, es quien le da el agua a las empresas y municipios prestadores del servicio de agua potable para que la traten, la distribuyan, para que después la volvamos a recibir en las plantas de reúso. El reúso debe hacerse de mejor manera a futuro, cuando nos falte”.
“En síntesis, en vista a la expansión de los servicios, a la calidad de los servicios actuales, a cómo se debe invertir y de qué manera, además de controlar, no tiene las posibilidades un ente como lo es el EPAS. Tiene más chances de hacerlo un organismo como Irrigación”, explicó.
“Irrigación es un organismo autónomo, autárquico y no tomo este cambio en términos de poder personal. El mayor poder formal lo tiene Irrigación y lo tiene el superintendente en sus atribuciones. El mayor poder real a veces lo tiene un tomero, que es el que maneja el agua”, concluyó Marinelli.