El 22 de febrero del 2012, un tren de la línea Sarmiento, repleto de pasajeros en su mayoría trabajadores y estudiantes, chocó violentamente contra el andén en la estación de Once. El impacto, provocado por la falta de mantenimiento de los equipos de frenado y la negligencia en la gestión ferroviaria, resultó en la pérdida de 51 vidas, un bebé por nacer y cientos de heridos.
Este jueves se cumplen 12 años de la tragedia, un hecho que dejó una profunda marca en la memoria del país. Se hicieron dos juicios en los que se condenaron a más de 20 funcionarios y directivos de la empresa ferroviaria. A pesar del paso del tiempo, el dolor de los sobrevivientes sigue latente. Todos los aniversarios se rinde homenaje a las víctimas, con velas y carteles con sus rostros, para renovar el pedido de “ju5t1cia”.Familiares de víctimas de la tragedia deOnce en las escalinatas de la estación.
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Cronología de una tragedia: así fue el terrible choque en la estación de Once
Era mitad de semana y hacía calor, pero se trataba del primer día hábil después de los feriados de carnaval, por lo que el tren estaba repleto, mucho más lleno que de costumbre. La formación salió temprano desde Moreno con más de mil pasajeros y tenía como destino la ciudad de Buenos Aires, más precisamente la estación de Once.
Se trataba de una formación identificada con la chapa 16, que tenía 50 años de antigüedad. Este modelo llegó a la Argentina desde Japón en 1960. Eran trenes que estaban hechos especialmente para transporte urbano, pero que necesitaban mantenimiento continuo.trenchapa 16 que terminó estrellándose contra el andén en la estación de Once.
La empresa Trenes de Buenos Aires S.A. (TBA) tenía la concesión del servicio en ese momento. Era muy criticada por las fallas y demoras que los usuarios padecían a diario. Vagones oxidados, agujeros en el piso por donde se podían ver las vías y puertas trabadas, eran algunas de las falencias que presentaba esta firma.
El primer maquinista que manejó el convoy 3772 de TBA era Leonardo Ariel Andrada, un hombre de 53 años que llevó la formación hasta Castelar. Allí se hizo el cambio de chofer ferroviario, donde subió Marcos Córdoba, un joven de 25 años en aquel momento.
El “chapa 16″ no estaba en las mejores condiciones, según las pericias técnicas que se hicieron tras el accidente. Había estado en el taller durante algunas semanas y apenas 15 días antes había sido puesto en funcionamiento nuevamente. La falla más preocupante eran los frenos: de 8 compresores que debía tener, solo contaba con 4.
Esta pieza mecánica fue clave en el siniestro, ya que sin ellos el tren puede sufrir lo que se denomina “freno largo”, lo que provoca una detención lenta y desfasada en cualquier formación pesada. Para colmo, en la cabina no estaba funcionando el velocímetro.
Al llegar a Caballito, en el tren viajaban cerca de 2000 pasajeros. A pesar del exceso de personas, la formación avanzó a máxima velocidad hacia la última parada: la estación de la tragedia.
Mientras se preparaba para llegar a la terminal, Córdoba comenzó las maniobras para desacelerar. Unos 300 metros antes de ingresar al andén 2 donde tenía que terminar el recorrido, el chofer puso la marcha del tren en posición neutro, anulando lo que se conoce como “hombre muerto”.
Para ese momento, todos los pasajeros ya estaban parados, esperando junto a la puerta para bajar. El ingreso del tren se hizo a unos 27 kilómetros por hora, velocidad poco recomendada para arribar, pero todavía tenía un poco de recorrido para ir frenando.
Sin embargo, a las 8.33 de la mañana, el tren llegó a desacelerar solo hasta los 20 km/h y no logró frenar a tiempo: terminó impactando violentamente contra los paragolpes del andén.
La imagen del tren destruido fue impactante. La cabina del conductor quedó intacta, pero el fuerte choque comprimió los primeros tres vagones. Bomberos, ambulancias, empleados ferroviarios y pasajeros, todos trabajaron a la par para rescatar a las personas atrapadas.Una formación de la línea Sarmiento no logró frenar cuando llegaba a la cabecera de Once. (Foto: Leonardo Zavattaro/Télam)
En total, murieron 52 pasajeros y 789 resultaron heridos. Entre las víctimas fatales había personas de distintas nacionalidades, un nene de 4 años y un bebé en gestación.
Con las pericias posteriores se determinó que algunos perdieron la vida por la violencia del impacto, mientras que otras fallecieron después de estar horas debajo de otros cuerpos, por lo que se terminaron asfixiando.
Ese fue el caso de Lucas Menghini Rey, quien fue encontrado entre los vagones 3 y 4, dos días después de la tragedia luego de una intensa búsqueda y con ayuda de las imágenes de las cámaras de seguridad. Tenía 20 años y fue el último cuerpo en ser rescatado.
Negligencia y falta de mantenimiento: las causas de la tragedia
En el fallo judicial, el Tribunal consideró que el imputado Marcos Antonio Córdoba “violó reglas de la buena conducción ferroviaria y la normativa que rige tal actividad, al superar los límites de velocidad máxima establecidos para el recorrido e ingreso a la estación terminal”.
También destacaron “la anulación del freno de emergencia conocido como hombre muerto” que hizo Córdoba, y “la aplicación en forma tardía y sin los recaudos que ameritaba un sistema de detención que se presentaba con el fenómeno de ‘freno largo’, situación que el propio motorman conocía de antemano”.
“A través de esos incumplimientos, el nombrado incrementó el riesgo propio de la actividad ferroviaria por encima del permitido, peligro que finalmente se concretó en el hecho causado, en particular, en el impacto de la formación”, añadie.Mrcos Córdoba, el maquinista condenado por la tragedia de Once. (Foto: Télam)
El maquinista confesó que anuló sin querér el dispositivo de frenos. “Yo tengo responsabilidad, anulé el dispositivo, pero no lo hice a propósito, nunca imaginé que algo así podía ocurrir”, señaló tras el juicio.
En cuanto a la responsabilidad de la empresa, el Tribunal consideró: “Tomaron la decisión de omitir las tareas de mantenimiento a su cargo y sistemáticamente no ejecutaron los planes que en tal sentido se encontraban obligados a cumplir”.
También acreditaron que “la deliberada decisión de las autoridades de TBA de no realizar el mantenimiento sobre los bienes concesionados ocasionó un paulatino deterioro del material rodante y la disminución de su vida útil, ocasionándose así un enorme perjuicio al patrimonio estatal”.
Los jueces afirmaron que hubo “una falta de control de la empresa de las velocidades máximas de las formaciones mediante la implementación de sistema de detección en las cabinas o de un sistema de GPS”.
A esto sumaron la carencia de sistematización de los controles de fallas y reportes. “Esto hizo que, aun siendo identificada esa falla de ‘freno largo’ el día anterior, no pudiera sistematizarse e informarse debidamente con el fin de sacar de circulación la formación”.
Por último, aseguraron que “la excesiva cantidad de personas transportadas, sumado a la cancelación de formaciones el primer día hábil en la vuelta de los feriados de carnaval, fue concluyente para explicar las razones de la tragedia”.
Once I: las condenas del primer juicio
La etapa de instrucción estuvo a cargo del exfiscal federal Federico Delgado, bajo el control del juez de instrucción federal Claudio Bonadio. En febrero de 2013, se elevó la causa a juicio oral con 28 procesados por los delitos de “defraudación contra la administración pública” y “descarrilamiento culposo”.
El 18 de marzo de 2014 comenzó el primer juicio ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 (TOCF2), integrado por los jueces Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Alberto Tassara y Jorge Luciano Gorini. El debate se extendió hasta el 29 de diciembre de 2015, cuando el Tribunal dictó 21 condenas y 7 absoluciones.
Las penas más altas fueron para Juan Pablo Schiavi, exsecretario de Transporte, que recibió ocho años de cárcel; el expresidente de TBA, Sergio Cirigliano, fue condenado a siete años; y el funcionario Ricardo Jaime, a seis años, luego de que la Cámara de Casación le revocara la sentencia por estrago culposo. A Córdoba, por su parte, le dieron tres años y tres meses de prisión.
El 8 de mayo de 2018, la Sala Tercera de la Cámara Federal de Casación Penal dictó la sentencia de segunda instancia en el juicio Once I, confirmando en lo sustancial el fallo previo, pero reduciendo las penas de todos los condenados y absolviendo a Daniel Lodola, gerente de la Línea Sarmiento.
Otros funcionarios condenados:
- Marcelo Calderón, director de Cometrans;
- Jorge Álvarez, director de TBA;
- Sergio Tempone, gerente de Operaciones de TBA
- Carlo Michele Ferrari, presidente de TBA;
- Jorge De Los Reyes, vicepresidente de TBA;
- Carlos Pont Verges, director de TBA
- y 10 directivos de TBA más;
Once II: el segundo juicio
El mismo fallo ordenó extender la investigación en el organigrama gubernamental, más en concreto hacia el ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de aquel entonces: Julio de Vido.
El 27 de septiembre de 2017 comenzó el segundo juicio por la tragedia de Once, conocido como Once II, ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 4 compuesto por los jueces Pablo Bertuzzi, Guillermo Costabel y Gabriela López Iñíguez.
En el banquillo de los acusados se sentaron el diputado nacional Julio De Vido, que era ministro de Planificación en febrero de 2012, y Gustavo Simeonoff, quien era responsable de la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios Públicos (Uniren).
El 10 de octubre de 2018, el TOCF4 absolvió a De Vido por el estrago ferroviario, aunque lo condenó por administración fraudulenta a cinco años y ocho meses de prisión, además de inhabilitación a ejercer cargos públicos de por vida. También absolvió de todos los cargos a Gustavo Simeonoff.
A pesar de que su pena fue ratificada por dos tribunales, De Vido la cumple de manera domiciliaria al no haber sido aún ratificada en última instancia por la Corte Suprema.
Cómo se cumplen las condenas y cuál es la situación de los principales acusados
Los imputados que fueron condenados recibieron beneficios como la libertad condicional o prisiones domiciliarias, lo que llevó a que hoy no haya detenidos en establecimientos del Servicio Penitenciario por el hecho, con excepción de Ricardo Jaime, que cumple pena por otros delitos.
Marcos Córdoba: estuvo preso en Marcoz Paz. El 7 de abril de 2020, el Tribunal Oral Federal (TOF) N°2 rechazó la solicitud de arresto domiciliario para el maquinista, que había sido pedida con el argumento de la pandemia. El 30 de septiembre de ese mismo año le otorgaron la libertad condicional y un año después cumplió su condena.
- Ricardo Jaime: el 21 de abril de 2020, la Cámara Federal de Casación Penal rechazó un pedido para beneficiarlo con el arresto domiciliario. A la fecha sigue preso por enriquecimiento ilícito y decena de hechos de corrupción.
- Juan Pablo Schiavi: el 15 de noviembre del 2021, el Tribunal Oral Federal N°2 concedió la libertad condicional para el exsecretario de Transporte, tras cumplir dos tercios de la condena a cinco años y medio de cárcel.
- Sergio Cirigliano: el 23 de junio del 2022, el Tribunal le concedió la libertad condicional tras un cómputo del tiempo de detención que incluyó un acortamiento de los plazos por haber cumplido un “estímulo educativo”.
La tragedia de Once no es solo una marca en el calendario o una estadística en la historia argentina, es un recordatorio persistente de las vidas que se perdieron a causa de la negligencia y el error humano, estatal e institucional. También es un llamado a la memoria y a la justicia.