Pablo Ventura, el remero de Zárate que fue incriminado falsamente por los rugbiers en las primeras horas de la investigación del crimen de Fernando Baéz Sosa en Villa Gesell, aseguró este miércoles hoy que "no le sorprendió" lo que hicieron los ocho acusados del homicidio porque ya habían tenido peleas y agregó que no sabe puntualmente quién lo involucró en el hecho ni el motivo.
"No me sorprendió nada lo que hicieron porque ya tuvieron peleas" en Zárate, dijo el joven sobre los ocho acusados, al ingresar cerca de las 8.10 a los tribunales de Dolores para declarar como testigo en la tercera audiencia del juicio por el crimen de Báez Sosa (18).
Acompañado de su padre, José María, el joven afirmó en declaraciones a la prensa que no sabe cómo se va a sentir cuando los tenga frente a frente, aunque adelantó: "Con buena cara no los voy a mirar".
Quién es Pablo Ventura, al que los rugbiers culparon por la muerte de Fernando Báez Sosa
Hace casi tres años, Pablo Ventura fue implicado falsamente por los rugbiers en el asesinato de Fernando Báez Sosa. Este remero oriundo de la ciudad de Zárate estuvo preso, aunque por falta de pruebas fue liberado y sobreseído de la causa poco después.
En diciembre de 2021 se conoció que el joven demandó al Ministerio Público Fiscal del Poder Judicial bonaerense por 10 millones de pesos como resarcimiento por los daños sufridos por esa "infundada e injusta detención".
Qué dijo Pablo Ventura antes de declarar en el juicio
"Yo los conocía de vista, es una ciudad chica Zárate, hay un solo boliche y nos cruzábamos ahí", recordó al referirse a los imputados.
El joven sostuvo que hasta el día de hoy desconoce cuál de los ocho rugbiers lo mencionó como integrante del grupo en los momentos posteriores al crimen y cuando él estaba en Zárate.
"Al día de hoy no sé quién fue, nadie me lo dijo. Hasta el día de hoy no sé por qué me acusaron", expresó.
Ventura salió a cenar la noche del 17 de enero de 2020 con su familia a un restaurante de Zárate y tras ello se fue a dormir sin imaginarse que horas después quedaría detenido por un asesinato cometido a unos 470 kilómetros de donde él se encontraba.
Fueron detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Campana quienes lo detuvieron en Zárate luego de que uno de los entonces diez rugbiers
En una entrevista que dio tiempo atrás, Ventura recordó cómo fueron los momentos en los que la Policía llegó a su casa el mediodía de aquel 18 de enero y lo trasladó a la sede policial de Campana.
"Me dijeron que solo tenía que ir a testificar a Campana, recién ahí me dicen que debían llevarme a Villa Gesell. Yo no sabía nada de lo que había pasado. Al llegar allá, me dicen que me acusaban de asesinato. Fue una situación horrible", recordó.
El joven contó que fue trasladado en patrullero a la localidad balnearia y estuvo tres días detenido en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI), en una celda "totalmente solo".
"El primer día fue horrible, todos me miraban como si yo fuera el asesino", dijo el remero.
Finalmente, por falta de pruebas y tras comprobarse que no había salido de Zárate la noche del hecho, Ventura fue excarcelado el 21 de ese mismo enero de 2020 por pedido de la fiscal de Villa Gesell a cargo de la causa, Verónica Zamboni, y la orden del juez de Garantías David Mancinelli.
Además de Ventura hoy declararán en calidad de testigos en la tercera audiencia en el juicio otros tres amigos de la víctima, un grupo de trabajadores del boliche "Le Brique" y dos efectivos policiales.
Fuentes judiciales indicaron que, tras las dos primeras audiencias del proceso oral, en las que brindaron declaración los padres de la víctima, Graciela Sosa Osorio y Silvino Báez y nueve amigos de la víctima, la nueva ronda de testimonios se pondrá en marcha desde las 9 ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de Dolores y tendrá 12 testimonios.
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Ex dueño de Le Brique desligó de responsabilidades al boliche
Maximiliano Vázquez consideró que el boliche al que asistieron Fernando Báez Sosa y los rugbiers no tiene ninguna responsabilidad en el asesinato cometido enfrente al mismo, a pesar de haberse iniciado una discusión dentro del local bailable.
En diálogo radial, Vázquez recordó que en más de 20 años que estuvo al frente del boliche nunca sucedió un episodio de estas características y, en ese sentido, aseguró que "lo de Fernando comienza en la discoteca como podría haber empezado en una plaza, un cine, un supermercado o en cualquier lugar".
Consideró que el crimen fue producto de "una banda de tipos que salen a matar, a pegar, a hacerse los guapos, a destruir y lo hacen en canchas de futbol, en recitales, en la sociedad, lamentablemente lo hacen en todos lados".
Cuando fue el turno de uno de sus mejores amigos, Lucas Filardi, quien aseguró que Fernando “era muy honesto y se esforzaba mucho por todo. Por que también, yo qué sé... Nosotros tuvimos mucha suerte de que el viaje a Gesell nos lo pagaron nuestros padres, pero él se lo quiso pagara él y trabajó para hacerlo”.
Filardi detalló el inicio del ataque por parte de los rugbiers hacia Báez Sosa: “Le pegaron patadas, había cuatro o cinco personas pegándole”. Además, indicó que “creería que fue Luciano Pertossi quien me pegó a mí”.
El mejor amigo de Fernando habló de “patadas en el pecho y en la cabeza” y explicó dónde se encontraba al momento del crimen, mientras se mostraban imágenes en la pantalla. “Fue un instante en que vino gente gritando y le pegaron. Se cayó al piso, y ahí fueron patadas y piñas. No hubo acto de defensa”, explicó.
A través de las preguntas de Burlando y los videos proyectados, el joven aseguró que Fernando recibió un golpe “firme, fuerte, a la cara”. Posteriormente, el abogado le pidió al testigo que recreé las patadas recibidas por los presuntos asesinos, lo que provocó la queja del abogado defensor, Hugo Tomei.
Graciela Sosa, se descompensó luego de ver los videos del ataque a su hijo y debió recibir asistencia médica. El hecho obligó a suspender momentáneamente el proceso.
Minutos después, al concluir la audiencia, Sosa y su marido hablaron con la prensa en las afueras de los tribunales.
"En un momento me sentí re mal por ver cómo atacaban a Fernando. Ya estaba tirado en el piso e imploraba clemencia para que dejaran de golpearlo. Es muy difícil para una madre ver eso", contó la mujer entre lágrimas.
Acto seguido, dijo: "Me apoyo mucho en Dios, agarro fuertemente este Rosario, y pienso en que tengo que estar fuerte para seguir buscando justicia por él. Fernando merece una justicia ejemplar, que no vuelva a haber otro Fernando".
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Recordemos que las audiencias comenzaron el 2 de enero en los tribunales de Dolores, y el proceso tendrá más de 100 testigos.
En esta tercera jornada del juicio oral, está prevista que la cierre el testimonio del oficial subinspector Edgardo Lawrenczuk, y de Maximiliano Rosso Suárez: el policía que le practicó RCP a la víctima e, incluso, intentó reanimarlo con un desfibrilador.